5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
30 de abril de 2022 / 14 Comentarios
No acostumbro a leer biografías. De hecho Prohibido nacer me la regaló alguien, no recuerdo quien, pero desde luego acertó. Es la autobiografía del cómico Trevor Noah, en cuyas páginas aparece este párrafo genial. No lo explico para animarte a que leas el libro, publicado por Blackie books, que es (casi siempre) garantía de calidad. Tanto es así que Prohibido nacer ha conseguido replantearme mi tonta aversión a las biografías.
Tengo una compañera de trabajo y amiga con la que suelo debatir sobre mis posicionamientos ideológicos. Con frecuencia ella me formula una pregunta concreta sobre el tema que estemos debatiendo, pregunta que acaba con un ¡pero contéstame sí o no! Casi siempre respondo pues depende. Le contesto así porque es que hay preguntas que no admiten como respuesta un sí o no. Pondré el siguiente ejemplo:
Vaya por delante que no pretendo denostar la iniciativa de la Universidad de La Rioja. Muy al contrario, me ilusiona que en la universidad debatan sobre este tema. Simplemente me llamó la atención y me ha venido muy bien como ejemplo de la apología del depende que quiero hacer ¿Por qué? En primer lugar cabría preguntarse que se entiende por contraprestación y sobre todo a qué prestaciones publicas se están refiriendo.
Porque prestaciones públicas recibe mucha gente. Las personas trabajadoras en régimen autónomo, las familias numerosas o personas con discapacidad sea cual sea su nivel de ingresos a través de bonificaciones, que suponen en definitiva un coste para las administraciones y un ahorro para quienes las reciben. Reciben subvenciones quienes quieren abrir un negocio, rehabilitar su vivienda... o prestaciones propiamente dichas a personas en desempleo, ERTES, empresarias, etc.
En segundo lugar, supongo que la pregunta en realidad es ¿Debería haber obligatoriedad de contraprestación por parte de las personas en situación de pobreza que reciben dinero público para su subsistencia? y ya entraríamos en aclarar qué se entiende por contraprestación.
Resumiendo, en un debate de este tipo es necesario aclarar previamente los términos para poder esgrimir correctamente los argumentos y no digo que este sea el caso. Si lo fuese, ante esta pregunta yo contestaría: Depende. Igual en otros casos porque no acepto la premisa, no digamos cuando se trata de preguntas muy capciosas en redes sociales. No caigamos en la trampa de contestar, por favor.
También en la universidad, esta vez de Almería, se organizó un debate en una clase de trabajo social referido a un supuesto práctico de una familia con violencia machista y menores a su cargo. La pregunta era ¿Debería denunciarse la violencia machista que ejercía el progenitor sobre la madre? Me lo contó una alumna y familiar mía.
Posteriormente tuve la oportunidad de dar una charla en esa clase lo que me valió para retomar ese debate y decirle al alumnado lo que no quería escuchar: que todo el mundo tenía razón y nadie la tenía porque ese debate no admite, per se, un sí o no. Les dije además que no esperen que nadie les enseñe a resolver casos porque eso no se enseña. Y quien diga lo contrario está engañando a la gente que quiere aprender, sea en una clase o sea en un manual. Lamento ser así de taxativa.
Lo que podemos aprender —o enseñar— es el manejo de elementos teóricos que nos ayuden a comprender, dígase la teoría de la comunicación humana y técnicas que nos ayuden a intervenir como por ejemplo la entrevista motivacional.
De nuevo, depende. Mi alumnado en supuestos prácticos puede dar fe de que ante cada pregunta que me hacen les respondo con un depende. Porque no debemos enseñar intervención social como quien arregla una televisión. Yo les enseño a contestar a lo que se les pregunta del modo lo más científico posible y les facilito herramientas para entender lo que pueda estar sucediendo en el caso. Es más, resto importancia a la solución del caso y les recuerdo que puede haber diversas opciones todas ellas válidas.
Entiendo que el profesorado organice este tipo de debates, que pueden resultar muy didácticos. El problema no son los debates en sí, el problema es que, en mi opinión, nos falta el aprendizaje en la universidad y un mayor desempeño en el ejercicio profesional en torno a tres elementos conceptuales imprescindibles, que son el sustento de mi apología del depende.
El primero es el abordaje de la intervención desde el paradigma de la complejidad. Cada problemática contiene tantas variables y matices que la hacen única y es por ello que, pongamos por caso, ante una problemática de violencia machista con menores en unos casos convendrá denunciar y en otros no.
El segundo es el dilema ético, el ejemplo por excelencia de la apología del depende. La formación en ética en general y en dilemas éticos y su resolución a través de alguno de los modelos que la literatura científica ofrece es, a mi juicio, básica.
El tercero en esta apología del depende es la mochila de la persona profesional, que debe ser adecuadamente gestionada, comenzando por nuestra cosmovisión, pasando por la gestión de nuestras propias emociones, sesgos, etc. Porque, querámoslo o no, la actuación profesional ante un caso de violencia machista no es la misma si la profesional implicada es hija de un padre agresor. De ahí la importancia de la supervisión profesional.
Acabo esta entrada citando por enésima vez a Luis Barriga:
Ramón Adel, que fue un excelente consultor de organizaciones mexicano lo decía mucho mejor que yo: se trata de desembarazarnos de la tiranía de la “o” para abrazar la genialidad de la “y”.
Y pido disculpas por haber escrito un post tan largo. Creo que me ha salido larguísimo.
Pues depende de si te ha resultado interesante o un peñazo ¿Verdad?
1998. Qué jovencito era, qué pena...
14 Comentarios
Gracias Belén por este espacio que invita a la reflexión en compañía. Por añadir algo, diría que el posicionamiento como TS desde » el depende», nos coloca en la horizontalidad y nos aleja de la omnipotencia tramposa que nos pasa factura. Siempre. A la vez, » el depende» propicia que «el otro»: la persona, familia o profesional con la que trabajamos, sienta que tiene algo qué decir sobre su propia percepción, su necesidad, sus alternativas…. que su voz es escuchada y ella es mirada y vista.
Cuando se tiene delante a alguien que se cree con la certeza de si SÍ o si NO….. vamos haciéndonos pequeñas, depedientes,…. probablemente a todas nos haya pasado alguna vez.
Que en las universidades se pueda hablar de sostener la incerteza, de darle lugar al otro, de colocarnos como profesionales en la duda permanente, sin alejarnos de la metodología y el rigor, es una noticia esperanzadora.
Con ganas de saludarte en Ciudad Real, Belén! Un abrazo
«Sostener la incerteza», qué bonito.
Las ganas son mutuas, un abrazo.
Aprendo, aprendo, aprendo con cada una de tus entradas y de los magníficos comentarios de las/los colegas. Son para mí una fuente continua de reflexión y conocimiento.
Espero saludarte en Ciudad Real.
¡Eso espero! Conocer a las lectoras es lo mejor del blog.
Efectivamente, Belén. Gracias por señalar las claves de la intervención social, diferentes de las lógicas de otros contextos y no por ello arbitrarias o menos científicas, como frecuenteme se le acusa. En fin, un largo debate. Un abrazo y nos vemos pronto.
¡Hazme un huequecico en Ciudad Real, maño!
Un abrazo.
Largo, noooo! Maravilloso y mira debe ser mi parte gallega, que el depende lo tengo muy arraigado, me encanta compartirlo contigo, por que me escapo de metodologías, intervenciones, modelos o sistemas únicos. Dentro de que tengamos una legislación a seguir, unos modelos por los que orientarnos, etc., etc,…cada caso es uno y complejo además de propio de cada persona… por lo cual cuando se suma a nuestra situación personal/profesional ya estamos interaccionando y caminando hacia una versión nueva por descubrir…
Qué gracia… Mientras escribía esta entrada pensé en referirme al depende gallego, pero no sabía si era un prejuicio que os podría sentar mal.
Qué bonito lo de «una versión nueva por descubrir»
Un abrazo.
Si, gracias, Belen. Me hacía pensar en que estos depende son también la antítesis a las soluciones inmediatas, a los síes/noes, que en el fondo van a un modelo del trabajo social neoliberal, administrador de recursos y guiado por protocolos, impelido a dar respuestas concretas y con poco o nulo espacio para la reflexión y los procesos .
En psicología hay un concepto interesante, se llama «capacidad negativa» y creo que liga con esto que cuentas. Es la capacidad de sostener durante un tiempo el no saber.
Un abrazo
Los depende «son también la antítesis a las soluciones inmediatas, a los síes/noes, que en el fondo van a un modelo del trabajo social neoliberal, administrador de recursos y guiado por protocolos, impelido a dar respuestas concretas y con poco o nulo espacio para la reflexión y los procesos». Para enmarcar, hija mía.
Y lo de la capacidad negativa no lo había oído nunca. Las lectoras sois una fuente de saber, lo digo de corazón.
¡Qué gran comentario, Isabel!
Siempre se me hacen cortas Belén! Ojalá tuviese la oportunidad y el placer de poder conocerte.
Pues mira, si vas al congreso será un placer para mí saludarte. Y si no, me encantará desvirtualizar en algún momento. Muchas gracias por tus palabras tan amables hacia esta sierva del trabajo social.
Magnifica entrada Belén! A mi juicio nada larga, siempre me quedo con ganas de más! Gracias!!!!! 😉
¡Gracias, bonica!