5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
26 de mayo de 2025 / 6 Comentarios
En 2021 escribí una entrada sobre indicadores en intervención social. Allí decía que desde 2008 está arraigando un paradigma que ha cristalizado en los servicios sociales al abrigo de la pandemia, de las creencias rancias de la clase política, de la ignorancia de mucho mando intermedio y de las posturas acomodaticias de otras tantas profesionales, no solo del trabajo social. Sin olvidar a una ciudadanía cada vez más desinformada, cada vez más manipulada.
Un paradigma que antepone los procedimientos a los resultados. Más orientado a cubrir meticulosamente el expediente que a resolver los problemas de las personas. Interesado por entretener a la gente y no por ayudarla. Preocupado en hacer trabajar a profesionales y sujetos de la intervención como hámsteres en una rueda en lugar de impulsar cambios estructurales.
En estos servicios sociales a los que yo llamo servicios sociales procedimentales se nos pide que trabajemos con las personas y familias como si se tratase de cotejar una lista de verificación. ¿Visita a domicilio? Hecha. ¿Entrevistas con toda la familia? Hechas. ¿Proyecto de intervención? Hecho. ¿Registros? Hechos. Si no hay mejoras, no es nuestra responsabilidad sino de la familia, que es resistente al cambio. Como diría el amigo Pedro Celiméndiz: La operación ha sido un éxito, pero el paciente ha muerto.
Como es lógico, no estoy en contra de los procedimientos. De lo que estoy en contra es de que los procedimientos estén por encima de las personas. Opino que hay dos tipos de profesionales en servicios sociales: Quienes esperan que Mahoma vaya a la montaña y quienes siendo montaña van en busca de Mahoma. La metáfora de Mahoma y la montaña también ilustra las veces en las que, consciente o inconscientemente, alejamos la montaña o aumentamos su altura para que las personas no la puedan subir.
Esto es especialmente significativo en las denominadas familias multiproblemáticas (FMP). Sabemos que son familias con dificultades para organizar su tiempo. Así, si los citamos a las doce de la mañana habrá más probabilidades de que acudan que si los citamos a las nueve. La pregunta es: Cuando unilateralmente decidimos citarlos a las nueve como herramienta educativa ¿Realmente queremos que acudan?
Si acceder a los servicios sociales actuales es cada vez más difícil, imaginemos como de complicado puede ser para las FMP, por eso para lograr resultados con estas familias la formación es fundamental. Parte de lo que se suele indicar es precisamente que la montaña vaya a Mahoma.
Por eso quiero recomendar hoy un libro y un artículo. El libro es Terapia narrativa con familias multiproblemáticas: El cambio que viene, de Ricardo Ramos. El artículo, en el que participa el autor del libro, acaba de ser publicado en la revista Trabajo social hoy, del colegio de trabajo social de Madrid. Se titula Comprensión o implicación ¿Pueden esperar las familias multiproblemáticas que las comprendamos?
Para animarte a la lectura, cito textualmente este fragmento: El enfoque básico de intervención es el Modelo de Atención Centrado en la Familia en los Servicios Sociales (Ureña et al., 2017) que se articula en tres ejes: el vínculo como hilo conductor de la intervención; la intervención en el contexto de la familia/persona; y la intervención familia-red profesional incluyendo a las familias. Este modelo se inspira en la ayuda colaborativa (Madsen y Gillespie, 2014), la alianza terapéutica (Escudero y Friedlander, 2019) y el trabajo en red de Imber-Black (1988).
Quiero finalizar esta entrada citando otro fragmento, precioso, del artículo: Es posible contribuir significativamente al cambio si nos arriesgamos, desde nuestra posición y con nuestro anhelo, a ser alguien durante un tiempo en la vida de las familias y/o las personas usuarias.
PD. ¡Ya queda menos para nuestro encuentro de Madrid! ¡Menudo cierre de temporada!
6 Comentarios
Hola Belén, cuánto estoy aprendiendo con tus entradas. Sobre todo, a mí, que aún estoy estudiando TS, lo que más me motiva de ellas es sentir que el TS es una herramienta viva aunque el sistema quiera matarla; que evoluciona aunque algunos profesionales, como en todas las ramas, ya estén muertos de rutina y cansancio; que hay gente que se da cuenta de que hay profesiones que, a diferencia de lo que ocurre con otras, no tienen que estar al servicio del Estado, sino se las personas, y cuestionarlo sin convertirse en una herramienta más del mismo…. En fin, supongo que la experiencia va regulando los ánimos, energías y expectativas de cada uno, pero a mí, que ya llevo por este mundo más de medio siglo y ya me caí del guindo, por encima de muchas cosas creo que es la pasión con la que hacemos algo la que marca la diferencia y la que puede conseguir que el paciente viva aunque la operación haya sido un churro. Gracias por seguir con tu pasión. A mí, por lo menos, me está abriendo nuevos caminos. Espero que el encuentro vaya estupendamente.
Hola, Dani. Muchísimas gracias por tu amable comentario. Además, has escrito una frase que me ha encantado y que usaré en el encuentro: «El TS es una herramienta viva aunque el sistema quiera matarla». Y sí, es la pasión con lo que hacemos lo que marca la diferencia. Escribí una entrada sobre eso…
Un abrazo.
Pero, Pedo, ¿Por qué no pueden ser complementarias?
Buenas noches. Un abrazo.
Cheli
Propongo debate: Modelo de Atención centrada en la persona vs. Modelo de Atención Centrada en la familia
¡Menudo temazo! Para quienes lean el comentario y no lo sepan, el modelo AICP proviene del trabajo con personas adultas en residencias, lugar donde (en teoría) se las desarraiga de su entorno. Sin embargo, en nuestro contexto opino que es más oportuno hablar de modelo AICF, como por otra parte señalan las autoras madrileñas a las que hago referencia en el artículo.
Pasar de la AICP a la AICF es un salto teórico importante… y fascinante.
¡Gracias, Pedro!
Efectivamente, propongo el debate porque un modelo que se previó para la atención residencial, hay quien lo pretende generalizar para todos los contextos de servicios sociales. No es lugar estos comentarios para profundizar en este debate de modelos, pero me parece necesario: sobre complementariedades o no, sobre la epistemología que subyace a cada modelo y sobre otro montón de cosas en relación a los mismos.