5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
2 de junio de 2025 / 6 Comentarios
Releía el otro día el artículo La ciencia del trabajo social. Resignificando la epistemología y la fundamentación del trabajo social en el siglo XXI. En este artículo Emma Sobremonte, su autora, decía lo siguiente:
Dada la importancia que otorgamos a la dimensión ética en trabajo social me gustaría señalar otro aspecto interesante. Revisando los códigos deontológicos de otras profesiones como la psicología, la medicina o la sociología se puede observar que promulgan como uno de sus principios éticos la responsabilidad científica mientras en trabajo social este principio está ausente.
Este párrafo es de una importancia capital. Cualquier profesión que aspire a operar cambios en la sociedad tiene la obligación moral de producir conocimiento. Ese imperativo ético debería, por tanto, aparecer en nuestro código deontológico.
Sea como fuere, hay razones para el optimismo. La responsabilidad científica se ha venido afianzando de la mano de los grados, másteres y de un crecimiento constante del número de revistas profesionales. Como he dicho en otras ocasiones, es estupendo que los colegios se animen a publicar, pero veo difícil la supervivencia de estas revistas si paralelamente no crece el número de profesionales que escriben en ellas.
Investigar y escribir no es tan difícil. Después de muchos años de impartir formaciones a otras compañeras me he dado cuenta de que en realidad los dos escollos para lanzarse son, uno, la feminización de la profesión y las cargas personales que conlleva y dos, el maldito síndrome de la impostora. En las mesas redondas del encuentro que vamos a organizar en Madrid hay siete mujeres y dos hombres. Pues bien, de todos ellos, seis mujeres me han confesado su miedo a no estar a la altura. Seis mujeres con una reputada valía profesional.
Articular una perspectiva crítica sobre la realidad es también fundamental. No solo en el desempeño profesional sino para dotarnos de un punto de vista ideológico, teórico y ético riguroso con el que poder expresarnos. Como decía en el artículo que escribí para el último congreso de trabajo social de Madrid, comparto las tesis de Carlos Montaño, quien plantea que el trabajo social crítico no debe ser entendido como “revolucionario” o “transformador” porque eso representa una visión mesiánica de la profesión.
El punto de partida de la perspectiva crítica es la realidad, su motor es la indignación y la teoría es la herramienta, continúa argumentando. Por lo tanto, el trabajo social crítico supone una postura y una perspectiva frente a la realidad que debe dar lugar auna práctica también crítica que incluya la producción de conocimiento y la generación de debate.
Por mi parte me he propuesto escribir un artículo científico al año y, si todo sale bien, repetir la iniciativa del encuentro anual. Me propongo también profundizar sobre la responsabilidad científica del trabajo social, pero eso será en septiembre. Esta es la penúltima entrada de la temporada. ¡Ha sido intensa!
Nos vemos en Madrid.
6 Comentarios
Gracias Belén por tu artículo, si, es necesario aumentar la autoestima científica de la profesión. Desvalorizarnos se nos da de lujo.
¡imposible pelearse con el síndrome de la impostora! M persigue siempre que me pongo a decir o escribir algo. Tal vez, pienso ahora mimo, tenga un pelin de narcisismo. Es solo una conjetura hecha al azar del dedo que dirige esta mecánica, o el cerebro que se esconde tras él.
¡Hasta pronto Belén!
Maestra, como bien sabes, las acuario somos el mejor signo del zodíaco: Inteligentes, vitales, independientes, y modestas, muy modestas, jjajjajajjajajjajajaja
¡Nos vemos ya mismo!
Queridas todas, os leo y reflexiono sobre todas las coincidencias y me digo…: no hay nada más del síndrome de la impostora que disfrazar la culpa de Narciso. Lo cual confieso que me pasa constantemente. Muy femenino todo. Lo de intentar generar ciencia de lo que hacemos es una cosa sobre la que habría que poner más en el centro. Empezar a atenderla en serio nos pondría en el camino? es una pregunta. Ponerla en los fundamentos éticos de la profesión así expuesto aquí parecería casi una obviedad. Me pregunto también porqué no lo hemos hecho antes. Y por supuesto sin ánimo de generar culpabilidades que dejar atrás.
Un abrazo, nos vemos el sábado.
Una pena no poder acudir en esta ocasión a encontrarme con vosotras en Madrid, pero espero como dices que tengamos otras oportunidades!
Lo del SINDROME DE IMPOSTORA, totalmente de acuerdo con tus palabras y ya es significativo en la pequeña estadística que señalas lo claro que se ve.
Es más me lo aplico…
Un abrazo y a disfrutar de la jornada,
Es una pena que no puedas acompañarnos, pero lo entiendo, la distancia, las agendas…
Un fuerte abrazo.