5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
3 de mayo de 2025 / 4 Comentarios
Hay una frase atribuida a Albert Einstein que me gusta mucho: Si no lo puedes explicar de forma sencilla es que no lo has entendido bien. Trato de aplicármela en mis formaciones y en la vida. Me pasó hace poco con lo de las opiniones no pedidas que comencé a tratar en la entrada anterior.
En una reciente formación salió accidentalmente el tema opiniones no pedidas. Después de mostrar mi indignación por esta bonita costumbre, una compañera me preguntó ¿Y entonces como distinguimos una indicación profesional de una opinión no pedida? Me dije tengo que explicarlo fácil e improvisé un cuadro parecido a este que ves a continuación.
Este es una versión perfeccionada que acabo de diseñar. Si te lo llevas estaría bien que me citaras, no soy de andar colocando marcas de agua ni otras tontadas de ese estilo, aunque, puestas a elegir, prefiero que el mensaje se difunda, hurto mediante.
Las opiniones no pedidas no vienen a cuento. Me explico. Una indicación profesional ha de formar parte de los objetivos que se están trabajando con la persona o familia. Dicho en otros términos, si la empleabilidad no es un objetivo acordado en el marco de la intervención o del proyecto, decirle a una persona que busque trabajo es, simple y llanamente, una impertinencia. Cada vez nos escandalizamos más de que otras personas opinen sobre nuestro cuerpo (¡gracias, universo!). Pues es exactamente lo mismo.
Una opinión no pedida viene a ser un juicio de valor acerca de como tendrían que gestionar su vida los demás. Una indicación profesional es una orientación que suele buscar el replanteo de ideas, acciones, etc. Y esa indicación funcionará mejor si se oferta como una posibilidad. Habitualmente las opiniones no pedidas señalan incapacidades: No es capaz de dejar al marido, no es capaz de dejar de beber, etc.
Las opiniones no pedidas provienen de nuestra cosmovisión, es decir, de nuestros propios valores, deseos y preferencias. Esto me hace mucha gracia porque las y los profesionales que pontifican sobre la vida de las personas que atendemos en el fondo se creen la medida de todas las cosas.
Dicho en otras palabras, hay profesionales que trabajan partiendo de que la creencia de que su modo de gobernarse en la vida es el correcto. Esa seguridad me fascina porque la mía es un cúmulo de accidentes, errores y rectificaciones y mis pocos aciertos en modo alguno sirven de ejemplo para nadie. Es la verdad.
Por último, estas opiniones no pedidas disfrazadas de indicación profesional buscan nuestro propio desahogo. Hay muchas personas que no nos caen bien, no pasa nada. De ahí la necesidad de gestionar nuestras propias emociones, como decía en la entrada anterior. La ecpatía nos puede ayudar; tratar mal a las personas que atendemos, no.
Trabajar desde la perspectiva de los contextos profesionales de cambio me supuso una mejora profesional importante y ayuda mucho a evitar esta práctica impertinente. He hablado mucho de este concepto y creo que lo conoces; si no es el caso, por favor, indícalo en comentarios.
¡Ah, una última cosa! El 7 de mayo abriré las inscripciones para nuestro encuentro del 7 de junio en Madrid. Lo haré a través de una entrada extra y también colgaré la info en instagram ¡No me falles!
4 Comentarios
Me ha encantado esta entrada Belén, porque en ella veo temas que he trabajado mucho y trato de explicar a las alumnas en prácticas o a las alumnas en formaciones.
Es más que empatía, es el respeto a las personas que tenemos delante y la humildad de reconocer que todos/as nos equivocamos muchas veces y que si nuestra vida fuera examinada tan a lupa como la de las personas que atendemos, igual callaríamos más, comprenderíamos más y nos equivocaríamos un poquito menos!.
Un abrazo enorme!!
Qué razón tienes con lo de «la vida examinada con lupa» ¡Un abrazo!
Hola Belén,
muchas gracias por esta entrada. Me la aplico no sólo para el trabajo. Si fuéramos capaces de ponernos en el lugar del otro desde el punto de vista del otro, nos callariamos más de una vez. Creo que intentarlo, aunque no lo consigamos siempre, ya supondrá un cambio de visión y seguramente de acción.
Te sigo leyendo. Un abrazo
Sabia reflexión, Dani. Opinamos demasiado sobre cosas que no nos conciernen, también en lo personal. Muchas gracias por comentar.