5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
25 de marzo de 2025 / 4 Comentarios
En mayo del año pasado escribí una entrada acerca del controvertido documental que Netflix pretendía filmar sobre Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato del niño almeriense Gabriel Cruz. En esa entrada manifesté mi rechazo hacia el documental y hacia el género conocido como True crime.
El otro día escuché en la radio la noticia de la inminente publicación de un libro cuyo protagonista es José Bretón, el asesino de sus hijos Ruth y José en octubre de 2011. Lo publica la editorial Anagrama.
Debo confesar que mi primera reacción fue de curiosidad y pensé comprarlo. Hace muchos años se publicó la biografía de Juan José Moreno Cuenca, "El Vaquilla", titulada Hasta la libertad y me la leí casi de un tirón. Me ayudó mucho a entender los procesos de despersonalización y desresponsabilización propios de una persona con un más que probable trastorno de personalidad.
Me acordé asimismo de que hacía años también había adquirido la obra a medio camino entre la ficción y la realidad Niño A, de Jonathan Trigell. El libro estaba parcialmente inspirado en el asesinato del pequeño James Bulger a manos de dos niños algo mayores que conmocionó a la sociedad inglesa en 1993. Ese libro, como el de El Vaquilla, me pareció bastante interesante desde el punto de vista, digamos, profesional.
Al escuchar la noticia de la inminente publicación de la obra de José Bretón caí en la cuenta de que un año antes me había indignado la idea de hacer un documental sobre Ana Julia Quezada. ¿Por qué era diferente ahora? Comencé a darle mil vueltas porque me surgieron mil dudas. De entrada pensé que un libro ofrece la posibilidad de ejercer un mayor control acerca de lo que la persona delincuente pueda decir o hacer, pero no es suficiente como tampoco el hecho de que la muerte de Gabriel me coja mucho más cerca.
Como digo, me surgen mil dudas así que he estado buscando por la red argumentos a favor y en contra de la publicación. Leí el comunicado de Anagrama y me pareció razonable. Por otra parte tanto un libro como un documental son revictimizadores y pueden inflingir un dolor infinito a las víctimas. Lo he leído repetidamente en diferentes artículos que explican la violencia vicaria y sus efectos, en este caso para Ruth Ortiz con la aparición del libro. Tienen razón (por muy interesante que acabe siendo el libro, que por cierto va a ser publicado)
La pregunta es: ¿Pesa más el derecho a publicar sobre el verdugo o la protección de sus víctimas? Después de leer bastantes opiniones al respecto me he formado la mía. Me la voy a guardar porque no es relevante, sin embargo he pedido a Inmaculada Asensio, compañera trabajadora social almeriense y directora general de la Estrategia de Ética de los Servicios Sociales de Andalucía que nos dé su opinión como experta en ética. Mañana la podréis leer en su blog. Gracias, Inma.
4 Comentarios
[…] la mejor respuesta para repensar las opciones es leer: Contrastar argumentos, compartir dudas, comprender y dilucidar sobre análisis […]
¡Mañana te comparto en el blog! ¡Muchas gracias!
Gracias Belén por darnos la oportunidad de leer a otra grande, Inmaculada. Me sumo a su posición en la que ya intuitivamente estaba, pero ahora con argumentos.
Un abrazo
Hola, Ana. Acaba de publicar Cristina Filardo en Optimismo reincidente, a la que también le sugerí que lo hiciera.
Hoy he leído un artículo que aboga por la publicación del libro… Lo dejo aquí. Por mi parte te confieso que sigo con mil dudas… https://ethic.es/juzgar-el-odio aunque en este caso casi que me inclino por la no publicación por el tema violencia vicaria. El otro día pensaba que igual se podría establecer la publicación cuando el asesino fallece… pero no sé…