5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
28 de noviembre de 2022 / 7 Comentarios
En los últimos años, la compasión ha recuperado el prestigio como práctica cotidiana asociada a la importancia que posee cultivar la escucha y atender el sufrimiento; sin embargo, aún es tratada con desconfianza en determinados foros intelectuales. Así comienza el artículo Colaboración, igualdad y sostenibilidad: caridad vs. compasión, publicado en la revista Documentación social. Sus autores son Ana Aliende Urtasun y Joseba García Martín.
Esta semana la compasión se me ha ido apareciendo por aquí y por allá. Primero en el programa Filosofía & Co de Sonora escuchando el capítulo dedicado a Simone Weil y después en forma de artículos. Uno en la revista TSdifusión y el que he citado al comenzar la entrada.
Aunque había leído sobre la ética de la compasión de Concepción Arenal, no terminaba de quedarme claro el concepto. El artículo de Documentación social me ha resultado esclarecedor. Dicen sus autores que la compasión está siendo objeto de interés científico y que va mucho más allá de apenarse por el dolor de alguien: Podemos entender la compasión como un vector que apunta hacia la diversidad de modos de vincularse con los seres capaces de sufrir. Esta definición incluye humanos y no humanos, estableciendo entre ellos lazos de tipo horizontal, alejándose así de relaciones jerárquicas de poder y planteamientos tradicionales religiosos.
En el texto se hace referencia a Karen Armstrong, escritora y experta en religión comparada. Ella recibió el premio Princesa de Asturias en 2017 por su estudio y activismo por la paz y la cohesión social. Ha sido una de las impulsoras de la Carta para la compasión y la creadora del concepto Regla de Oro, que no explico para que ella te lo cuente en su magnífica charla TED.
Volviendo al artículo, que la ciencia se ocupe de ideas como la compasión es esperanzador. La investigación sobre la emergencia de organizaciones que cuidan desde prácticas denominadas compasivas se enmarca en el proyecto Sharing Society. El impacto de las acciones colectivas colaborativas en la transformación de las sociedades contemporáneas (CSO2016-78107-R). Este proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad ¡Bien por el ministerio!
Cuenta Francisco Idareta en su artículo sobre la ética cordis de Adela Cortina que hay profesionales del trabajo social que saben qué es lo que deben hacer, pero no lo llevan a cabo o lo hacen parcialmente. Existe entonces una desconexión entre el acto moral (¿Qué debemos hacer?) y el agente moral (¿Cómo debemos ser?), entre el deber y la virtud.
No sé, quizá sea la compasión el nexo de unión entre el acto moral y el agente moral. La compasión, escriben Ana y Joseba, se identifica con una dinámica de relaciones horizontales, emocionalmente intensas y vinculantes que buscan moverse para comprender los elementos que median en el sufrimiento. Porque la compasión es más que empatizar con el dolor ajeno, es una llamada a la acción.
Es, asimismo, más vínculo; más mirar a la cara, más poner una mano sobre la espalda, más coger de las manos, más acariciar la cabeza de un niño/a, más mirar desde el corazón y al corazón de la persona que tenemos enfrente. Eso dijo Ana, una lectora de este blog, en los comentarios de una de mis últimas entradas. No se me ocurren mejores palabras para finalizar esta.
7 Comentarios
Vaya… qué sorpresa! Gracias por nombrar mis palabras Belén; y dedicar una entrada a este tema que desde hace tiempo, mi día a día, me demuestra que si nos ponemos este traje y estas gafas, lo demás viene sólo, elvínculo, la confianza, la cercanía, la honestidad mutua… .A mí de momento no me agota, casi al revés. Diferente entiendo que debe ser en el contexto de acompañar a las personas y las familias en el final de la vida. Gracias por tantos recursos y lecturas interesantes sobre este tema, cómo siempre.
Cuando leo o escucho sobre compasión, no puedo dejar de asociar el hecho de desempeñar nuestra tarea con pasión.
Mi deseo no es ser ocurrente, me mueve la necesidad de pensar-nos como profesionales que miran, escuchan y piensan al otro con la pasión necesaria que conlleva la co-construcción de una relación.
¡¡Un abrazo Belén!!
Suscribo, Chus. Por cierto, me encanta vuestra iniciativa de intervisión. Si me das permiso, la cuento en el blog.
Muy de acuerdo contigo, Belén, y con la ampliaci´ón que añade Verónica en su comentario.
Los profesionales sanitarios, sobre todos aquellos que trabajan en procesos de final de vida, utilizan el concepto de compasión desde su profundo y esencial significado. Tanto es así, que en estudios del impacto que causa la cercanía al dolor humano, hablan de «fatiga por compasión» en lugar de hablar de burnout.
Gracias `por traer la compasión a tu blog
¡Hola, Arantza!
Tiene usted mucha razón, de hecho me tendría que haber acordado de eso, Josefa Cardona (Univ.Baleares) tiene cosas interesantes escritas sobre fatiga por compasión
¡Ya tengo entrada para la semana que viene! Un abrazo.
Yo creo que hay términos que han entrado en desuso no porque no sean acciones, valores, actitudes,…importantes en la vida de las personas. Sino porque se han asociado tanto a la religión ( en el caso de España, la católica) que se han rechazado por es motivo.
Si repasáramos el verdadero significado de términos como compasión, caridad, entrega,…y los separamos del hecho religioso tendríamos buenas aportaciones a nuestra visión ética.
Xabier Etxeberria habla mucho de esos conceptos en sus charlas sobre ética.
Gracias por tus llamadas a la reflexión
Hola, Verónica, totalmente de acuerdo, los autores del artículo también mencionan el sesgo cat´olico.
Por otra parte, no conocía a Xabier Etxeberría así que te agradezco que no traigas a colación. Leeré cosas suyas pues tiene muy buena pinta.
Un fuerte abrazo.