5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
8 de noviembre de 2020 / 10 Comentarios
La semana pasada escribí acerca del sistema estatal de cuidados. Se trata de una iniciativa que pretende poner en marcha el gobierno de España, pilotada por el Ministerio de Igualdad. Una propuesta cargada de buenas intenciones que es, tal como se ha configurado, un error. Apunté algunos de los motivos que me llevan a opinar en estos términos y hoy me toca explicarlos.
Me ha llamado mucho la atención la prisa por montar todo un sistema estatal de cuidados. Igual que con el Ingreso Mínimo Vital, el gobierno confunde lo urgente con lo importante. La implantación de una prestación como el IMV en plena pandemia fue una gran equivocación porque requería de una reflexión y acuerdo entre los socios de la coalición que no existió, a los hechos me remito. Ni siquiera tienen claro a día de hoy la manera de reconducir el IMV.
Lo urgente fue y sigue siendo que la gente tenga sus necesidades mínimamente cubiertas durante la pandemia. Lo importante, por otra parte, es que emerja de una vez un debate serio relativo a la garantía de subsistencia porque los sistemas autonómicos de rentas no funcionan.
Pues con el sistema estatal de cuidados va a pasar exactamente lo mismo. Más adelante habrá que preguntarse ¿Qué tipo de cuidados queremos? por supuesto. Pero ahora no necesitamos sistemas construidos con remiendos de aquí y de allá. Necesitamos planes de choque que lleguen con eficacia a quienes van dirigidos mientras dure esta pesadilla biológica. No voy a analizar la promesa de los 300.000 puestos de trabajo que prometen con el sistema porque requiere una entrada para ella sola.
La implantación de un sistema estatal de cuidados ha de venir precedida de la participación en su diseño de quienes protagonizamos los cuidados: las mujeres. Al menos esa premisa constituía uno de los ejes metodológicos de la izquierda del cambio. Las formas no son, en mi opinión, las más adecuadas, y tampoco considero precisamente feminista que el proyecto designe solo a algunos sectores de protección social como los responsables de cuidar. Tomo prestadas las palabras de Mari Luz Esteban:
A nivel cultural es significativa, por ejemplo, la diferencia que se establece en el ámbito sanitario entre cuidar y curar, directamente influida por las relaciones de género, donde se piensa que algunas tareas, como las relativas al cuidado, son sobre todo propias de mujeres, mientras que curar se hace en espacios profesionales mixtos o masculinizados.
Por el contrario, la medida sobreresponsabiliza a otros sectores feminizados en los cuidados, por ejemplo, la educación de cero a tres años. Casualmente mi hermana es maestra de educación infantil. Le pregunté por esta iniciativa y me sorprendió su respuesta. Me contestó que la sociedad y los poderes públicos usan la educación infantil para todo. Me sorprendió porque creía que esto solo pasaba en servicios sociales.
Por una parte se entiende que su fin es guardar a las niñas y niños para conciliar, asimismo para que se les eduque (que no es lo mismo) y además garantizar que las niñas y niños de familias empobrecidas coman. Esto último, me decía, da lugar a que las madres empobrecidas que no trabajan fuera del hogar optan por renunciar al apego, tan necesario en los primeros meses de vida, para que su hija o hijo tenga cubiertas las necesidades básicas. Este asunto también debiera ser objeto de debate público, creo yo.
No pude evitar pensar que una renta básica quizá evitaría llevar a un bebé a una guardería para que coma... En fin... se le ha pasado a nuestro académico equipo que los cuidados son una cuestión transversal. Las personas necesitamos ser cuidadas por diferentes actores sociales, en distintos momentos de nuestra vida y con el concurso de distintos sectores de protección social, porque todos ellos han de incluir una vertiente cuidadora. Fantova lo explica aquí.
También lo ha explicado muchas veces: el reto es diseñar un sistema de protección social del siglo XXI. Un sistema que reorganice los cometidos de los distintos sectores implicados e incluya el abordaje de cuestiones transversales como los cuidados, la inclusión social o la igualdad a través de leyes, planes... Por el contrario, se van implementando ocurrencias sin revisar los sistemas que ya existen ni tratar de mejorarlos mientras se abordan las problemáticas sangrantes con parches.
Perder esa perspectiva es perder el norte. O más bien el sur, puesto que las referencias a Suecia por parte del proyecto son continuas, difícil deducir por qué. No creo que nos parezcamos mucho a los suecos ni que necesariamente tengan que ser nuestro referente, aunque tampoco es que sea yo una gran conocedora del país. Vaya, que lo que sé de Suecia se resume en Ikea, ABBA y Roxette.
Me dejo esto para el final ¡Una vida entera llevamos clamando en el desierto por el cuarto pilar y llega Vicenç Navarro y nos lo arrebata sin despeinarse! Confieso que cuando leí el proyecto por primera vez solté una carcajada. Bromas aparte, deja un mensaje muy nítido, o mejor dicho, dos: Uno, que se desconoce lo que hacemos en servicios sociales y, peor aún, lo que podríamos hacer. Dos, que no somos relevantes para la coalición.
Menos aún para el socio podemita, impulsor del sistema de cuidados, que sigue creyendo que somos la beneficencia franquista más o menos modernizada. De ahí su insistencia en omitir en cada administración en la que gobiernan la nomenclatura servicios sociales y hablar de derechos sociales. Piensan que los derechos sociales son una superación de los servicios sociales o algo así. Verídico. Me permito afirmarlo tras once años militando dentro de estas organizaciones políticas. Al respecto tengo algunas hipótesis que puedes leer aquí. Volveré sobre este tema en próximas entradas.
El problema no es que nos hayan hurtado el término. De hecho, a mí tampoco me agrada El Cuarto Pilar (aunque reconozco que ha tenido su utilidad). La cuestión es que sus prejuicios acerca de los servicios sociales acarrean consecuencias prácticas. Sin ir más lejos, ningunear diecisiete redes públicas consolidadas y asentadas en los territorios. Digo yo que más lógico sería redefinirlas y rentabilizarlas, máxime si se suponen herederas de la beneficencia franquista. Resumiendo, alguien debiera explicarnos a qué interés responde denominar al sistema de cuidados cuarto pilar.
Vicenç Navarro es un referente fundamental en políticas públicas y ha realizado importantes aportaciones, sin duda. Dicho esto, que la propuesta es un error, que los servicios sociales somos necesarios y que con una buena redefinición podemos ser la repera lo sostengo yo donde haga falta, aunque no haya pisado Estocolmo en los días de mi vida. Tills nästa vecka.
10 Comentarios
Muy acertada tu reflexión. No puedo estar más de acuerdo. ¡Gracias por compartirla!
Un abrazo.
¡Gracias, compañera!
Lo de vicent Navarro, es sorprendente. El mismo ha dicho en una conferencia hace unos añod que habia sido el quien gsbia acuñado la denominacion de 4º pilar, para el sistema de ss. Sociales, por lo tanto con ese nuevo Sistema ya debiera ir por el 5º. :))
Yo huyo de las RR. SS, pero me lo estoy pensando, porque reflexiones como las tuyas hay que divulgarlas urbi et orbi.
Muchas gracias, por leer el pensamiento de tantas profesionales del Sistema, del 4º pilar.
Sí, amiga, es de traca. La verdad es que a veces las redes sociales son una pesadez, pero tienen su utilidad. Te agradezco tua amables palabras y la difusión ¡Un abrazo!
Fantástica, magnífica, extraordinaria y más que necesaria reflexión. ¡Se puede decir más alto, pero imposible decirlo más claro! Espero con ansias las nuevos artículos de tu blog, de las que aprendo. A esto tendríamos que darle mas difusión. Yo le doy toda la difusión que puedo. Abrazos.
¡Gracias, Manuel, me has alegrado el día! Un abrazo.
Ciertamente, se puede decir más alto pero imposible más claro y fundamentado. Como siempre, leerte es aprender.
Muchas gracias, Carlos, eres muy amable. Un abrazo.
¡Fundamental!
¡Fantástico!
Me pregunto siempre porqué no divulgáis todo esto, Pedro Celimendez y tú, más allá de vuestros blogs.
¡Ay, maestra! Pues por falta de tiempo, al menos en mi caso. Un abrazo.