5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
2 de noviembre de 2020 / 8 Comentarios
Traigo la primera de dos entradas sobre cuidados. La razón: el sistema estatal de cuidados que el Gobierno de España intenta poner en marcha. Comenzaré por el final: No comparto la propuesta. Es más, al igual que mis amigos Pedro y Wang, considero esta ocurrencia un fracaso antes de su implantación. Va a pasar exactamente lo mismo que con el IMV, como muchas ya avisamos. Vicenç Navarro, líder intelectual del proyecto, se equivoca. El gobierno de España también. En estas dos entradas explicaré por qué.
Pero vayamos por partes. He titulado la entrada Está muy bien hablar de cuidados porque es cierto. Dice Dolors Comas d´Argemir: No hay sociedad alguna ni sistema productivo que pueda existir sin que se reproduzca la vida y se sostenga. En su interesante artículo Las bases morales de los cuidados también afirma: La deuda y la reciprocidad tienen género. Y es que el deber de las mujeres se naturaliza, sus dones no tienen que ser devueltos y ello niega el principio de la reciprocidad. La moral de la reciprocidad se basa en el reconocimiento del don y cuando el cuidado se naturaliza no se le puede reconocer mérito alguno.
En palabras de Mari Luz Esteban, cuyo enfoque seguiré en estas dos entradas, el cuidado es un concepto absolutamente generizado y naturalizado, que surge en la articulación del sistema de género, parentesco y edad. Por eso hay que felicitarse: Como decía al inicio de esta entrada, por fin los cuidados salen del ámbito doméstico y comienzan a ser tema de debate en este país; un debate que debe reconocer, legitimar e institucionalizar este asunto pues el modelo actual de cuidados en España es uno de los más sangrantes para el feminismo y por ende, para la consecución de la igualdad entre mujeres y hombres. No es posible seguir mirando para otro lado, Fantova acaba de explicarlo mientras escribo estas líneas.
Está muy bien hablar de cuidados en el seno del trabajo social, que tiene mucho que decir. Los cuidados nos atraviesan: Somos una profesión feminizada en la que aparecen constantemente, sea desde los servicios sociales o desde cualquier otro ámbito de ejercicio. Alternamos además el desempeño de una profesión ansiógena con los cuidados en el ámbito privado ya que somos mayoritariamente mujeres.
En este sentido el Consejo General del Trabajo Social ha elaborado un documento sobre cuidados del que extraigo el siguiente fragmento: El cuidado ha de ser una corresponsabilidad, una relación recíproca, mutua, es necesario que sea igualitaria y esto significa que todas las vidas tienen el mismo valor. Las mujeres y los hombres que no se impliquen en una corresponsabilidad para poder construir espacios facilitadores para el cuidado de la vida y de las personas acabaran siendo victimas de unasociedad insana. Porque una sociedad que no priorice el cuidado de la vida y las personas no puede evolucionar hacia una sociedad justa.
A bote pronto, han aparecido libros muy interesantes, como el escrito por Silvia Navarro Saber femenino, vida y acción social, un tratado a medio camino entre el feminismo y la intervención social en el que los cuidados ocupan un lugar preeminente, entradas en el blog de María José Aguilar, como esta, esta o esta otra y una ingente cantidad de artículos científicos sobre trabajo social y género que, de una manera o de otra, tocan el tema de los cuidados. En resumen, está muy bien hablar de los cuidados, de su justo reparto y de como deben articularse en las políticas públicas.
El problema es que el llamado sistema estatal de cuidados es, como decía, una ocurrencia lanzada a toda prisa. El gobierno vuelve a confundir lo urgente y lo importante del mismo modo que, ya lo dije antes, pasó con el IMV. Se trata de un sistema creado por un equipo académico en cuya gestación ha brillado por su ausencia el debate con quienes protagonizan los cuidados, una práctica opuesta al tan cacareado construir desde abajo que enarbolaba la izquierda del cambio. Parte de un discutible planteamiento feminista por mucho Ministerio de Igualdad que lo impulse. Se trata de un sistema que pretende implantarse a base de remiendos y, por si fuera poco, propina un puntapié al de por sí endeble andamiaje sobre el que se sustentan los servicios sociales de este país. Continuará...
8 Comentarios
Indignada y muy de acuerdo contigo, Belén.
Me pregunto: Y los Servicios Sociales ¿para cuándo?
Esta nueva ocurrencia, urdida desde la academia, parece el golpe de gracia para unos Servicios Sociales sostenidos con alfileres. ¿Cuándo podremos hablar del Sistema de Servicios Sociales como cuarto pilar del Estado de Bienestar? ¿Cuándo podremos hablar de ese sistema sólido y sostenido con fondos públicos, en el que se garantice la cobertura y la equidad para la ciudadanía de todos los territorios del Estado?
Efectivamente, hablar de cuidados está muy bien. Está muy bien sacarlos del ámbito privado y de su sostenimiento casi exclusivo por parte de las mujeres. Está muy bien que formen parte de la agenda pública y de las políticas públicas. Lo que no corresponde es que se monte un sistema de cuidados y se haga a costa de invisibilizar y eliminar los Servicios Sociales, que también necesitan, y mucho, que se les cuide bien y que se les fortalezca, para que crezcan y puedan cumplir sus cometidos.
Además, no hay que olvidar que desde otros sistemas consolidados (aunque «recortados» en los últimos tiempos), como el educativo y el de salud, también se cuida.
Como bien dices, Belén, esto tiene visos de ser un bluf, como el IMV.
A la academia, a la política: déjense de inventos y pregunten a quienes saben.
¡Muchas gracias por compartir!
Así es, compañera. En la próxima entrada desarrollaré todo el argumentario ¡Gracias por comentar!
Comparto plenamente. Uno de los problemas que padecemos quiénes trabajamos en entidades locales son las brillantes ideas de las y los responsables políticos entrantes.
Cada cuatro años paso uno atendiendo nuevas y, normalmente, buenas ideas. Algunas se pueden incluir cambiando la manera de hacer, cuesta tiempo, pero no precisa de nuevos recursos. Hay otras a las que me toca ponerles números (horas de dedicación y dotación presupuestaria estimada) y proponerlo al órgano competente que decide.
Lanzar ideas es relativamente sencillo, su definición e implementación suele ser bastante más compleja.
Ahora bien, el debate, el reconocimiento de los cuidados es imprescindible. Por otra parte, la reciprocidad es uno de mis valores y ya es hora de ponerla en marcha ¿con un sistema de cuidados? Entremos en el debate y veamos sus detalles, presuposiciones y propuestas, cómo y con qué se propone.
El tema es importante y, atendiendo a la reciprocidad, se merece toda la atención posible. Otra cuestión es cuánto tiempo podemos dedicar en este momento.
Gracias por compartir tu reflexión compañera.
Efectivamente, lanzar ideas es fácil, tienes mucha razón ¡Gracias por comentar!
GENIAL, ESTUPENDA. comparto todo al igual que la de Pedro.
Esto tipo de «variaciones sobre un mismo tema» valdría para la musica pero no para las palabras as. Pero se viene jugando con ellas con frivolidad. Muchas se elevan a la categoria de concepto sin pensar. Los cuidados son actos que hacemos todos los días unas personas con otras. En la familia, en la amistad, entre vecinos, en las asociaciones, en las relaciones laborales, etc. Y las profesiones de ayuda cuidamos, ¡claro!
Lo de las «variaciones sobre un mismo tema» me ha encantado. Gracias, Teresa.
Me indigna el ninguneo continuo al Sistema público de servicios sociales. Cada nuevo ocurrente crea un nuevo Sistema!!, pasò con la dependencia y ahora con los cuidados. Que son esos supuestos sistemas mas que recursos propios del dustema de servicios sociales. Los ministros/as no digieren non tener competencias en este ámbito porque las tienen las CC. AA.
Planificacion :0
Respeto por el dinero público: 0
Respeto por las competencias de las CC. AA : 0
Etc etc…..
Igual estoy yo, cabreada, muy cabreada… Gracias por comentar