Jetzt es un pueblo pobre

Jetzt es un pueblo pobre. Por desgracia, la tierra en la que se asienta es infértil, de modo que apenas da para el sustento de sus habitantes, gente honrada y laboriosa pero muy desdichada dadas las precarias condiciones de su existencia. Un día, la vida mediocre, monótona y gris de Jetzt se altera con la misteriosa llegada de un hombre viejo, de gestos tan finos y elegantes como cargados de elocuencia, ataviado con ropas de seda que llaman la atención por su belleza y calidad. El anciano se encuentra muy fatigado.

Pide premiosamente agua y un poco de pan. Cuando recupera el resuello, explica que se dirige hacia el país del cual es Príncipe, el Reino de Aún-no, un territorio de paz y de abundancia que es famoso por la hospitalidad con la que recibe al viajero. Luego aclara que teme no poder llegar hasta su tierra, donde desea acabar sus días, dado su desvalimiento.

—Nosotros podríamos llevarte si tu Reino no estuviera muy lejos — le responden los habitantes de Jetzt, viendo en ese viaje la posibilidad de cambiar su triste sino.—¡Ay, no, no está cerca, ésa es la verdad! — se lamenta el anciano—. Aunque puede verse desde aquí. Mirad, se encuentra allí, lindando con el horizonte — añade el hombre, alzando la mirada con dificultad. A los habitantes de Jetzt no les parece que la distancia que los separa del Reino de Aún-no sea excesiva.—Si me llevarais, os lo agradecería eternamente — se compromete el Príncipe.

De modo que, dicho y hecho, construyen unas parihuelas para cargar con el anciano y emprenden el camino. En la caravana llevan provisiones suficientes para un largo trayecto, así como hondas para cazar algún conejo y cántaros de barro con los que recoger el agua de las fuentes que puedan ir encontrándose a su paso.

Al cabo de unas cuantas decenas de leguas, el guía de la expedición cree reconocer la silueta del monte que el anciano había señalado en el horizonte, fechas atrás.—Estamos a punto de llegar — dice, alborozado.—¡Oh, no, aún no! Mi Reino está allí, en el horizonte — responde el anciano desde su cómoda poltrona, señalando con su huesudo dedo índice la línea en la que tierra y cielo se encuentran.

Una semana después, el guía se muestra otra vez radiante de felicidad.—Ahora sí, no cabe duda, hemos llegado a tu Reino, mi Príncipe.El anciano lanza una sonrisa benévola—¡Ay, querido amigo, aún no! ¡Qué ansioso eres! ¿No te he dicho que mi Reino se encuentra allí, donde la vista se pierde?La escena se repite en tres ocasiones más a lo largo del siguiente mes:—Señor, ¿es ésta tu tierra, por fin?—Aún no, aún no.

Y dicen las crónicas que la comitiva continúa con su viaje inacabable, infinito, en pos del horizonte, al otro lado del cual se encuentra la tierra de promisión que convertirá a los habitantes de Jetzt en los seres más felices del Universo. También dicen que, de vez en cuando, de noche, puede oírse la voz cascada del anciano Príncipe, que repite entre carcajadas:—¡Aún no! ¡Aún no! Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Pero esta entrada no. Este cuento abre el delicioso libro El Mirofajo o las reglas del juego, de Manuel García Rubio. Me parece una historia muy adecuada para situar la mesa online que tendrá lugar el próximo miércoles. Lo organiza el Consejo General del Trabajo Social y se titula El trabajo social ante la garantía de rentas. Es un formato novedoso dentro de las emisiones de su TV.

Se trata de una mesa de opinión muy oportuna ahora que la pandemia ocasionada por el covid-19 está sacando los colores a los diferentes sistemas de protección social. Por si no había quedado cristalino tras la crisis de 2008, vaya. Porque España igual que Jetz es un pueblo pobre. El caso es que parece que por fin aflora el debate público sobre la necesidad de garantizar la subsistencia. A este tema le dediqué tres entradas tres, que podéis leer aquí, aquí y aquí.

Es por eso también oportuno el posicionamiento del consejo general ante la garantía de rentas; enmarca la tertulia del próximo miércoles a las 17:00. Moderará la presidenta del consejo, Emiliana Vicente e intervendremos Berta Lago, trabajadora social y activista en mil causas (entre ellas la renta básica) Pedro Celiméndiz, compañero blogotsférico, más conocido como el del chino y servidora. Inscripción aquí.

En esta mesa se pretende conversar acerca de la relación entre el trabajo social y la garantía de subsistencia, más concretamente sobre qué papel debiera jugar la profesión. No trata sobre renta básica, es sobre trabajo social aunque que posiblemente salga a colación. Espero veros a todas por allí. Como aperitivo os adjunto Llueve sobre mojado: urge una renta para la transformación social, artículo muy interesante en el que participa un trabajador social y también la infografía en la que he plasmado parte de mi intervención con mucho cariño. Nos vemos el próximo miércoles.