5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
29 de septiembre de 2025 / 0 Comentarios
El 29 de marzo de 2022, un grupo de personas reclusas LGTBIQ+ de la cárcel de Soto del Real se reunió con Jorge Muriel, director de cine. Él quería documentarse sobre la vida de una persona trans en prisión. Ana, una de las trabajadoras sociales de Soto, había propiciado el encuentro.
Acabada la reunión, a Ana se le ocurrió que el grupo tenía posibilidades de continuidad. No le dio muchas vueltas: Solicitó los permisos oportunos con más miedo que vergüenza y Rejas rosas comenzó a caminar. En 2024 el proyecto recibió el premio Arco Iris del Ministerio de Igualdad (puedes ver el discurso de agradecimiento de la compañera en el fragmento 1:19 del vídeo).
Todo esto nos lo contó la propia Ana (también lectora del blog), en el pasado encuentro de Madrid. Ella formaba parte de la mesa incorporar. Nos confesó que si se hubiese parado a meditarlo, posiblemente no se habría atrevido. Con esta iniciativa maravillosa de ejemplo, señaló la necesidad de dejarse llevar, de fluir... En definitiva, de evitar sobrepensar en nuestro desempeño profesional.
Sobrepensar es normal. Nuestro cerebro es conservador para protegernos del peligro. Además, los seres humanos tendemos a buscar la perfección, a pesar de que la evidencia científica actual revela que el motor de la vida es la imperfección, como ya escribí el año pasado en esta entrada sobre el libro de Telmo Pievani.
Hay personas con más inclinación a sobrepensar que otras. Incluso hay quienes llegan a lo obsesivo, desarrollando lo que se conoce como pensamiento rumiante. Mi problema es el contrario: A mí me propones un plan, sea disparatado o no, y te contesto con el clásico sujétame el cubata. El encuentro, sin ir más lejos, es un ejemplo. ¡Esta actitud también encierra sus riesgos, eh! Es mejor pedir perdón que permiso, dicen, sin embargo, yo me veo pidiendo perdón tantas veces...
Dice Bernat Castany en su libro Una filosofía del miedo: Creer que se puede no es garantía de poder, pero creer que no se puede es la antesala de no poder. Y dice también: El miedo no es una habitación en la que podamos instalarnos cómodamente, sino un pasillo (de emergencia) que debemos recorrer.
Creo, como Ana, que hay que pensar menos y lanzarse más. A escribir se aprende escribiendo, a hacer trabajo social grupal se aprende formando grupos y así sucesivamente. Si te dejan, inténtalo. Y déjate llevar por el proceso. Lo harás bien.
Vera GRV es una cantante almeriense a la que seguramente no conocerás. Igual te suena por su reciente intervención en el programa La Revuelta. Para rodar el vídeo de su último sencillo, Cura para mi alma, necesitaba setenta voluntarias, mujeres de Almería. Su madre y las amigas de ésta obraron la magia a través de sus grupos de whatsapp.
El video se grabó en el Desierto de Tabernas, con escasos medios. Hoy es uno de los cuatro nominados al premio por el mejor video clip en los Grammy latinos. Vera todavía no se lo cree. Probablemente no se lo lleve; da igual, ya ha triunfado: Se ha ganado la visibilidad que necesitaba para su carrera y, por qué no decirlo, el corazón de todos los almerienses, entre ellos, el de servidora.
De sobrepensar y muchas cosas más hablaremos la semana que viene en Burgos. Como cada vez, cada curso, cada conferencia, cada viaje... —da igual los años que pasen— empieza con los nervios en el estómago y el cerebro martilleando qué necesidad habrá qué necesidad habrá. No importa (o sí, da igual). Allí estaré.
¿Tú que opinas?