5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
4 de enero de 2023 / 10 Comentarios
Continúo en esta primera entrada de año con las reflexiones que Teresa Zamanillo fue desgranado en su entrevista del Canal de lo social. Con el Cuento de Navidad de Dickens como excusa, abordé en El fantasma de las navidades pasadas la necesidad expresada por Teresa y otras compañeras de virar hacia un trabajo social más irreverente.
Antes de comenzar te informo de que ya puedes escuchar en Spotify la lista de canciones que han sido la banda sonora de este blog durante 2022. También quiero anunciar que la persona que ha realizado más comentarios en el blog y es, por tanto, la ganadora del tradicional premio anual de un libro. Es... (redoble de tambores):
¡María Antonia!
Compañera, envíame un correo a hola@trabajosocialytal.com con los datos de envío y recibirás un ejemplar de La dimensión terapéutica del Trabajo Social. Guía práctica para el desarrollo del Trabajo Social Clínico, volviendo a su origen humanista y relacional ¡Enhorabuena!
(Voy premiando sin repetir, es decir, si alguna compañera ha escrito más comentarios, pero ganó en años anteriores la descarto).
En El fantasma de la navidad del presente me propongo profundizar sobre otra reflexión importante de Teresa. Se lamentaba en la entrevista de que una de las lagunas más importantes de la profesión en la actualidad es la filosofía. No me cabe ninguna duda de que, efectivamente, así es. La rebeldía por sí sola no logra una mejora de la vida de las personas que atendemos. Dicho de otro modo, la irreverencia es condición necesaria, pero no suficiente para trabajar mejor.
La filosofía es imprescindible para el trabajo social por varias razones. En primer lugar, nos ayuda a interpretar y comprender el mundo, lo que nos permite entender las claves del comportamiento de quienes lo habitamos. En segundo lugar, conocer esas claves genera herramientas para realizar un mejor ejercicio profesional y, en tercer y último lugar, la filosofía nos ayuda a sobrellevar el oficio de vivir.
A mí, como profesional y como persona, me preocupan algunas derivas de la sociedad actual, la llamada sociedad posmoderna. La primera de ellas es lo que una de mis filósofas preferidas, Marina Garcés, denomina la tiranía del sentimiento. Te recomiendo mucho mucho su librito-librazo Nueva ilustración radical, escrito en 2018. Escribe, por otra parte, en su último libro Malas compañías:
La tiranía del sentimiento domina hoy todos nuestros deseos y nuestros miedos. Cualquier cosa que hayamos sentido adquiere el estatuto de verdad incontestable por el simple hecho de haber sido sentida. Se convierte en el principal argumento para cualquier posición personal e incluso para las decisiones políticas y colectivas. También es la razón de ser y la finalidad de una parte importante de la creación artística y cultural. La tiranía del sentimiento invoca una libertad, la del yo lo he sentido así, que es una forma de esclavitud y una expresión de dogmatismo ¿Quién lo puede negar?
Este tipo de afirmaciones y sus posibles expresiones rompen precisamente con la polifonía narrativa que permite tejer una temporalidad disonante pero resonante. En el sentimentalismo no hay disonancia ni resonancia, solo una cacofonía de voces que se insultan o un coro de voces que se adulan. Del entusiasmo a la ira, del amor al temor no hay nada más a compartir que el sentimiento inmediato y supuestamente puro.
Esta tiranía del sentimentalismo, una de mis preocupaciones como profesional y como persona, abarca cualquier aspecto de la vida y es una de las derivas de la llamada sociedad postmoderna. Opino que tiene mucho que ver con la segunda de mis preocupaciones: un individualismo cada vez más exacerbado, que justifica a su vez conductas cada vez más cuestionables. Mi compañero Pepe, el psicólogo del equipo, suele decir que las sociedades pendulan. Fueron necesarias las tesis de Nietzsche y posteriormente Foucault para, entre otras cosas, alejar a las personas del rebaño de la religión y otras instituciones opresoras. Hoy en día los individuos cada vez estamos más aislados. Yo imagino una distopía en la que los únicos nodos comunitarios serán los centros comerciales.
El filósofo David Pastor Vico ofrece una interesante reflexión relacionada con el individuo en una entrevista realizada en Ethic:
A simple vista parece una paradoja, pero solo porque pensamos desde el canon individualista, que estima que el uso de la razón es un ejercicio personal y autosuficiente, y no está desencaminado si se piensa desde ahí. De hecho, Descartes dijo «pienso luego existo» y no «pensamos luego existimos». El problema en sí radica en cómo llegamos a pensar, en el camino que se debe transitar para conseguir «pensar bien». En ese sentido el individualismo cae por su propio peso, porque no somos capaces de aprender a limpiarnos el culo solos, ni a hablar, así que mucho menos a pensar. Para poder desarrollar un pensamiento crítico y autónomo debemos no cerrarnos en nosotros mismos y nuestras circunstancias. Eso solo puede parir idiotas que se limitan a juzgar el mundo por el tamaño de sus propias manos.
Y acaba la entrevista con un titular magnífico para acabar también con el fantasma de la navidad del presente:
Un «nosotros» crítico es más difícil de manipular que un solo individuo, por muy listo que se crea.
Continuará...
10 Comentarios
La verdad es que me parece revelador el planteamiento de Marina Garcés de cómo ejercer nuestra libertad en estos contextos tan difíciles de hoy en día a través de la colectividad. Sabemos desde la teoría de su fuerza pero en la práctica es difícil encontrar aliados/as y, uniendo a Teresa Zamanillo, este nuevo capitalismo nos lo pone mucho más difícil en el Trabajo Social. Gracias x la lista de Spoti, me he ahorrado un trabajo.
Totalmente, porque como bien apuntas este nuevo capitalismo lo pone difícil tanto a la profesión como al colectivismo que muchas perseguimos.
Me alegro de que la lista de Spoty te sea de utilidad ¡Ojalá te guste!
Un abrazote.
Bien, bien, bien. ………. Gracias Belén si yo tuviera que recompensarte por lo mucho y bueno que escribes, no me llegaría con la pensión.
Gracias por todo. Ya te he mandado la dirección y seguiré escribiendo en tu blog aunque ya no esté en la lista de posibles reconocimientos.
Un abrazo grande y un año venturoso para todas.
Correo recibido. Como quieres el libro dedicado tardará algo más (te lo iba a enviar directamente la librería)
Gracias por tu fidelidad hacia este espacio ¡Un abrazo!
Dos temas centrales Belén: la importancia de la teoría y de la acción colectiva. Dos temas con mucha miga que ,como disciplina y profesión, debemos tomarnos muy en serio. Excelente elección musical.
Abrazo
Me gusta mucho «Un cuento de navidad» incluso lo llegamos a interpretar hace unos años , una gran lección de vida que nos hace reflexionar….
Estoy de acuerdo contigo Belén , la filosofía es la esencia de la vida y de la profesión, más aún en esta sociedad cambiante y a veces desconcertante …
Muy acertada la recomendación de Marina Garcés , muchas gracias
Un abrazo !!
Me alegra saber que hay seguidoras de la obra de Marina Garcés en la profesión ¡Y qué verdad es lo desconcertante del trabajo social a veces! ¡Otro abrazo de vuelta!
¡Ueee! Gracias por lo de la elección musical, normalmente las lectoras no le echan cuentas.
¡Un abrazo!
Estoy totalmente de acuerdo
Que los profesionales necesitamos acercarnos a la filosofía para entender y comprender los discursos que escuchamos y nunca descontextualizarlos de la ideología dominante.
Tomar la distancia necesaria para cuidarnos y cuidar.
En este momento nuestro trabajo más que nunca salir del individualismo que culpabilízate de lo que le pasa.
El poder las instituciones y la sociedad están libres de responsabilidad, este discurso es insostenible.
Qué razón tienes: Este discurso es, efectivamente, insostenible.
¡Un abrazo!