Reflexiones sobre el diagnóstico social

Los días 2 y 3 de Diciembre, el Consejo General del Trabajo Social organizó una webinar en torno al Diagnóstico Social. Intervinieron las compañeras Izaskun Ormaetxea Cazalis y Arantza Laka Eskauriaza. Ellas, junto con Txema Duque Carro, han escrito un artículo titulado El desarrollo conceptual del diagnóstico social: en juego la identidad y pervivencia del trabajo social como disciplina científica. Hoy traigo algunas reflexiones sobre el diagnóstico social tras la lectura del artículo y el visionado de la webinar.

En primer lugar quiero reconocer la iniciativa del consejo. Las webinar son una forma estupenda de tratar temas de interés para la profesión, al alcance de cualquier persona colegiada. Y gratis. Además, se pueden visionar posteriormente en el canal de youtube del consejo, en concreto estas dos se colgarán en breve.

Homegeneizar y estandarizar el diagnóstico social es un imperativo en la profesión. El trabajo que han elaborado abre un esperado camino y contiene muchas cuestiones interesantes. De entre lo mucho que las compañeras abordaron quiero subrayar dos ideas, la primera, que los diagnósticos tienen fecha de caducidad. Dicen:

El diagnóstico social refleja un momento y situación concreta de lavida de una persona o grupo, en constante movimiento, evolución y desarrollo como seres interdependientes en función de las interacciones con el entorno más cercano, con el contexto social e incluso con la persona misma.Las vidas de las personas, familias y grupos son dinámicas, y la relación profesional-persona atendida también (como todas las interacciones). Por ello, el diagnóstico social nunca puede ser algo prefijado, fijado, ni inamovible. Las conclusiones diagnósticas a las que se llegue en un momento dado del proceso se han de circunscribir al periodo temporal al que se refieran, y serán provisionales, sometidas a una revisión y contraste constante, adaptado a los cambios acaecidos y a los posibles nuevos entendimientos o manifestaciones en la relación de ayuda (p.16)

Es muy poco ético (por no decir que incurre en mala praxis) colocar a las personas un diagnóstico único que les persigue durante toda su vida, al menos en el expediente de la institución. En servicios sociales aparecen diagnósticos que son auténticos lastres para las personas, pero de ojo en ojo van, como la falsa moneda, sin más revisión ni más actualización. A menudo pienso que habría que protocolizar en los expedientes una suerte de derecho al olvido, cosa que contempla la ley de protección de datos.

Lo segundo que quiero señalar acerca del modelo que proponen es la estandarización a través de cinco ámbitos vitales. Son los siguientes:

• Económico
• Laboral y Residencial
• Convivencial
• Personal
• Salud
• Social

Estos ámbitos vitales a su vez contienen dieciocho dimensiones, de la combinación resultante se obtiene el diagnóstico, que es multidimensional y arroja las siguientes conclusiones:

• Evaluación del estado de satisfacción de las necesidades sociales.
• Inclusión Social, Riesgo de Exclusión Social alto, medio bajo (Riesgo por afectación de la capacidad de resistencia, Riesgo por merma de la Autonomía vital).
• Suficiente protección, riesgo de desprotección, Desprotección leve, moderada y grave.
• Daño social.

Lo vemos resumido en este cuadro elaborado por ellas y extraído del artículo:

Como vemos, es un modelo alejado de las categorizaciones tipo alcohólico, inmigrante que suelen derivar en la etiqueta y con ella el estigma. En este caso se describen los efectos que las diversas problemáticas producen en las personas en un momento temporal dado, efectos que a su vez están sometidos a constante revisión.

Una de las cosas que más me preocupan como trabajadora social es el poder de dañar de las profesionales, también a través del diagnóstico. Creo que muchas veces no somos conscientes de los efectos no buscados de nuestras acciones. Relacionada con todo esto del diagnóstico y la etiqueta es muy valiosa para nuestro desempeño profesional la técnica de la externalización, propia de las prácticas narrativas. Aunque comprende más aspectos, se resume en la frase la persona no es el problema, el problema es el problema. Las prácticas narrativas en general son muy interesantes. Animo a echarles un vistazo e incorporarlas para mejorar nuestro ejercicio.

En trabajo social, como en intervención social en general, no es suficiente detectar y resolver problemas. El cómo juega un papel primordial. La actuación profesional ha de ser cuidadosa y cuidadora. De eso y mucho más hablaremos María José Aguilar Idáñez, Pedro Celiméndiz Arilla y servidora en la próxima webinar del consejo, titulada ¿Sistema de cuidados?. Se trata de la primera en el marco de los Diálogos desde la BlogoTSfera. Trata acerca del nuevo sistema de cuidados que pretende implementar el gobierno y tendrá lugar el próximo miércoles. Inscríbete ¡Te esperamos!