Las personas que andamos en esto de la intervención social hemos sido, mejor o peor, entrenadas para escuchar. Desde el inicio de nuestra formación académica, sea la que fuere, se nos explica repetidamente la importancia de la escucha para conseguir generar un vínculo con la persona o personas que estamos atendiendo. Escucha activa, setting, axiomas de la comunicación, emisor, receptor, etc. son términos que encontramos salpicados en apuntes y libros de texto y después en revistas y artículos científicos.
En cambio creo que no se nos entrena lo suficiente para saber preguntar. A mí lo que más trabajo me costó hacer en mis inicios como trabajadora social fue formular preguntas. Por inverosímil que resulte para quienes me conocen, soy una persona tímida que se enfrenta al mundo con una pose, digamos, graciosilla. Cuando se me colocaba una persona o una familia delante me costaba un mundo obtener información porque sentía que estaba inmiscuyéndome en sus asuntos (y quizá fuese así, pero eso será objeto de otra reflexión). El caso es que lo pasaba fatal al preguntar.
Puede que haya personas a las que no les resulte difícil preguntar, pero lo que he observado en todos estos años es que preguntar, me refiero a preguntar bien, es una empresa harto complicada que muy poca gente domina con maestría (yo desde luego no soy una de ellas) ¿Por qué ocurre esto? En mi opinión por varias razones además de la propia timidez. En primer lugar, porque en muchas ocasiones la entrevista no se ha preparado o no se tiene claro adonde queremos llegar, en segundo lugar porque (en mi opinión) se pregunta en exceso y en tercer lugar porque las preguntas son instrumentos que dependen de una técnica como es la entrevista que a su vez depende de algo más amplio: el modelo o perspectiva teórica.
No es lo mismo preguntar desde una perspectiva eco-sistémica (que incluye entre sus instrumentos las preguntas circulares), que desde un enfoque motivacional (que despliega toda una tipología de preguntas, como las preguntas de balanceo) como desde las prácticas narrativas, enfoques apreciativos (muy centrados en las capacidades...), desde modelos centrados en el problema, o en la persona... Saber preguntar requiere saber situarse desde un modelo teórico, o desde varios si se realiza una praxis ecléctica (eso sí, manejando con cuidado teorías y modelos que en algunos casos pueden llegar a ser antagónicos).
La conclusión a la que es fácil llegar es que preguntar, es decir, entrevistar, requiere formación y entrenamiento a lo largo de nuestra vida profesional. Mientras llega, a las personas más jóvenes que leen este blog os dejo algunas pistas por si os son de utilidad.
- Las preguntas deben ser pertinentes, de lo contrario son impertinentes.
- Debemos preguntar solo aquello que tenga una utilidad para la tarea que estamos llevando a cabo con la persona atendida.
- Es preferible comenzar por preguntas menos comprometidas e ir profundizando dependiendo de la actitud de la persona entrevistada.
- Hay que dejar a la gente que se tome su tiempo para responder.
- Si (y solo si) tenemos que formular preguntas muy íntimas, es absolutamente necesario explicar a las personas el por qué de estas preguntas y recordarles la confidencialidad a la que estamos obligadas.
Y por último, la palabra clave: Respeto. Siempre. Te llevará lejos.
7 Comentarios
Bueno, Belén, tal vez este no sea el foro para debatir esto. Sólo diré que si hablamos de Trabajo Social y, (doy por supuesta) una práctica ética, las preguntas nunca son intromisión ni generan daño. En cuanto a tu pregunta, si de lo que se trata es de comprender por qué esa persona se encuentra en riesgo de desahucio, claro que es necesario preguntar por la historia personal. Ahora bien, si de lo que se trata es de tramitar la ayuda sin más, independientemente de contextos o circunstancias, entonces no; pero eso es gestión administrativa, y para eso no hace falta el Trabajo Social.
¡Hola, Lorena! Aquí trabajamos también en hospitales, pero sobre todo en servicios sociales, que los hay de atención primaria y servicios sociales especializados. Servicios sociales, salud y el "tercer sector" son nuestros principales yacimientos de empleo, aunque también hay trabajadoras sociales en prisiones y ¡fíjate! aquí están empezando a contratarse trabajadoras sociales ¡en tanatorios! Un abrazo de vuelta y muito obrigada por tus amables palabras.
Hola Belén! Soy Lorena, brasileña y trabajadora social. Me gustó muchísimo tu blog y la reflexión. Tengo curiosidad y interés en conocer un poco de nuestra carrera en otros países. Brasil es tan grande y hay tanta desigualdad social, imagínate. ? En mi país trabajo en hospitales públicos, pero veo que es un empleo difícil en España, no hay tantas vacantes para nosotras. Abrazos ¡Enhorabuena por tu blog!
Bueno, en mi opinión depende, hay actitudes muy bienintencionadas que pueden desembocar en un daño a las personas (tengo pendiente escribir sobre violencia metafísica que guarda relación con todo esto). No recuerdo el dicho sobre las catástrofes de las personas bienintencionadas. Por otra parte insisto en la pertinencia de las preguntas y sí, la técnica se relaciona con el cómo, pero también con el qué. Pondré un ejemplo: ¿Es necesario preguntar acerca de la historia personal para tramitar una ayuda de emergencia con el objeto de evitar un desahucio? Otro abrazo de vuelta…
Creo que preguntar, más que una técnica, es una actitud. En la base está la necesidad de comprender, sin lo cual, e independientemente del contexto, no se puede (o no se debería) intervenir. Desde ahí preguntar nunca es una intromisión y creo que se puede preguntar todo lo que la estupidez del profesional (en el sentido de desconocimiento del usuario y su contexto) requiera. Y también creo que no se puede preguntar de cualquier manera, la técnica en el caso de las preguntas está más cerca del "cómo" que del "qué". Un abrazo
Tienes razón. No es lo mismo. Yo he trabajado hasta hace un año en servicios sociales comunitarios y lo que hacía era sacar esas entrevistas del servicio de atención, que también es de 20 minutos por cita. Claro que yo no tenía la presión asistencial que sé que existe en otros territorios y me podía organizar sacando entrevistas fuera de la atención "normal", hablo solo de mi realidad. El contexto es el contexto, que diría el gallego de Airbag. Muchas gracias por comentar.
Totalmente de acuerdo con la reflexión y los apuntes claves pero quiero recordar que todo ello viene condicionado por el contexto. No es lo mismo una entrevista en Ss Ss, que el 80% de las veces, se realiza en momentos de crisis, durante 20 minutos y pensando en como puede puedes encajarlo en los recursos disponibles, que una entrevista "terapéutica" como parte de un trabajo de cambio.
No es lo mismo