El gato de Schrödinger es un experimento imaginario concebido en 1935 por el físico austríaco Erwin Schrödinger para exponer una de las interpretaciones más contraintuitivas de la mecánica cuántica. Puedes leer en qué consiste en el enlace del principio, lo explica bastante bien.
En primer lugar ¿Qué motivaciones tuvo Schrödinger para encerrar a un gato en una caja con veneno? ¿Acaso una infancia marcada por el abuso o el abandono? ¿Fue atacado por un felino? Es evidente que Schrödinger, un niño resiliente por haberse convertido en un reputado científico, no acabó de tener un ajuste social adecuado
, es más, habría que profundizar en sus comportamientos durante la infancia porque maltratar animales es un claro indicio de psicopatía.No sé muy bien por qué, pero este experimento ha aparecido de nuevo por las redes sociales y parece estar de moda. He tratado de entenderlo infinidad de veces, leyendo artículos de aquí y de allá, sin éxito. Siempre fui una total negada para la física y las matemáticas y tuve que hacer uso de las chuletas y la conmiseración de mis amigas para aprobar estas asignaturas. El caso es que desde la perspectiva de la mecánica cuántica no entiendo un pito del experimento, sin embargo, he realizado un sesudo análisis diagnóstico desde el trabajo social.
Hablemos ahora de la caja ¿Qué dimensiones tiene? ¿Y su equipamiento? ¿Es una caja adecuada para que un gato pueda vivir con dignidad o se trata más bien de una infracaja? Esa caja no reúne condiciones de habitabilidad alguna lo que me lleva a inferir que se trata de un gato sin papeles pues ningún otro gato aceptaría vivir en esas condiciones y menos con un bote de veneno dentro.
Se trata además de un gato con evidentes problemas de movilidad y es que ningún gato con sus funciones motoras en perfecto estado se va a quedar quieto en la caja esperando que a Schrödinger le dé por alimentarlo. Si sumamos, por tanto, la discapacidad del gato a su situación irregular se trata de un gato en proceso de exclusión social severa. Urge visita domiciliaria a la caja y valoración de medidas de protección.
El experimento ha tenido cinco interpretaciones:
- Siguiendo la interpretación de Copenhague, en el momento en que abramos la caja, la sola acción de observar modifica el estado del sistema tal que ahora observamos un gato vivo o un gato muerto. Esta interpretación obvia algo tan simple como llamar a la caja antes de entrar y comprobar si el gato responde o no. Si responde, basta con pedirle que se mantenga quieto y llamar a la policía municipal para que desactive el veneno, y si no responde, llamar al 112. Esperemos que el gato esté vivo por su propio bien y el de Schrödinger ¡Menuda pieza el tal Schrödinger! Lo que ha hecho con su gato tendrá consecuencias a través de la notificación del maltrato a fiscalía.
- En la interpretación de los «muchos mundos» («many-worlds»), formulada por Hugh Everett en 1957, el proceso de medida supone una ramificación en la evolución temporal de la función de onda. El gato está vivo y muerto a la vez no obstante en ramas diferentes del universo: ambas son reales y a la vez incapaces de interactuar entre sí debido a la decoherencia cuántica. Sí, esto es cuando el gato no aparece por ninguna parte y creemos que está muerto, pero en realidad se había marchado a Jaén al funeral de una prima sin decírselo a nadie, que ya podía el gato al menos haber avisado a la auxiliar de ayuda a domicilio, ya que no es aventurado inferir que este gato disfrutará de ayuda a domicilio a pesar de que la caja carezca de condiciones de habitabilidad.
- En la interpretación del colapso objetivo, la superposición de estados se destruye aunque no se produzca observación, difiriendo las teorías en qué magnitud física es la que provoca la destrucción (tiempo, gravitación, temperatura, términos no lineales en el observable correspondiente). Esa destrucción es lo que evita las ramas que aparecen en la teoría de los «muchos mundos». La palabra «objetivo» procede de que en esta interpretación tanto la función de onda como el colapso de la misma son «reales», en el sentido ontológico. En la interpretación de los «muchos mundos», el colapso no es objetivo, y en la de Copenhague es una hipótesis ad hoc. Resumiendo, la no intervención y el consiguiente abandono del gato a su suerte. Ya puede rezar la trabajadora social que lleve la zona donde se encuentre la caja para que el gato esté vivo.
- La interpretación relacional rechaza la interpretación objetiva del sistema, y propone en cambio que los estados del sistema son estados de relación entre el observador y el sistema. Distintos observadores, por tanto, describirán el mismo sistema mediante distintas funciones de onda. Por eso es tan importante el trabajo en equipo debido a que dependiendo de la figura profesional veremos un gato excluido, un gato con problemas conductuales o un gato con hábitos inadecuados. Es necesario un abordaje interdisciplinar del caso, sobre todo para no volver más loco al gato de lo que ya debe estar.
- La interpretación asambleística o estadística interpreta la función de onda como una combinación estadística de múltiples sistemas idénticos. La superposición es una abstracción matemática que describe este conjunto de sistemas idénticos; pero cuando observamos un sistema individual, el resultado es uno de los estados posibles. Esta interpretación, por otra parte, es incapaz de explicar fenómenos experimentales asociados a partículas individuales, como la interferencia de un solo fotón en la versión cuántica del experimento de Young. O sea, la probabilidad de que te toque la trabajadora social buena o mala.
La conclusión final del experimento es que sólo veremos al gato vivo o muerto, nunca ambas. Este proceso de tránsito de la realidad cuántica a nuestra realidad clásica se llama decoherencia, y es la responsable de que veamos el mundo tal y como lo conocemos. Es decir, una única realidad.
Debo concluir este análisis mostrando mi total desacuerdo con Schrödinger puesto que la realidad es una construcción social, tal y como nos enseñaron
Berger y Luckmann.
Opino que la física es una tontería, no digamos ya la mecánica cuántica y me da mucha pena de los gatos: O están tristes, o azules, o experimentamos con ellos, o los echamos a volar... No me extraña que sean tan ariscos con los humanos, motivos tienen.
4 Comentarios
¡Gracias por comentar! Suscribo tus palabras.
Doy fé de que la autora respeta las distintas disciplinas científicas que conoce, y otras que no conoce (quizá aún no existen, o no en esta rama de la realidad).
Creo que este tipo de ensayos, que usan el pensamiento lógico relacionando distintas perspectivas filosóficas, como son el tratamiento de probabilidades de sucesos desde la física cuántica y el trabajo social son imprescindibles para que avancemos correctamente.
El progreso tecnológico y del conocimiento no tiene valor si no es acompañado por una sociedad equitativa y equilibrada. Es más, puede ser perjudicial.
Un saludo
¡Es una broma! El resto de saberes son fundamentales, de hecho leo mucho sobre ciencia…Lamento que no hayas captado la ironía. Yo siempre recomiendo leer sobre ciencia en general, es más, hay trabajadoras sociales como Myriam Sánchez, que trabaja en neurociencia, a la que hay que seguir. Saludos.
Hola me ha encantado tu articulo, excepto el ultimo parrafo, entiendo que la fisica no es una tonteria, el respeto entre profesiones y perspectivas de la realidad es fundamental y complementario. Saludos