Hace unos días leí una entrada en el
blog de Mª José Aguilar, Catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, titulada
politica social y trabajo social en tiempo de crisis, a la que vengo dándole vueltas. La entrada, aunque algo larga, es bien interesante, además, está escrita en un lenguaje claro y preciso, lo que se agradece sobre todo tratándose de alguien que proviene del ámbito universitario, caracterizado por un estilo de redacción, digamos, árido...
Muy pronto...
Aunque recomiendo su lectura completa, contiene un párrafo que me ha parecido especialmente sugerente y que ofrece una idea del argumento de la autora:
"En el trabajo social a lo largo de su historia, que es anterior a la política social, ha habido -y aún hay- muchas culturas y contextos diferentes para su práctica (desde el control social más opresivo a la asistencia para el mantenimiento de la dignidad, desde el conservadurismo a los trabajadores sociales radicales fuera de la práctica oficial). Cada una de estas prácticas tiene su propia relación con el estado de bienestar y la política en general. Pero casi todas ellas, salvo honrosas y escasas excepciones, se han visto atrapadas y afectadas por el modo de gestión pública y de sociedad económico-empresarial"
Me rondan, tras la lectura de la entrada, varios interrogantes. En primer lugar, ¿es posible desempeñar un trabajo social crítico o transformador, por así llamarlo, desde lo público? ¡Espinosa cuestión se me ocurre plantear en pleno período vacacional!
Para que se entienda la argumentación que sigue, quiero matizar algunas consideraciones: al referirme a un trabajo social crítico no me refiero a posicionarse en una actitud crítica en el desempeño profesional, actitud crítica que tampoco debe confundirse con actitud criticona. Esta diferenciación fue magníficamente establecida por Luis Barriga en su ponencia de clausura del XI Congreso Nacional de Trabajo Social de Zaragoza, ponencia que no me cansaré de recomendar (no he encontrado ningún enlace así que la cuelgo en la página de facebook
Trabajo Social España en PDF)
Por trabajo social crítico entiendo, siguiendo a Viscarret (2007: 205) el "amplio conjunto de teorías sociales, que van desde las teorías feministas, el marxismo, el desarrollo comunitario, la teoría radical de la educación (Freire), la antipsiquiatría, la sociología radical y la teología de la liberación". (¿ves como las normas APA están chupadas? Sigo)
Retomo la primera pregunta que me hacía: ¿es posible desempeñar un trabajo social crítico desde lo público? Opino que a los trabajadores sociales insertos en la administración pública nos ha pasado lo mismo que al elefante del
cuento de Jorge Bucay ¿te sabes el cuento? Seguro que sí. Es la historia del elefantito atado a una estaca que se hace mayor y es incapaz de liberarse de lo que en su etapa adulta ya es tan solo un palito.
No quiero decir con esto que en-la-vida-todo-es-cuestión-de-intentarlo y demás rollos de coaching barato, lo que trato de explicar es bastante más prosaico. Me refiero a que las dificultades por parte de los trabajadores sociales para adoptar un rol más terapéutico y menos asistencialista, menos coercitivo y más emancipador provienen de cierto acomodamiento por nuestra parte; es lógico, no somos superhéroes (al menos yo no) y luchar contra las estructuras, tratando de poner en marcha otros enfoques y teorías cansa, la verdad. Ahí tenemos que entonar nuestro mea culpa con humildad y sin excusas.
Por encima de acomodamientos individuales, pero relacionado con lo anterior, el quid de la cuestión es que los trabajadores sociales estamos educados, ya desde la universidad, en modelos de intervención acordes con el statu quo; son modelos de intervención social en la línea que apuntaba Mª José Aguilar en el párrafo citado más arriba, modelos que reproducen los valores de la sociedad capitalista en la que vivimos y que rara vez ponen en tela de juicio las estructuras sociales (desde el tuétano). Todavía se me eriza el vello cuando escucho esto de que el trabajo social debe estar exento de ideologías ¡qué daño nos han hecho, madre!
Por otra parte, las investigadoras, profesoras universitarias y demás teóricas que apuestan por estas corrientes o bien están relegadas al ostracismo o, en el mejor de los casos, escriben fantásticos papers que se quedan en eso y que jamás caerán en las manos de quienes ejercemos y podríamos poner sus ideas en práctica (si es que supiéramos). Aprovecho para recomendar la comunicación de Elvira Villa Camarma: Saberes proscritos: investigación, militancia y trabajo social comunitario en tiempo de malestares. Pasó sin pena ni gloria por el XII Congreso Nacional de Trabajo Social de Málaga, pero a mí me encantó (también lo cuelgo en Trabajo Social España en PDF)
Resumiendo: en mi humilde opinión, es un imperativo ético comenzar a trasladar prácticas emancipatorias y transformadoras a la intervención social, la propia ciudadanía lo está demandando. Para ello, es necesario que asumamos, de una vez por todas, que el desempeño del trabajo social varía dependiendo de nuestra orientación ideológica. Asimismo, quienes estemos interesados en estas corrientes debemos pertrecharnos de teoría y, por último, para poner en práctica estrategias transformadoras solo tenemos que salir a la calle y mirar: los movimientos ciudadanos nos están enseñando el camino (o dándonos bofetadas sin manos, escoge lo que prefieras)
Hasta la semana que viene.
6 Comentarios
Hola soy estudiante y estoy haciendo un trabajo sobre el tema, simplemente decir que estoy encontrado un montón de articulos que profundizan al respecto, en revistas como Trabajo Social Global, Cuadernos de Trabajo Social, etc, utilizando buscadores academicos… Basta con buscar Trabajo Social Critico, o comunitario… Espero que les sirva, un saludo!
Gracias Belen por este articulo, estoy estudiando trabajo social en pamplona, y la situación para mi es pésima, no creo en el sistema educativo y aparte nos conducen a un trabajo social institucional asistencialista, por eso queremos organizarnos y intentar hacer un trabajo social radical de calle y unirnos mantener una fuerte relación con los movimientos sociales.
Aparte el año que viene pensamos hacer boikot a la UPNA, es decir, no matricularnos en ella.
Asi que, si sabes algien de personas o grupos que nos puedan ayudar para desarrollar un trabajo critico radical de calle o quiere participar aquí esta mi email;
iosa_99@hotmail.com
Crítico*
Muy Buena Reflexión Belén.
En mi posición como profesional en formación debo decir que este movimiento del trabajo social radical es indiscutiblemente necesario en nuestra profesión. Si bien el Trabajo Social ya no sólo se ve como una profesión (También es disciplina científica), nosotros los que nos formamos en trabajo social estamos obligados a mantener y a mejorar el carácter científico de la misma. Considero, por tanto, que la falla está en la poca investigación social que a su vez conlleva a prácticamente rediseñar los modelos de intervención y al vacío de teoría. Otro aspecto es la profesionalización del trabajo social, cada vez son más las dudas que nacen en relación con el quehacer profesional (por lo menos en Colombia) ya que le Trabajador Social termina haciendo un poquito de todo y al final nada y, ¿Porqué?, supongo que esa falta de teoría ha desenfocado el objeto del Trabajo Social.
Malos tiempos para la lírica, compañero, gracias por comentar…
Como Trabajador Social, creo que éste es el tema central de nuestra profesión. No sólo nos han educado y formado para mantener el status quo, sino que las circunstancias sociohistóricas (pagar una casa, cuidar de los niños, etc.) nos encaminan cada vez más a ser una profesión "que ni corta ni pincha" (todas/os somos hijos de nuestros padres) y queremos lo mismo que todo hijo de vecino (ocio y tiempo libre, consumir lo mejor, etc.) No hemos sido capaces que crear óptimas plataformas para defender la profesión (aún no sé para que sirve el Colegio de Trabajadores Sociales e incluso dentro de la Universidad no creo que nos hayamos adaptado bien al Grado). Creo que ésta perspectiva del Trabajo Social (desde mi punto de vista la más esencial), pasa por uno mismo, por formarse en otras disciplinas que complemente la débil formación del Trabajo Social, como ya sea, la antropología, la sociología o muchas otras disciplinas. Como bien apuntabas, los movimientos ciudadanos nos están enseñando el camino, y hecho de menos Trabajadoras/es Sociales en ellos. En definitiva, creo que un Trabajador/a Social debe ser un transformador social, un agente tanto social como político..y la esfera política no la hemos sabido captar.
Relativo a la ideología, sostengo que el Trabajo Social lógicamente tiende hacia la izquierda ( sería incomprensible de otro modo), el problema es que simpatice con la socialdemocracia bajo un prisma capitalista que no ha llevado a lo que es hoy en día esta sociedad.