5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
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El blog de Belén Navarro
21 de enero de 2020 / 12 Comentarios
Comenzaré repitiéndome: como ya dije en mi anterior entrada, no creo que otorgar rango ministerial a los servicios sociales sea una prioridad. Por sí mismo un ministerio no solucionaría nada. Tampoco una secretaría de estado si nada va a cambiar en esta vieja y desvencijada nave cuyos crujidos ya ni siquiera asustan a nadie.
Concluyo también que el nuevo gobierno necesita escuchar las propuestas procedentes del sector porque anda muy perdido (el gobierno, digo). No hay más que leer el anticuado y caótico cometido de la nueva secretaría de estado. A su vez, los distintos agentes del sector deben, en mi humilde opinión, llamar ya a la puerta del secretario con esas propuestas. Retomar alianzas es necesario.
Con respecto a la denominación, como también dije, no es un asunto de extrema gravedad, pero tampoco un tema menor a despachar sin más. Obviar el nombre supone en cierto modo ignorar la extensa red territorial que está consolidada; aún peor, desaprovechar lo que puede ofrecer. Los servicios sociales, a pesar de sus sombras, han acompañado a muchas personas a superar malestares. Lo digo con convicción porque he sido parte de esta red casi veinte años. Aparte de certificar pobreza y realizar otras tareas indignas hacia las personas atendidas hemos ayudado a mucha gente. Que también hay que decirlo, hombre.
Aunque me preocupa la desaparición del término me alarma la sustitución de servicios sociales por el lío de los derechos sociales. Lanzo la siguiente pregunta ¿Por qué PODEMOS y Cía sustituyen sistemáticamente servicios sociales por derechos sociales? Mi conocimiento de estos partidos me permite afirmar que identifican inconscientemente servicios sociales con beneficencia por razones ideológicas (demasiado largas de explicar aquí). Entienden, en cambio, que los derechos sociales son un objetivo más progresista, más avanzado. Para muestra de la confusión valga este botón (me ha salido un pareado sin tenerlo preparado).
Este lío entre servicios sociales y derechos sociales está enredándolo todo. Señalo en todas direcciones pues casi todo el mundo está confundido, diría que incluso gran parte de profesionales del negocio. Aunque no quisiera parecer el repelente niño Vicente me arriesgaré.
Los derechos sociales necesitan para materializarse normas legales. En la mayoría de los casos sistemas, es decir sectores (como los servicios sociales) que los hagan realidad. Puede darse la cincunstancia de que la garantía de un derecho social requiera del concurso de varios sectores. Un ejemplo es el llamado derecho a la protección social, en el que se implican, a bote pronto, salud, empleo y pensiones. No son equiparables, por tanto, derechos sociales y servicios sociales. Los derechos sociales son conquistas colectivas, los servicios sociales, la salud o la educación estructuras que hacen realidad algunas de esas conquistas.
Algo parecido ocurre con problemáticas como la exclusión social. Como sabemos, se trata de una problemática multidimensional que afecta a diferentes esferas de la vida de las personas. No puede, por tanto, ser competencia de un solo sector. Su erradicación se concreta con políticas transversales, que son las que inciden en los distintos sectores destinados a la protección social.
Por la parte que nos toca considero una equivocación enarbolar la defensa de los servicios sociales como garantes de los derechos sociales, así, en general. Espero haber sabido explicar que es teóricamente incorrecto. Además nos juega a la contra: confunde a la clase política, contribuye al lío de los derechos sociales y desdibuja nuestro cometido, ya de por sí borroso. El objeto es la madre del cordero: clarificar nuestro (posible) cometido allanará el camino y servirá como pivote sobre el que reordenar el sistema.
Hay multitud de problemas aporreando las puertas del sector, no digamos del gobierno. Por si fuera poco muchos de ellos ya los venimos sufriendo en silencio, como el anuncio. Hagamos lo necesario por defender los servicios sociales, pero con claridad meridiana, y sobre todo no perdamos la esperanza, que ya lo dice María: Si se achucha, entra.
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PROPUESTAS DE LA MESA DE DERECHOS SOCIALES, MAYORES Y CONVIVENCIA INTERCULTURAL DEL FORO LOCAL DE PUENTE DE VALLECAS A LA OFICINA DEL SUR Y ESTE DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID
PARA EL REEQUILIBRIO TERRITORIAL
1ª PARTE: REFLEXION MARCO SOBRE LOS SERVICIOS SOCIALES MUNICIPALES QUE NECESITAMOS EN LOS DISTRITOS DEL SUR Y ESTE DE MADRID
Abordar la elaboración de propuestas para la mejora de los Servicios Sociales en el territorio de los distritos del Sureste de Madrid con la finalidad de lograr un reequilibrio social respecto de la ciudad hace necesario, previamente, aunque sea de manera somera, la contextualización del momento en que se plantea esta propuesta.
Los distritos del Sureste de Madrid representan históricamente el espacio de la segregación, cuando no exclusión, de la ciudad. Siempre han detentado el dudoso orgullo de estar a la cabeza de los diferentes indicadores que reflejan la pobreza, una pobreza que el desarrollo de la ciudad se ha encargado de dibujar sus fronteras en el territorio, exclusión sobre exclusión, mediante la ubicación de infraestructuras diversas que la ciudad no quiere, y que acaban señalando los límites donde acaba la ciudad integrada y empieza la excluida.
Esta situación de marginación social de los distritos del sureste se ha mantenido a lo largo de los años, a pesar de múltiples planes y proyectos de intervención social que han intentado mejorar las condiciones de vida de la gente de estos distritos, los índices de la pobreza y la recualificación del territorio, en un vano esfuerzo por lograr obtener el derecho a ser ciudad.
La propuesta de reequilibrio territorial que se nos plantea desde la Oficina del Sureste tiene retos difíciles por delante, pero queríamos señalar que esta propuesta se produce en un momento crítico para estos distritos, ya que la situación de segregación que arrastran históricamente se está viendo agudizada por la crisis de 2008 y las políticas de recortes que se están aplicando, y que están afectando a las clases medias. Ello está teniendo como efecto una mayor presión sobre los Servicios Sociales por el incremento de demandas, y a la vez, un mayor deterioro de los usuarios habituales. El riesgo de que amplios sectores de población pasen de situaciones de vulnerabilidad a la exclusión social se dibuja en un horizonte muy cercano si noacertamos a aplicar las medidas adecuadas y con los recursos necesarios.
Todo ello nos plantea la necesidad de repensar lo que no funcionó en otras ocasiones, y en otros proyectos, para tratar de modificar lo que sea necesario, con la finalidad de que cualquier intervención que se haga tenga eficacia en el territorio y en la vida de las personas que lo habitan. La situación crítica en la que se encuentran estos distritos requiere de ese compromiso. Cuando se crean expectativas que no se cumplen se produce frustración.
UNOS SERVICIOS SOCIALES PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL
El deterioro que sufre el tejido social de estos distritos pone sobre la mesa la necesidad urgente de un plan de choque de medidas sociales que contemple actuaciones a corto, medio y largo plazo. Ese Plan requiere que los Servicios Sociales de los distritos dispongan de los recursos y medios necesarios y suficientes para poder desarrollar adecuadamente su trabajo. La finalidad última de los Servicios Sociales, tal y como señalan diversos documentos elaborados por el propio Ayuntamiento, es lograr la integración socialen el ámbito comunitario de las personas con las que se trabaja, y para ello se necesita:
Disposición de recursos materiales y humanos suficientes.
Modificar la orientación de los diferentes servicios y ayudas.
Unas condiciones de actuación que permitan tomar las decisiones necesarias sin depender de otras instancias que puedan dificultar o impedir el cumplimiento de los objetivos previstos.
La escasez de recursos y de medios suficientes con los que están funcionando los Servicios Sociales los sitúan en unas funciones puramente asistenciales que nos hacen recordar a los sistemas de beneficencia para pobres del siglo XIX, en lugar de unos Servicios Sociales del siglo XXI comprometidos con el acompañamiento efectivo a las personas para tratar de lograr la reconstrucción del vínculo social que perdieron.Trabajar desde esta perspectiva de la inclusión socialimplica no solo la disposición de recursos humanos y suficientes, sino la reorientación de las intervenciones y de los servicios, más dirigidos a un enfoque comunitario en el que se trata de recuperar el sentimiento de pertenencia, mejorar la autoestima y lograr la inserción social de las personas atendidas en los Servicios Sociales. Esta “reconstrucción personal” se facilitaría si a los servicios y ayudas que se ofrecen se incorporan compromisos y responsabilidades que permitirían a los usuarios participar a través de un proceso de implicación personal que tendría, como consecuencia, un reforzamiento de los vínculos con el Otro, logrando así la inserción social que se persigue, y con ella la mejora del maltrecho tejido social de estos distritos del sureste.
Trabajar desde los Servicios Sociales con este enfoque de la inclusión requiere de otras condiciones,también necesarias, como son la estabilidad y continuidad en el tiempo y en las personas que intervienen en los barrios con los diferentes colectivos. Un vínculo social no puede crearse por decreto, requiere de contextos de confianza, incluso afectivos y ello necesita de tiempos necesarios. Las contrataciones que se realizan para intervenciones puntuales deberían de tener en cuenta este criterio porque si no es así es probable que los recursos económicos destinados a esas contrataciones no dejen huella en el tejido social.
Estas contrataciones externas, necesarias para complementar el trabajo de los Servicios Sociales, requerirían de una evaluación también externa e independiente, tanto de las Juntas de Distrito como de las propias entidades contratadas. La evaluación debería considerar la eficacia del trabajo realizado y sus resultados, en los términos que se han comentado más arriba, es decir, si han servido para mejorar la situación del colectivo con el que se interviene favoreciendo la inserción, y con ella la mejora del tejido social. Entendemos que esa evaluación debería hacerse desde las propias asociaciones y entidades implicadas en el trabajo social en los barrios, en colaboración con las entidades contratadas y con la propia Junta Municipal, de manera que la información y experiencias circulen entre todos los implicados, mejorando así las condiciones en las que se aborda el trabajo social desde los distritos.
LAS DEPEDENCIAS NORMATIVAS
Por último, queremos abordar un aspecto que nos parece fundamental en la medida que marca las condiciones de posibilidad de que las actuaciones y proyecto de intervención que desarrollan las Juntas Municipales en los distritos del Sureste de Madrid cumplan sus objetivos, con los tiempos y ritmos que los barrios y su tejido social necesitan. Nos referimos alos procedimientos, normativas, leyes, competencias y tiempos políticos a los que se ven obligadas las Juntas de Distrito y el Ayuntamiento de Madrid, y que limitan de manera más que notable la toma de decisiones de las Juntas de Distrito, dificultando cuando no impidiendo, que se dispongan de los recursos necesarios y en el tiempo necesario para hacer efectivas las intervenciones, por lo que difícilmente se pueden dar respuestas a problemas urgentes con esas limitaciones. La posibilidad de avanzar en el reequilibrio territorial del Sureste que se nos propone se pone en cuestión si no se crean las condiciones necesarias que hagan posible trabajar con la autonomía imprescindible que las situaciones sociales reclaman.
El grado de deterioro social que sufren estos distritos y los procesos de exclusiónestán creando situaciones explosivas en la convivencia cotidiana. En algunos casos esas situaciones reclaman actuaciones urgentes para lo que se necesita la contratación puntual de técnicos, pero nos encontramos con los procesos administrativos, largos y engorrosos, que impiden dar las respuestas adecuadas.
Habría que señalar de manera más concreta, y como ejemplo paradigmático, el caso de la Renta Mínima de Inserción (RMI), un recurso dirigido a paliar situaciones de extrema necesidad. La concesión de estas ayudas está en manos de la Comunidad de Madrid y corresponde al Ayuntamiento la gestión y administración de las mismas. Este escenario de competencias compartidas entre instancias del Estado diferentes pone en juego lógicas partidistas de desgaste político, cuando los partidos que gobiernan en las dos instituciones son diferentes, introduciendo intereses espurios, necesariamente ajenos al fin de estas ayudas y creando unas dinámicas que acaban deteriorando la efectividad y el sentido de las mismas. Se señala al Ayuntamiento, a través de sus Juntas Municipales, como responsable de las concesiones y de los trámites interminables y requisitos “imposibles” que son necesarios para tener acceso a estas ayudas.
Entre medias de estas guerras políticas, silenciosas y no explicitadas, se encuentran las familias que las sufren y un tejido social desestructurado que necesita intervenciones eficaces y solucionesa problemas de subsistencia reales. El reequilibrio territorial y la homologación de estos distritos a la ciudad pasa necesariamente por poner sentido común a situaciones como esta. Es por ello que nos parece necesario romper esta dependencia en la concesión de estas ayudas de manera que sea una sola instancia –el Ayuntamiento de Madrid, por su mayor proximidad a las familias- quien se encargue, como responsable principal, de todo el proceso de concesión de la Renta REMI, aunque la Comunidad de Madrid tenga que fiscalizar lo que corresponda.
En definitiva, si queremos conseguir los objetivos de reequilibrio territorial que nos planteamos y con ellos él derecho a la ciudad que se nos ha negado a esta periferia urbana se hace imprescindible dotarnos de las herramientas adecuadas para llevar a buen fin esa labor. Nos parece que es condición necesaria. Si no es así, si no logramos disponer de los recursos necesarios, el proyecto que nos ocupa pasará a engrosar los múltiples intentos que a día de hoy están durmiendo el sueño de los justos.
2ª PARTE: PROPUESTA CONCRETA PARA CUMPLIR CON LA LEY DE SERVICIOS SOCIALES DE LA COMUNIDAD DE MADRID Y DESARROLLAR CON RESCURSOS ADECUADOS LA CARTA DE SERVICIOS DE LOS CENTROS DE SS. SOCIALES DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID:
El sistema de Servicios Sociales en la actualidad se organiza en torno a una serie de necesidades sociales a las que tendría que dar respuesta:
• Información para acceso a los recursos sociales existentes.
• Proporcionar los instrumentos necesarios para favorecer una adecuada convivencia personal, familiar y social.
• Facilitar la integración en el entorno social próximo.
• Favorecer la cobertura de necesidades básicas.
• Lograr la autonomía personal.
• Posibilitar una participación ciudadana activa en la sociedad.
La ley de Servicios Sociales 11/2003 de Comunidad de Madrid, señala que la finalidad de los Servicios Sociales es “la promoción del bienestar de las personas, la prevención de situaciones de riesgo y la compensación de déficits de apoyo social, centrando su interés en los factores de vulnerabilidad o dependencia que, por causas naturales o sobrevenidas se puedan producir en cada etapa de la vida y traducirse en problemas personales” y el objetivo de los servicios sociales sería el de “asegurar el derecho de las personas a vivir dignamente durante todas las etapas de su vida, teniendo cubiertas las necesidades sociales”.
Asimismo, la mencionada Ley, en su preámbulo indica que “la ley hace una apuesta fuerte por la universalidad, equidad e igualdad de acceso de todos los ciudadanos a los servicios sociales, clarificando y consolidando firmemente sus derechos”.
Pues bien, partiendo de la normativa que regula los Servicios Sociales y dado el carácter de proximidad de estos (también establecido en la Ley), es el municipio, en nuestro caso, el Ayuntamiento de Madrid quien debe hacer frente a los retos que supone la situación social en la que se encuentran los distritos del sureste.
Según los resultados que aparecen en el RANKING DE VULNERABILIDAD 2018, publicado recientemente por el Ayuntamiento de Madrid, los distritos del sureste de nuestra ciudad ocupan los primeros puestos de mayor vulnerabilidad: 1º Puente de Vallecas, 2º Villaverde, 3º Usera, 4º Carabanchel, 5º Latina, 6º Vicálvaro, 7º Villa de Vallecas y 8º San Blas.
El Ayuntamiento de Madrid en su carta de servicios y según su revisión del modelo de atención social que se presta en la ciudad de Madrid, se establecen criterios organizativos homogéneos para todo el municipio, pero ¿es homogénea la realidad social, económica, etc., de los diferentes distritos?, según los datos del mencionado ranking, vemos que no es así, por lo que nuestra propuesta iría en la siguiente línea:
Consideramos que un futuro modelo de Servicios Sociales pasaría por una descentralización real y efectiva en los diferentes distritos, con autonomía presupuestaria llevada a la práctica en función de las necesidades detectadas en cada distrito y no dependiendo del Área de Gobierno.
En cuanto a la dotación de técnicxs (trabajadorxs sociales), la Carta de Servicios de los Centros de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, establece una ratio de 1 T.S. por cada 6.000 habitantes, esta dotación es a todas luces insuficientes para distritos como, por ejemplo, Puente de Vallecas que cuenta en el mencionado RANKING DE VULNERABILIDAD con 6 barrios entre los 10 más vulnerables de toda la ciudad. Por todo ello, se hace necesaria una dotación de personal con una ratio muy inferior a 1 Trabajador/a social x 6.000 habitantes, no es posible utilizar criterios de homogeneidad para la organización de los servicios sociales con estos niveles de desigualdad tan graves, por lo que como mínimo, es necesaria una ratio de 1 trabajador/a social x 3.000 habitantes tal y como establece el Consejo General de Trabajo Social, como forma de reparar esta grave desigualdad que viene siendo histórica.
Pero no solo son necesarios trabajadorxs sociales, sino equipos interdisciplinares formados por educadorxs sociales, psicólogxs, pues una realidad compleja y de clara desventaja, requiere de enfoques y abordajes interdisciplinares.
Elaborado por la Mesa de Derechos Sociales, Mayores y Convivencia Intercultural del Foro Local de Puente de Vallecas.
28 de Enero de 2018
Gran trabajo el vuestro, Paco, enhorabuena.
[…] por «Derechos Sociales» no me extenderé sobre algo que ha ha explicado perfectamente la colega Belén Navarro. Eso no resta en absoluto valor a la persona nombrada en dicho cargo (con otra nomenclatura), […]
¡Claro! En absoluto me refiero al secretario. No lo conozco y además tampoco ha podido demostrar su capacidad.
Enhorabuena Belén. Desconocía tu blog pero trataré de seguirte con regularidad. En la maraña conceptual en q nos movemos en servicios sociales, nombrar los sistemas con propiedad y crear cultura ciudadana me parece muy importante, si no imprescindible. Comparto esta magnífica reflexión pero necesitamos definiciones macro en las instituciones públicas progresistas.
¿Qué puedo decir? Que tienes toda la razón. Hay autores y autoras a las que estas instituciones podrían mirar. Habrá que seguir empujando en esa dirección. Muchas gracias por comentar (y por tu visita)
Es fantastico Belén!!! Claro, conciso, muy bien conseguido el camino al que se quiere conducir al lector. ¡Felicidades!
Una amiga me recomendó leer lo que escribes, Belén. Ella no se equivoca. Eres muy aguda.
Hay una idea central: los derechos sociales alcanzan una dimensión que trasciende y va más allá del alcance de los Servicios Sociales. Y éstos deben estar impregnados por los principios (rectores) de transversalidad e intersectorialidad. Cuando se interviene con esa perspectiva se logran resultados muy importantes y, a la vez, se va cambiando la cultura de quienes están llamados a intervenir y participar: profesionales, individualidades interesadas, colectivos, comunidades y responsables institucionales.
Me alegra mucho recibir un nuevo lector y que la entrada te haya gustado. Muchas gracias (y a tu amiga por recomendarme)
Comparto que hay cuestiones más importantes que el nombre. Últimamente me toca decir que nuestro departamento efectivamente lleva el nombre de Derechos Sociales, olvidaron incluir el apellido «obligaciones.’. Esto último, no pq lo diga yo, lo recogen varias normas. Lo cierto es que quienes pusieron ese nombre han dado un impulso al sist. de serv. en Navarra.
Claro, si el nombre en sí no es importante, lo importante es el modelo. Un abrazo.
Gracias, Teresa, eso pretendía, a ver si entre tdoas aclaramos algo este lodazal.