5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
5 de junio de 2020 / 9 Comentarios
Un sorprendente ir y venir que ha tratado —parece obvio— de inclinar la balanza mediática hacia unas u otras posturas. Lo que el ingreso mínimo vital esconde es el fallido intento de fusionar dos perspectivas dificilmente conciliables, como a continuación explicaré.
En la entrada anterior describía las tres ontologías sociales o perspectivas de la realidad analizadas por David Cassasas en su libro sobre renta básica. Sostengo que el IMV es el producto de la tensión entre dos de ellas. De un lado, quienes entienden el mundo desde una perspectiva organicista católica, de otro, quienes lo hacen desde la perspectiva republicana democrática. Como resultado, una decepcionante preeminencia de la ontología organicista católica sobre la republicana democrática a lo largo de todo el articulado. Por eso el IMV no ha encandilado casi a nadie. Me explico.
Para el republicanismo democrático la libertad es un concepto central. La libertad desde este paradigma se vincula con la idea de una existencia no sujeta a mecanismos de subordinación. De ahí la conocida máxima de Marx y Engels vivir sin permiso. El republicanismo democrático también persigue la horizontalidad de las relaciones sociales. Por ello defiende, en primer lugar, la renta básica ya que garantiza, al menos, una supervivencia libre para toda la ciudadanía. Asegurándola habrá más libertad para elegir y acometer los proyectos vitales personales, entre ellos también el del empleo, me refiero a un empleo digno. Dicha renta básica sería financiada con una reforma fiscal y se entiende como una medida ex ante, es decir, niveladora y preventiva. Para todo el mundo. Universalidad es la palabra clave junto con derecho.
En segundo lugar, el republicanismo propugna, como decía, el establecimiento de derechos sociales, básicos para igualar las relaciones entre clases. De ahí que la renta básica que propugna el republicanismo sea indisoluble del fortalecimiento de los servicios públicos. Justo lo contrario del modelo de renta básica que defienden cada vez más neoliberales. De eso hablaré al final.
Por su parte, para el organicismo católico el orden social descansa sobre el adecuado desempeño de las funciones de cada una de las partes que componen la sociedad y el consenso entre todas ellas. Recordemos el símil con el cuerpo humano, que requiere el normal funcionamiento de todos sus órganos para su buen funcionamiento.
Así, para el buen funcionamiento del cuerpo social se establece un pacto tácito en el que los patronos se comprometen a ofrecer una ocupación, una jornada laboral que permita el descanso y el disfrute de ciertos derechos laborales y a su vez los obreros se comprometen a trabajar con diligencia y a no cuestionar los cimientos del sistema capitalista. En el caso de aquellas personas que, por enfermedad o edad, no puedan mantenerse en el mercado laboral la ontología organicista, que es piadosa con el infortunio (a diferencia de la ontología liberal), establece un sistema de subsidios o pensiones ex post.
¿Qué ocurre con las personas sanas que no trabajan? Que deberán buscar empleo activamente, pues deben cumplir su función para el mantenimiento del orden social—amén del hecho de que el trabajo dignifica— ¿Y quienes no quieran someterse a trabajos precarizados, mal pagados o indignos? Que no podrán acceder a los subsidios condicionados. Es lo que conocemos como workfare. Si no se encuentra empleo habrá que demostrar interés por conseguirlo, independientemente de lograrlo o no. Activación laboral le llaman. Soluciones biográficas a contradicciones sistémicas. La condicionalidad aquí juega un papel trascendental. Como vemos, nada tiene que ver con el concepto de derecho social ni con la universalidad.
En España afortunadamente está ampliamente arraigada la idea de que la educación y la sanidad deben ser universales, para todos, e incondicionales. Sin embargo, el derecho en teoría más básico, el de subsistencia, se somete a la búsqueda activa de empleo en la simple creencia de que las personas que no encuentran empleo o no quieren o no saben encontrarlo. Y si no ganan el pan con el sudor de su frente deberán ganarse el subsidio también con el sudor de su frente.
El IMV comenzó a pensarse como una medida de garantía de rentas, de igualación de las condiciones de vida o al menos de erradicación de la pobreza extrema en un país, España, con una desigualdad social insoportable. Las durísimas palabras de Philip Alston todavía resonaban en los oídos del gobierno. Qué poco duraron sus efectos. Qué poco calado parecen haber tenido en la mente del ministro Escrivá, tan empeñado como parece estar en convertir el IMV en una renta mínima. A sus declaraciones me remito.
Algunas quisimos ver una oportunidad para transitar desde la condicionalidad y el workfare al derecho social con la renta básica en el horizonte. No obstante el legislador ha puesto todo su empeño en retorcer la norma para que la ontología social organicista prevalezca. Si no se acaba condicionando el IMV a proyectos de inserción sociolaboral, cosa que dudo mucho, la terminología del texto recuerda implacable a sus perceptores su fracaso personal y por ende sus débitos morales a la sociedad.
Lo curioso de todo esto es que, como adelanté al principio de esta larga entrada, para la ontología social liberal, la tercera de las tres ideas en disputa, la renta básica es una herramienta cada vez más aceptada y me atrevo a afirmar que será impulsada con fuerza por los gurús neoliberales, como ya ha hecho Luis de Guindos. Aunque en público defienden ideas tan casposas como el workfare, en privado son muy conscientes de tres problemas: Uno, que el empleo es un bien cada vez más escaso, dos, que para que el sistema capitalista se perpetúe deben seguir existiendo consumidores. Puntualizo: Acudirán a cubrir sus necesidades al mercado con la renta básica a través del desmantelamiento de los servicios públicos.
Tres, si la exclusión social sigue aumentando habrá desórdenes sociales. Ya se están produciendo en muchos países. La renta básica es, para el neoliberalismo, calderilla. Abramos los ojos, no hay más que consultar tres o cuatro cifras macroeconómicas. Ellos ya han hecho los cálculos mientras nosotros, ingenuos, seguimos esgrimiendo la inocente creencia de que la renta básica no es viable mientras se rescata a Bankia o se entregan once mil millones de euros anuales a la iglesia católica.
Lo indignante, por otra parte, de todo esto es escuchar a sectores de la izquierda defender la condicionalidad y el workfare. Que la renta básica acabe siendo implantada por la presión de la derecha debiera avergonzar a más de uno, digámoslo así. Que la izquierda obtusa abandere la máxima ganarás el pan con el sudor de tu frente es, como podría expresarlo..., disparatado. No quiero extenderme en este punto por vergüenza ajena y dolor propio. Mucho.
¿Qué podemos hacer quienes nos situamos desde la perspectiva del derecho a la subsistencia? Quienes partimos de un posicionamiento republicano libertario debemos presionar sin descanso para que el reglamento de desarrollo del IMV reconduzca la medida hacia el camino que nunca debió abandonar: el derecho a una vida digna y punto. Al menos para quienes más lo necesitan. El resto absténganse de autoproclamarse de izquierdas o revisen sus creencias. Por favor.
9 Comentarios
Intensa y necesaria reflexión sobre un recurso más a los que añadir en la gestión indirecta de nuestra profesión. No obstante, siendo necesaria la analítica sobre la RBU y los Ingresos condicionados, creo imprescindible en analizar cómo está impactando , y cómo lo ha hecho ya el neoliberalismo intervencionista en nuestra profesión. Creo que la pandemia nos ofrece una oportunidad para saber hasta qué punto no formamos pàrte del entramado. Os dejo una entrada en la que se aborda esta cuestión. Saludos compañera y compañeros de profesión. Paco Roda (TS Ayuntamiento Pamplona)
https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/servicios-sociales-jaque-coronavirus-paco-roda
Hola, Paco, leí tu artículo en El Salto cuando se public´ó (creo que hasta lo compartí en twitter). Con respecto a lo demás que comentas, estoy de acuerdo, claro, el tema es que en una entrada de blog hay que centrarse, pero sí, de hecho he leído mucho y he escrito también sobre la relación entre neoliberalismo y trabajo social. Hay además gente muy interesante escribiendo al respecto… Temazo.
Enhorabuena por tu artículo, me gustó mucho. Espero que sigas escribiendo, nuestra voz es importante. Un abrazo.
Gracias Belén, sí, es importante revisar nuestras miradas y donde ponemos el foco de las nuevas reflexiones. No nos jugamos un modelo de intervención u otro, ni una manera de gestionar, ni siquiera una batería de recursos a aplicar nuevos, nos jugamos , como lo llevamos haciendo hace tiempo con las sucesivas crisis, el para qué de esta profesión. Esta pandemia nos está dando pistas. Y una de ella es nuestra absoluta desaparición, desde mi punto de vista, del escenario político como profesión. Están lxs medicxs, la educación, los bomberos, las distintas policías y hasta las grandes agencias de solidaridad , el Banco de Alimentos, etc, pero estamos desaparecidxs. ¿Por qué?
Un abrazo
Leída la segunda entrada, Belén, ojalá que el reglamento apunte en ese sentido. Un abrazo. Cheli.
Efectivamente. Crucemos los dedos, Cheli…
Magnifica reflexiòn Belen, como los anteriores posts. Es una fortuna contar contigo y tus textos en este camino que algunas llevamos tiempo recorriendo dentro del Trabajo social en defensa de la RBU, defendiendola en nuestro entorno màs cercano y necesitando de esta difusiòn que dan las redes y que tu has hecho tan acertadamente y con tanta claridad estes meses a traves del blog.
Gracias, compañera, es fantástico encontrar personas que también apuestan por la RBU (y más si son TS). Pocas luchas encuentro yo tan dignas de pelear. Un fuerte abrazo.
Gracias por tus reflexiones. Me parece fantástico tener referentes tan potentes. Leerte es una apuesta por estar al día. Precisamente por eso copio el enlace a otra entrada en tu blog:
https://trabajosocialytal.com/2020/03/cinco-ideas-para-estar-al-dia-en-trabajo-social
Me gusta recrearme en esta página web, pero si alguien la descubre por primera vez, no debe perderse esa entrada, aunque todas son pequeños tesoros.
Gracias a ti, Carlos, por tus palabras. Aunque inmerecidas, son un acicate para sentarme al teclado cada semana. Un abrazo.