Esta es una entrada que busca animar al debate sobre si las trabajadoras sociales (*) somos valoradoras de pobreza, si estamos dispuestas a continuar siéndolo y qué cuestiones tendríamos que plantearnos para contribuir a conseguirlo. Continúo la reflexión de Pedro Celiméndiz titulada
Las Leyes de Newton y la Atención a la Pobreza tratando de aportar algunas ideas a un interesante debate sobre el papel de los servicios sociales, que tuve la oportunidad de leer en twitter el otro día. Participaban
@lsanzo,
@hendrix_bcn,
@mimanro y de manera tangencial
@pcelimendiz y servidora, que entra en estos hilos con más miedo que vergüenza. Fue en ese debate donde se nos denominó valoradoras de pobreza.
Pedro ha resumido perfectamente el debate en su entrada, de recomendable lectura para seguir mi hilo argumental. Por situarnos, los tweets pivotaban sobre el papel que debe asumir el sistema de servicios sociales, si la atención a las personas empobrecidas con algunas excepciones (como sucede hasta ahora, seamos sinceras) o el viraje hacia otros cometidos como puede ser la
interacción, definida como autonomía funcional e integración relacional (Fantova).
Yo pensaba, leyendo el hilo de twitter, que lo que se estaba debatiendo era muy interesante para las profesionales, porque parto de la aseveración, espero que compartida, de que en estos momentos somos conscientes de que nuestra principal tarea (de las trabajadoras sociales quiero decir) es la de certificar pobreza para que algunas (o muchas) personas atendidas puedan acceder a programas de suministros vitales, prestaciones económicas, becas de comedor, programas de garantía alimentaria, planes de empleo y un largo y triste etcétera. Sostengo también que nos enfadan y nos quejamos cada vez que aparece una nueva ocurrencia de estas, precisamente porque la mayoría de trabajadoras sociales somos conscientes de que estas medidas son un parche. Más beneficencia, a la postre.
Por eso mismo digo que hace tiempo que viene siendo hora de debatir dentro de la profesión sobre el modelo de servicios sociales que nos gustaría transitar, más allá de pendular (salvo excepciones) entre la queja puntual y las fantasías tipo Mago de Oz, plasmadas en lugares comunes tales como salir a la calle, lo comunitario, etc. Fantasías, digo, porque son aspiraciones que no suelen ir acompañadas de ninguna concreción científica, como, por ejemplo, la reflexión científica en el seno de la profesión con respecto a qué modelo de servicios sociales puede hacer esas aspiraciones realidad.
Pues bien, ese debate obliga a un posicionamiento previo desde la disciplina y la profesión sobre algunas cuestiones que Pedro abordaba en su entrada:
- Qué entendemos, desde el trabajo social, por pobreza, por exclusión social y cuales son sus causas, y si existe un consenso científico al respecto.
- Cómo y quienes deben abordar estos procesos, si todos los sistemas o los servicios sociales en exclusiva.
- A qué deben dedicarse los servicios sociales, si no es a atender a la gente pobre.
- Donde deben situarse las competencias en materia de servicios sociales y por qué.
- Si los servicios sociales deben tener un papel en lo referente a protección económica de la población.
- Cómo debe articularse esa protección económica.
Si y solo si nos hemos aclarado con estas cuestiones estaremos en condiciones de abandonar el odioso rol de valoradoras de pobreza, pero ello implica,
IMHO (aprendido en twitter) un replanteamiento de nuestro rol profesional:
- ¿Queremos realmente abandonar la gestión de prestaciones o son, aunque nos avergüence admitirlo, un mecanismo de poder profesional? ¿Estamos dispuestas a decirles adiós?
- ¿Nos sentimos preparadas (que no es lo mismo que estar preparadas) para dedicarnos sola y exclusivamente al acompañamiento en procesos de inclusión, de promoción de la autonomía, de organización de cuidados?
- ¿Realmente tenemos afianzado un ECRO como profesionales del trabajo social?
- ¿Estamos en condiciones de defender la necesidad del trabajo social fuera del marco de los servicios sociales? Puede resultar paradójico, pero considero que si no somos capaces de explicar la utilidad de la profesión del trabajo social fuera de los servicios sociales nos será muy difícil aportar conocimiento dentro de ellos. Y no al revés.
Opino que es importante el replanteamiento de nuestro rol en lo referente al modelo de servicios sociales porque pienso que la dificultad para imaginar otros servicios sociales deviene de las dificultades para separar nuestro cometido como profesionales (incluyendo nuestros propios sesgos) de la misión del sistema al que la mayoría pertenecemos.
Urgen reflexiones científicas y posicionamientos corporativos sobre servicios sociales y sobre asuntos colaterales tan trascendentales como la Renta Básica, por ejemplo. Espero que esta entrada contribuya, al menos, a pensar sobre todas estas cuestiones, de vital importancia para la mejora de la vida de la gente.
* En adelante, usaré el lenguaje inclusivo, entendiendo trabajadoras sociales como personas trabajadoras sociales, y no mujeres trabajadoras sociales. Menuda entrada he elegido para empezar...
11 Comentarios
¡Bien! Una escribe para contribuir a la reflexión, así que me has alegrado el día. Gracias a tí por comentar y por leerme ¿o es al revés?
El twitter es asín…austero. A mí tampoco me gusta el término humilde…Chau
¡Uau, comentarios como estos hacen que una se venga arriba! No sé si es bueno que me venga arriba, jajajjaja. Muchas gracias Mirentxi, y, por favor, no te deprimas, alégrate por sentirte en sintonía ¿Ves? Estamos muchas raras por el mundo.
Me ha encantado tu entrada . Llevo todo el día rumiando tus reflexiones , desentrañadoras .
Es muy necesario el debate que planteas y muy urgente. Un sistema como el de servicios sociales con tanto entramado de legislaciones , programas y ámbitos de actuación precisa responder a unas cuantas preguntas claras como las que planteas . Gracias por tus aportaciones .
Gracias Belén! por tus palabras y por el blog. Siempre es alentador compartir el aprecio por la profesión, y a la vez, el sentido crítico, y más si es intergeneracional, como es el caso.
Creo que nos impulsa a indagar, a buscar nuevos y viejos elementos de identidad que aporten solidez y desarrollo científico a Trabajo Social y al espacio de lo social en lo publicó.
Seguiremos!
Un fuerte abrazo,
Maite Esnaola
Análisis muy certero.
Dicen que "las siglas y los cuernos para quien los pone", eso de "IMHO" viene a ser "en mi humilde y modesta opinión".
No me gusta nada el término "humilde", lo mire por dónde lo mire, es humillante.
https://es.wiktionary.org/wiki/humilde
Chao, Quique
Creo que lo mejor que he obtenido de Facebook es haberos encontrado (Belén Navarro, Pedro Celimendiz,…) porque me propiciais reflexión y sabiduría crítica. Gracias por compartir vuestras magníficas refkexiones.
Por cierto, especialmente con vuestras ultimas entradas, dais en la línea de flotación de la profesión y del "Sistema" de Servicios Sociales y no se si depeimirme o alegrarme por sentirme en sintonía
Mmmm cierto, mejor paradigma que ECRO, es, como dices un término con más tintes epistemológicos. Fíjate, a mí lo que me asusta es que no somos conscientes en muchos casos de que hemos asumido el modelo benéfico-asistencial, me preocupan menos sus defensoras a ultranza. Las derivadas de este modelo, coaching, constelaciones y demás las estoy madurando para un paper, que creo que lo merecen.
Tú vas a escribir sobre las prestaciones y yo te robo el paradigma, así que hay economía colaborativa bloguera. Abrazote.
¿Qué puedo decir? Que es un honor contar con las aportaciones de las compañeras que atesoráis años de veteranía, y te diré algo más: me ha parecido muy interesante que hayas tenido un posicionamiento crítico en lugar de defender a ultranza tiempos pasados, que en todos los momentos hay cosas buenas y malas y, desde luego, las que ejercemos ahora no estamos precisamente como para sacar pecho. Un fuerte abrazo.
Hola de nuevo Belén, y gracias otra vez por las referencias.
Abordas en tu entrada varias preguntas y cuestiones clave que, efectivamente, deberíamos respondernos. En la conclusión de mi entrada abogaba por la necesidad de un cambio en el modelo y la definición de los Servicios Sociales, en el marco de una nueva reformulación integral de toda la Política Social. Tus preguntas formarían parte de ese necesario debate.
Pero apuntaba que la dificultad está en los paradigmas que actualmente están implantados en nuestra sociedad (y por tanto en nuestros gobiernos y estructuras).
La cuestión de los paradigmas, para mí, es crucial. Aunque no son exactamente lo mismo, yo prefiero utilizar paradigma a ECRO, para referirme al marco epistemológico para comprender las problemáticas sociales y por tanto organizar los procesos de reflexión e intervención sobre las mismas.
En el marco profesional y en el académico se ha escrito y debatido mucho y desde hace tiempo de casi todas las cuestiones que apuntas, debate que sigue siendo necesario, pues estamos muy lejos de lograr un acuerdo. Y creo, como digo, que la causa es que en nuestra profesión conviven paradigmas en muchas ocasiones antagónicos.
Y ante esa falta de consenso, se ha terminado imponiendo en nuestra sociedad el modelo benéfico-asistencial de corte neoliberal que, con más o menos maquillaje, estructura toda la política social hoy y que muchos profesionales nos vemos obligados a desarrollar e incluso algunos abrazan con entusiasmo.
Y dejo ya este comentario, porque el tema me daría para escribir unas cuantas entradas…
Suscribo tu apreciación por esas arengas huecas tipo “salir a la calle”, “movilizarnos”… realizadas sin el suficiente debate y reflexión.
Un abrazo.
P.D. Voy a enlazar la siguiente entrada que tengo escrita a partir de una pregunta que haces en la tuya: las prestaciones como mecanismo de poder profesional.
Muchas gracias Belen! Es la primera vez que participo en tu blog y he empezado por el final. Veo que hay mucha tela que cortar!!
Por mi edad tengo un largo recorrido en los Servicios Sociales y en el ejército de la profesión de Trabajo Social, aunque jubilada comparto las mismas inquietudes y las preguntas que haces me interesan.
Creo que la confusión que padecemos es enorme…Y tu blog invita a dilucidar sobre ello.
Siempre hemos atendido a los pobres más no por eso hemos parcializado las respuestas en miles de fragmentos como se hace ahora, en medidas y prestaciones (por cierto muy tecnificadas) perdiendo el sentido integral y global de nuestra intervención social y de la política social.
Por el contrario, nuestra mirada enfoca a la persona pobre o rica, en su entorno más cercano y cotidiano.
Sabemos que la lucha contra pobreza es una cuestión de Estado de primer orden en la que intervienen numerosas profesiones (economistas, abogados. Sociólogos, politólogos etc) que ninguna profesión nace con ese cometido aunque aparentemente TS si, y muchos estarán orgullosos por ello, aun sabiendo que los problemas estructurales no son nuestro cometido sino de la Política con mayúsculas.
Ts no ha nacido para certificar la pobreza ni para repartir la miseria, ni para gestionar bienes escasos o las ayudas prederminadas de antemano por otros.
Nos hemos quedado fascinadas por el "derecho a la prestación" como solución magica para todo….
Necesariamente el debate está servido!!