5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
8 de abril de 2025 / 5 Comentarios
Me gustan los escritos provocadores. No me incomoda leer textos que cuestionen la profesión del trabajo social o los servicios sociales, siempre y cuando estén escritos con inteligencia. Me pasa con Lectura fácil, el libro cuya cita abre esta entrada. Es una brillante novela a la que me he referido infinidad de veces.
Con los artículos científicos me ocurre igual. No me molestan las críticas bien fundadas, en cambio me desagradan los escritos que critican a las profesionales o al sistema parapetados simplemente tras una superioridad intelectual que acaba siendo risible. Por desgracia en España la academia produce una ingente cantidad de artículos cuyas conclusiones son un listado de lugares comunes y soluciones simples a problemas complejos. Si hay quien se permite la osadía de escribirlos yo me arrogo el derecho a señalarlo.
No es el caso del texto que vengo a recomendar hoy. Se titula El peso del diagnóstico en trabajo social. Una mirada crítica sobre etiquetado y estigma y lo publica Itinerarios de trabajo social.
Tal y como se explica en el resumen del texto, su propósito es, en primer lugar, desarrollar conceptos que permitan reflexionar sobre el poder que se ejerce a través del etiquetado y el estigma a través del diagnóstico social, (como ya señalé en una antigua entrada). En segundo lugar se describen los problemas éticos que se desprenden del diagnóstico social tal y como lo conocemos. En tercer y último lugar se ofrecen conclusiones destinadas a transitar desde el etiquetamiento (de objetos) al empoderamiento y la emancipación (de sujetos).
Extraigo este sugerente párrafo:
El concepto de diagnóstico ha perdurado y se ha trasladado hasta la contemporaneidad como un componente esencial de la profesión, vinculado intrínsecamente al trabajo social y probablemente sin tener en cuenta la génesis del concepto. No obstante, la medicina no se define por su habilidad para establecer diagnósticos. Tampoco lo hace un mecánico de coches, aunque también haga diagnósticos. Tanto en medicina como en mecánica, la definición se basa en criterios de eficacia, eficiencia y efectividad en torno a unos resultados deseables, respaldados por un conjunto de conocimientos.
No obstante, en el Trabajo Social, surge la interrogante sobre cuál es su objeto de intervención y qué se espera de la profesión. Es decir, cuál es el bien social que produce y qué constituye a un profesional competente. Dicho de otro modo, se puede pensar en qué es lo que define a un buen médico o a un buen mecánico; pero no es tan fácil saber qué es lo que define a un buen trabajador social.
El peso del diagnóstico social puede ser un lastre para las personas que atendemos, no obstante, bien aplicado contribuye a la mejora de los malestares individuales o familiares. Nociones teóricas como los enfoques basados en capacidades o las prácticas narrativas están impulsando interesantes líneas de reflexión.
Entre ellas señalaré dos artículos, uno continuación del otro, titulados El diagnóstico relacional colaborativo (I), publicado en 2017 y El diagnóstico social colaborativo (II) publicado este año. Son artículos que hay que leer con detenimiento pues plantean un método algo complicado, pero es interesante.
Aunque para interesante el encuentro entre lectoras que estamos organizando en Madrid para el próximo sábado 7 de junio ¡Muy pronto los detalles! ¡Apúntate la fecha!
NOTA: Comparto también el artículo Contra el diagnóstico, escrito por la amiga Miren Ariño, ya que lo ha mencionado en su comentario y creo que os va a interesar también.
5 Comentarios
Guau!, me ha dejado noqueada el final de artículo del peso del diagnostico en trabajo social, vaya mirada crítica!, que por otra parte comparto plenamente, aunque escueza.
En la lectura del artículo he tenido presente a dos usuarias, jóvenes madres que luchan contra el estigma y, como es lógico, con muchas reticencias a la intervención social. Me quedo con esta cita «el estigma es una clase especial de relación entre atributo y estereotipo»
Prometo leer los otros dos enlaces de artículos y sobre todo el de Mirem.
Gracias
¡Hola, Belen y Miren!
He leído tu entrada y después me he leído el artículo de Miren. Tanto tu entrada como su artículo me han parecido muy interesantes, pero me han hecho hacerme algunas preguntas, que se salen un poco del tema.
Estoy de acuerdo en que es imprescindible hacer un diagnóstico de capacidades, pero pienso que también es necesario hacer un diagnóstico de necesidades sociales, porque sino ¿cómo se marca la ruta a seguir? ¿cómo se fundamenta que es necesario determinados recursos para que la persona pueda desarrollar sus capacidades? ¿Cómo se justifica qué, la mayoría de las veces, estamos acompañando y sujetando a las familias para que no se despeñen, porque no tienen unos recursos mínimos, para poder vivir una vida digna? ¿ Cómo se evalúa, si no hay unos indicadores consensuados que todas las profesionales apliquen?…¿Que datos se recogen y se dan para la memoria conjunta de una institución pública de servicios sociales?
Muchas preguntas, que me gustaría poder tratar con vosotras el 7 de junio, será una conversación interesante.
Lectura fácil me gustó mucho y a mí tampoco me molestó, aprendí bastante y me hizo replantearme algunas cosas, ahora he leído “Oposición” de Sara Mesa, y también me ha parecido una buena novela que cuestiona de forma acertada a la administración pública.
¡ Un abrazo! Cheli
¡Hola, Cheli!
Como siempre, tus comentarios son profundos y certeros. Yo te doy mi opinión sobre lo que planteas, aunque es un tema que podremos tratar el 7, sin duda. En mi opinión, partir de las capacidades ofrece otro enfoque al caso, lo que no significa que también haya que contemplar las necesidades y los problemas de la persona o familia.
Con respecto a los indicadores, te doy la razón. De hecho los servicios sociales necesitan introducir la práctica basada en la evidencia y la evaluación con urgencia. La cuestión, a mi juicio, es trabajar con las personas desde perspectivas horizontales, emancipadoras, etc. en la línea que Miren plantea y después reflejar el trabajo también en un formato que permita evaluar.
Me ha encantado que recomiendes ese libro de Sara Mesa porque no lo conocía y lo voy a encargar inmediatamente. Aprovecharé y me leeré ese junto con «El informe» de Remedios Zafra.
Un fuerte abrazo.
Hola Belén, gracias de nuevo por tu entrada sobre el diagnostico…, sería temazo para una buena conversación con un cafecito o cerveza. Hace tiempo escribí sobre ello para la RTS, copio un pequeño fragmento y te paso la referencia por si pudiera gustarte leerlo completo. Ahí va:
El poder de convertir a otras personas en las sin voz, sin vez, sin palabras, en objetos sin oportunidad de objetar. A esto se le llama cosificar.
Siendo así, ¿cómo nos posicionamos frente al diagnóstico como actividad enjuiciadora? ¿Es una entidad singular o plural? ¿Se basa en procesos de recopilación, ordenamiento e indagaciones sobre la realidad (también singular) o se trata más bien de un proceso con, colaborativo, de construcción y reconstrucción, dinámico y en constante cambio de realidades multiversas?Contra el diagnóstico, 2017 RTS – Núm. 211 – p.66-76
Un beso!!!
M;ren
¡Qué interesante, Miren! Voy a enlazarlo también y a leerlo, claro ¡Gracias!