5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
20 de octubre de 2024 / 2 Comentarios
Esta semana tenía previsto continuar la entrada dedicada al concepto non take up, pero cambio de planes porque la actualidad lo requiere.
Te cuento. El otro día asistí a un curso sobre ética dentro del plan de formación de mi administración. Lo impartió nuestro compañero Francisco Jiménez, conocido entre otras muchas cosas por ser el presidente del colegio de trabajo social de Málaga.
En el curso, que estuvo muy bien, se mencionó el concepto ética mínima o ética de mínimos de Adela Cortina. Voy a relacionarlo con el motivo que me ha llevado a escribir esta entrada. A ver si soy capaz...
En ética hay dos corrientes, una ética teleológica, es decir, aquella que se centra en las consecuencias de los actos (es una ética de máximos que mira hacia la felicidad) y una ética deontológica. Esta última pone el foco en los deberes (es un ética de mínimos que mira hacia la justicia social).
Según Adela Cortina, en ética deberían primar los mínimos de justicia por encima de los máximos de felicidad. La primera es condición de la segunda dice la filósofa; en otras palabras, obrar bien debería ser el camino para la felicidad individual y colectiva.
Esta relación entre obrar bien y ser feliz está quebrada en las sociedades actuales, se lamenta. En su libro Ética mínima explica el por qué de esta quiebra, pero no viene al caso para lo que pretendo argumentar. Continúo el hilo dejando por un momento a Adela Cortina en pausa.
Autoras como Teresa Zamanillo o Josefa Fombuena desarrollan una idea que comparto plenamente. Sostienen que el trabajo social está atravesado por planteamientos mesiánicos tales como la búsqueda de la justicia social o la erradicación de la exclusión social.
Las autoras argumentan, con razón, que estos planteamientos generan en las profesionales una insatisfacción permanente ante un cometido imposible. Y lo peor es que nos impiden profundizar en nuestro objeto, el abordaje del malestar psicosocial.
Sin embargo en cada foro, en cada congreso, en cada jornada escucho defensas de ideas mesiánicas como las que he descrito. Suelen venir acompañadas de quejas sobre los males de los sistemas de protección social, lo poco que se nos escucha y el escaso reconocimiento que tiene la profesión. Las quejas son legítimas y las comparto casi en su totalidad.
No obstante me llama la atención la discordancia entre la angustia existencial en la que parecemos estar instaladas y la escasa movilización profesional. Resumiendo, entre las palabras y los hechos.
Teresa Zamanillo y Fina Fombuena tienen razón: La justicia social no debería ser una misión del trabajo social. Tampoco la erradicación de la exclusión social y otras empresas quijotescas que venimos defendiendo erróneamente. La justicia social es un valor y eso es muy distinto a efectos prácticos.
Adela Cortina también tiene razón: la justicia social es un valor ético que debería estar presente en el modo de conducirse de cualquier persona que aspire a cotas de igualdad para contribuir a la felicidad colectiva e individual.
Porque soy una persona que aspira a la igualdad y también soy hija de personas en situación de dependencia iré a la manifestación del miércoles día 23 contra el colapso del sistema de dependencia andaluz. Convoca la Plataforma andaluza de personal de atención a la dependencia y apoya el consejo andaluz de trabajo social ¡Olé y olé!
Como trabajadora social iré a la manifestación del día 23 porque pienso que una profesión es legítima y goza de reconocimiento cuando es útil a la ciudadanía.
Trabajar lo mejor que nos dejen, defender derechos y denunciar atropellos son el mejor modo de obtener el reconocimiento de las personas que atendemos, el único que a mí me interesa. El que me motiva. El que me llevará el miércoles con alegría y determinación a la Puerta Purchena.
2 Comentarios
Belén totalmente de acuerdo contigo. Yo también iré, porque como tú dices mis palabras se tienen que corresponder con mis hechos, las quejas son lícitas pero ya es hora de unirse y actuar todas y todos juntos, asi es la única manera de conseguir algo. Y nosotras somos una parte muy importante, tenemos que salir y denunciar, que se tomen medidas ya, no podemos quedarnos calladas porque entonces seremos cómplices de los que tanto criticamos. Un abrazo Belén, nos vemos el miércoles en la puerta de purchena a las seis.
¡Nos vemos allí!