5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
25 de febrero de 2024 / 6 Comentarios
Cuenta un viejo chiste que dos niños, hermanos mellizos, se levantan la mañana de Reyes. Uno es pesimista y el otro optimista. El pesimista se encuentra una bicicleta e inmediatamente rompe a llorar: ¡Seguro que me voy a caer! ¡Y aunque no me caiga seguro que me roban la bici en el parque! El hermano optimista, en cambio, se encuentra una gran boñiga en sus zapatos y comienza a correr y saltar emocionado por toda la casa. ¿Qué haces? preguntan extrañados los padres. ¡Hombre, pues buscar al pony! contesta el chiquillo...
Reconozco que tengo suerte. De los dos hermanos yo sería la que buscase al pony. Así nací, no es mérito mío. Tengo mis días grises. Por supuesto contengo una importante lista de defectos (algunos de ellos odiosos) pero siempre busco al pony.
Soy asimismo una persona confiada hasta el punto de que a veces me convierto en una exhibicionista emocional, aunque prefiero verme como una optimista militante. Me ha encantado por todo ello un reciente artículo de Silvia Navarro en la Revista de treball social que lleva por título Tiempo de interlunio, apuntes para repensar la primaria.
Qué gran verdad escribe Silvia en el párrafo que abre esta entrada. No me digas que no, compañera, compañero... En el artículo además hace referencia a un concepto, el optimismo de la práctica, que me ha llamado la atención. He tirado del hilo a partir de sus notas de citación y resulta que se trata de un vocablo acuñado por el psiquiatra italiano Franco Basaglia.
Franco Basaglia fue uno de los mayores exponentes de la antipsiquiatría italiana. Si quieres conocer a fondo su obra puedes descargarte el libro La condena de ser loco y pobre: Alternativas al manicomio. Para lo que nos interesa yo me voy a centrar en esto del optimismo de la práctica. Escribe Basaglia:
El mundo no tiene sólo dos mil años, tiene muchos más. Según miopinión, desde la época en la que el hombre vivía en las cavernas sehicieron grandes progresos. Lo más importante es que se mantenga siempre esta "radicalidad", que es la única variable por la cual el hombre mejora siempre. Si no tuviéramos esta visión, esta imaginación de futuro, sería mejor que nos suicidáramos todos.
Esta sería la lógica consecuencia del "pesimismo de la razón", que la pregunta que me hicieron en el fondo expresa, y sin duda es verdad todo lo que dice, no falta ni una coma. Pero pienso que si alguien realiza algo es en la práctica que lo hace. Entonces yo propongo la siguiente alternativa: del pesimismo de la razón al optimismo de la práctica.
Nosotros renegamos del técnico tradicional, es decir de aquel técnico que piensa que "no se puede hacer otra cosa" y tiene como ideología el pesimismo de la razón. El nuevo técnico debe tener un objetivo muy preciso: llevar adelante su trabajo con el optimismo de la práctica. Si esto no sucede, no hay remedio. Esta frase no es mía, es de un gran revolucionario, Antonio Gramsci, que dio a los intelectuales elementos muy importantes sobre los cuales reflexionar.
El optimismo de la práctica no constituye una mirada naïf de la realidad. Tampoco obvia las dificultades de las organizaciones, al contrario, es un concepto basado en ideas anticapitalistas, como podrás comprobar si te acercas al pensamiento de Basaglia. La idea es desempeñar nuestro trabajo con el firme convencimiento de que es importante y de que nuestra actitud puede conseguir mejoras expansivas. Tratar de trabajar mejor es un imperativo ético.
Recuerdo una formación sobre sistémica que recibí en el pleistoceno. En ella, Félix Castillo nos explicaba que a medida que vamos mejorando en nuestro desempeño profesional nuestra zona de influencia se agranda. Yo estoy firmemente convencida de eso, de hecho es el núcleo de las formaciones en las que ando metida últimamente.
A lo largo de las próximas semanas voy a ofrecer algunos ejemplos. Por lo pronto me despido con una canción de Scissor Sisters, en español Hermanas Tijeras, que, como las fotos de perritos, siempre me pone de buen humor. La canción, digo.
6 Comentarios
Belén, me has dado más ganas de seguir con los trabajos de grupo cuyo objetivo son la libertad de expresión. Soy fan de modelos desestructuralistas
Hola, Luis ¡Me alegro! Gracias por comentar.
¡Hola, Belen!
José Saramago, decía de los pesimistas que “son los únicos interesados en cambiar el mundo, porque los optimistas están encantados con lo que hay” . Al novelista inglés, Thomas Hardy, también le gustaban los pesimistas decía “el pesimismo es un juego seguro, hasta el punto de que no puedes perder nunca solo ganar. Es el único punto de vista desde el que nunca te sentirás decepcionado “.
Belen, pienso que lo que hay qué diferenciar es entre los pesimistas que quieren cambiar el mundo y los que no tienen ninguna esperanza de poder hacerlo.
Lo demás cuestión de carácter, si has tenido la suerte que te ha tocado el optimista, estupendo, si te ha tocado el pesimista, también estupendo, pero tanto si te ha tocado uno como el otro intenta mejorar, sino el mundo, por lo menos lo que está a tu alrededor.
Un abrazo. Cheli
¡Buenas, Cheli!
Por una vez voy a estar en desacuerdo con el admirado José Saramago. Ser optimista no es ser conformista… Y Hardy… uno más que abandera el «piensa mal y acertarás». Odio ese refrán con todas mis fuerzas.. Es una de las tres frases que detesto junto con «esto se ha hecho así de toda la vida» y una muy típica nuestra: «No lo veo».
«Si te ha tocado uno como el otro intenta mejorar, sino el mundo, por lo menos lo que está a tu alrededor». ¡Brava, bravísima!
Un fuerte abrazo y gracias por tus comentarios, siempre inspiradores.
Gracias Belén por esta nueva entrada, Es nuestra responsabilidad desarrollar metahabilidades y hacer trabajo personal.
Efectivamente, compañera. Gracias a ti por comentar. Un abrazo.