El evangelio según Raventós

De todos los derechos, el primero es el de existir. Por tanto, la primera ley social es aquella que garantiza a todos los miembros de la sociedad los medios para existir; todas las leyes están subordinadas a esta ley social.

Maximilien Robespierre.

Hay muchos motivos, en mi opinión, para defender la renta básica. Si llevas tiempo siguiendo este blog habrás leído algunos de ellos. Sin embargo, creo que la fundamentación filosófica de la renta básica es poco conocida. Y eso es lo que voy a tratar en esta entrada, basándome en el libro Las condiciones materiales de la libertad, de Daniel Raventós. Hoy quiero escribir, pues, sobre la libertad.

He titulado la entrada El evangelio según Raventós porque considero que este libro es una obra fundamental para quienes defendemos la renta básica. Su autor, Daniel Raventós, parte del republicanismo y su idea de la libertad para defender la implantación de la RBUI.

Hay quienes creen que la libertad consiste en salir a trabajar y poder ir un ratito al ver una película, ir al teatro o salir para tomarse algo. En cambio la tradición republicana (representada entre otros por Aristóteles, Cicerón o Robespierre) entiende la libertad como el derecho a la existencia.

Veamos: Una persona es libre republicanamente si no depende de otro particular para vivir. Eso significa que esa persona tiene una existencia social autónoma garantizada. La República debe garantizar esa existencia; alguien que no disfruta de una existencia autónoma no es libre. En otras palabras, la ciudadanía plena no es posible sin independencia material.

Corresponde a la república garantizar el derecho a la libertad, es decir, el derecho a la existencia. Marx lo denominó vivir sin permiso. Hace un tiempo me decía mi amigo Pepe, jefe de Ousmane, que estaba tramitando su regularización a pesar de que sabía que después se marcharía. Entendía que no regularizar su situación es mantenerlo en condiciones de esclavitud. Es un esclavo, según Pepe, porque no puede decidir sobre los aspectos más importantes de su vida, como donde vivir.

Nos parece de lo más natural defender el derecho a la sanidad y también el derecho a la educación. Muchas exigimos la desaparición de las fronteras y el derecho a la movilidad de la población de la tierra. La Convención de Nueva York garantiza la libertad de residencia de las personas con discapacidad, sea cual sea. En cambio nos escandaliza la idea del derecho a la existencia, el derecho más básico para el sostenimiento de la vida.

No hay dinero para una Renta Básica, sin embargo, desde la crisis de 2008, el Estado ha puesto alrededor de 101.500 millones de euros para salvar el sistema financiero en su conjunto. No se ha recuperado nada. Y mientras tanto, España ostenta el honor de ser el país con la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea.

Es evidente que el principal escollo para la implantación de la renta básica es la negativa de la patronal, consciente de que perderían el poder de dominación negociación sobre la clase trabajadora de este país.

Por su parte, la representante de España dentro de España proclama a los cuatro vientos la libertad que sus habitantes disfrutan. Igual habría que preguntar a los familiares de los 9.468 personas mayores que murieron en las residencias madrileñas durante el coronavirus. Parece ser que esta es la libertad que le gusta a la mayoría de la población española, y especialmente madrileña. Siempre y cuando no tengas 80 años y vivas en una residencia de esa comunidad, digo yo.