5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
17 de mayo de 2022 / 7 Comentarios
Cuando yo era chica en mi barrio jugábamos a recitar una adivinanza bastante tonta que a mí me encantaba. Se trataba de pedir a otra niña o niño que eligiese al grito de ¡¿Melón, sandía?! Si el interrogado elegía sandía la respuesta era ¡tu padre es policía! y si elegía melón, como imaginarás ¡tu padre es un ladrón!
Preparando la entrada de hoy me ha venido a la cabeza la rima infantil y mi oscura satisfacción cuando alguien elegía melón para poder soltarle que su padre era un (presunto) ladrón. Satisfacción que desgraciadamente duró lo que tardó la adivinanza en propagarse por el barrio, que sería un día o dos a lo sumo. Aún así, yo seguía preguntando cada vez que me daba la vena. Se conoce que afloraba el trastornillo obsesivo que me acompaña hasta hoy.
Tras el examen del puesto de dirección que me ha tenido, digamos, entretenidilla, escribo por fin sobre un tema que tenía guardado en el cajón para abordarlo con calma. Aunque ya venía dándole vueltas, el detonante fue este meme que el compañero Víctor Nieto colgó en su cuenta de instagram y el texto que lo acompaña (puedes verlo todo aquí).
Quiero comenzar mi análisis agradeciendo a Víctor Nieto que haya puesto sobre la mesa la comparación. Como él mismo cuenta, se hace eco del sentir de muchas compañeras y compañeros. Que emerja este malestar permite profundizar en su origen y sobre todo contraargumentar a quienes nos situamos en posicionamientos críticos. Vayamos a ello.
¡Melón, sandía! ¿Por qué hay quienes ven pertinente la comparación con la policía? Supongo que porque no son bien recibidos en según qué territorios. Me pregunto entonces ¿Qué estamos haciendo para que en estos barrios se nos reciba de este modo? En realidad a mí esto no me ha pasado jamás. Nunca he experimentado una sensación así en mis 28 años de ejercicio profesional, muchos de ellos en territorios marginados y en poblados chabolistas. De lo contrario no estaría escribiendo esta entrada.
En mi opinión, o mejor dicho, en opinión de Débora Ávila y Sergio García esto es producto del desplazamiento hacia un abordaje cada vez más policial de la gestión de las poblaciones. Un desplazamiento que, en realidad, es doble, pues implica un movimiento que estetiza, por un lado, a la policía para acercarla en sus formas a los profesionales de la intervención social mientras que, por otro, introduce en estos últimos lógicas más propias de la actuación policial.
Dicho de otro modo, la crisis de 2008 conllevó el surgimiento de una política social específicamente neoliberal que, tomando para sí muchas de las propias estructuras del Estado del Bienestar, introduce en ellas nuevas lógicas de gobierno y gestión de lo social: Del trabajo social como profesión de ayuda al trabajo social como profesión de control y monitoreo de pobres. En el artículo que cito sus autoras lo explican estupendamente. Te recomiendo su lectura, aquí.
Si actuamos como policías, es lógico que nos comparemos con la policía. Y digo yo ¿Es este el trabajo social que queremos hacer? Imagino que a la pregunta habrá personas que respondan afirmativamente, instaladas en creencias erróneas sobre la pobreza; otras en cambio querrán obtener reconocimiento y prestigio y algunas simplemente no sentirán incomodidad ante los mandatos neoliberales.
O quizá es una mezcla de todo lo anterior. Lo curioso es que la mayoría de nosotras escuchamos encantadas canciones como esta mientras nos horrorizamos al escuchar esta otra, que no hace sino denunciar una realidad a la que tendríamos que prestar la debida atención.
Seré sincera: no albergo muchas esperanzas en el ejercicio profesional de quienes apoyan estas funciones de control. (Quiero aclarar que por control me refiero al control y monitoreo de pobres y no al contexto de control, uno de los que el paradigma relacional reconoce en contextos no clínicos). Llamaré a este control de pobres control perverso.
Afortunadamente me consta que hay un grupo, no menor, de profesionales que sí experimentan incomodidad en la lógica de control perverso. Muchas me estáis leyendo en este momento y lo habéis dicho en los comentarios de otras entradas ¡Melón, sandía! algunas incluso habéis corrido delante de la policía.
Vosotras sabéis que dentro de los servicios sociales hay espacio para la relación, posibilidad de no dañar y capacidad de ayudar. En mi caso defiendo a capa y espada el manejo del encargo, de hecho llevo toda esta temporada haciéndolo.
Otras compañeras, como en Granada o Burgos, se han ido a la huelga agotadas, frustradas, hartas. Aquí tenéis este espacio para contarnos vuestras reivindicaciones, no tenéis más que escribirme.
Y a todo esto, la policía, como describían Ávila y García, continúa adquiriendo un protagonismo creciente a la vez que peligroso en el sector de la acción social. Recomiendo a quienes les interese este asunto este artículo y este otro, más resumido.
Qué cosas, esto pasa en España mientras que actrices como Natalie Portman o Trevor Noah —mencionado en la entrada anterior— abanderan el movimiento Defund the police en EE.UU. Ellos, por desgracia, vienen de vuelta. Por lo pronto yo sigo abogando por mirar a la realidad de frente y ante la duda apoyar a la parte más débil.
Y si en España hay un colectivo débil (en disfrute de derechos) es el de las personas migrantes. Ellas se han organizado y han iniciado la campaña #RegularizaciónYA. Piden tu apoyo. Por favor, tómate cinco minutos y lee lo que nos tienen que decir. Si estás de acuerdo, puedes firmar aquí. ¡Melón, sandía! estás a tiempo todavía.
7 Comentarios
Me ha gustado mucho cuñaína. Esta entrada va a levantar más de una ampolla. Si sirve para que reflexionen, bien venidas sean, las ampollas
Te doy un 9,75😜
tu ya me entiendes
JJAJJAJAJAJA, gracias
Bien tocaya, se nos tiene que oír alto y claro, control de pobres no, policía de salario social, o INEM tampoco. Qué tristeza tener que repetir, constantemente la misma canción. Somos una profesión de apoyo.
¡Justo!
Que artículo mas bueno y necesario. Lo suscribo desde el principio hasta el final.
Totalmente de acuerdo contigo: «¿Por qué hay quienes ven pertinente la comparación con la policía? ¿Qué estamos haciendo para que en estos barrios se nos reciba de este modo?» Estas y otras muchas preguntas yo también las planteé muchas veces durante mucho tiempo.
Desde aquí mi total incomodidad por el control perverso, mi total rechazo a un trabajo social como profesión de control y monitoreo de pobres.
¡Gracias, Belén!
Gracias a ti, Manuel, por cierto, te echamos de menos en Ciudad Real…
No pude ir. Me era totalmente imposible por problemas familiares. Me quedé con todas las ganas y el dolor de corazón. Creo que fue al primer congreso de la profesión que falto.
Estoy deseoso de poder leer todo el material.
¡Gracias, Belén. Eres como un faro en alta mar que ilumina…! Un abrazo