5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
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El blog de Belén Navarro
13 de octubre de 2025 / 0 Comentarios
Admiro el desempeño de las trabajadoras sociales de instituciones penitenciarias. Al margen de las condiciones laborales, creo que es uno de los mejores lugares para ejercer por el desafío que supone. En primer lugar, reconocer sin paliativos la dignidad humana por encima de los actos que hayan llevado a la persona reclusa a prisión. En segundo lugar, tratar de no añadir penosidad a la condena. En tercer lugar, creer firmemente en las posibilidades de reinserción y, en cuarto y último lugar, gestionar la incomprensión de la sociedad hacia el trabajo que allí realizan.
Ellas desempeñan su función transitando entre una gama de grises que, como digo, no suele ser entendida fuera. Más ahora, en estos tiempos de ultraderecha, bulos y polarización social. Es curioso, en un artículo que he leído recientemente se dice que una de las pocas cuestiones en las que derecha e izquierda están de acuerdo es en que la sociedad está polarizada.
Me preocupa mucho la polarización, los bulos y el pensamiento tik tok. Hemos llegado a un punto en el que, como sabemos, hasta el feminismo está partido en dos. Es muy triste. En mi opinión, lo peor no es la fractura en sí. Lo peor es que nosotras mismas hemos abortado la posibilidad de debatir, de tratar de comprender al otro bando porque los debates se han convertido en guerras. Y ya sabemos como acaban.
Yo, que no comparto algunos aspectos de la denominada Ley trans, siento miedo al expresarlo como ya dije hace un tiempo. Y mientras tanto, leo con interés a Elisabeth Duval y sigo a Alana S. Portero (no te la pierdas en el fantástico podcast Esta noche libro).
Nieto de supervivientes de la Shoah, de nacionalidades israelí y alemana y radicado en Nueva York, donde enseña en la New School for Social Research, es un intelectual de izquierdas crítico con la izquierda identitaria y poscolonial; un intelectual israelí declarado bestia negra por el gobierno de Netanyahu tras su denuncia de lo que llama limpieza étnica contra los palestinos; un intelectual alemán incómodo para el ‘establishment’ político que marca la línea oficial sobre la memoria del Holocausto, y un filósofo laico que, desde el laicismo, sigue la reflexión sobre el pensamiento profético de la Biblia. Boehm es una de las voces más difíciles de encasillar, vehementes, originales y audaces del mundo occidental.
Me acerqué a Omri Boehm por su libro Universalismo radical (que también se encuentra en la pila de pendientes), pero lo estoy leyendo por su interesante reflexión sobre la guerra de Gaza. Voy a resumirla, aunque puedes leerla completa, en su artículo escrito en Ethic, una revista que devoro cada día. Voy a hacer un corta pega señalando en cursiva sus palabras.
Kant, el filósofo, fue la primera persona en señalar que la justicia está por encima de cualquier otra cosa, incluso de Dios. Él argumentó que, aunque toda guerra es «bárbara», hay acciones que no deben llevarse a cabo durante un conflicto armado porque socavan, tras su final, la posibilidad misma de la paz. Por eso se crearon convenios internacionales que establecen líneas rojas en las guerras y conflictos internacionales.
El genocidio en Gaza se está describiendo como el epítome de la destrucción occidental del mundo. Abordar las acusaciones de genocidio o crímenes de lesa humanidad sobre una base legal y fáctica debe incluir el rechazo a ese argumento.
Se ha vuelto necesario hacerlo, porque tolerar el pernicioso vínculo conceptual que algunos han establecido entre los términos legales y la deshumanización de la sociedad israelí hasta el punto de justificar los crímenes de Hamás socava la legitimidad del derecho internacional.
Debemos hablar como civiles que desean proteger a los civiles palestinos e israelíes y exigir un fortalecimiento del derecho internacional, concluye Omri Boehm. Oriente medio necesita paz. El pueblo palestino necesita dejar de enterrar muertos. Necesita el reconocimiento del resto de estados y el reconocimiento a su autodeterminación. Israel necesita líderes que dejen de inocular odio a la población (recordemos a Isaac Rabin). Y Europa necesita salir de la irrelevancia y hacer algo. En palabras de José Ignacio Torreblanca, en un conflicto eres relevante cuando eres un gran facilitador o un gran obstáculo. O eres parte del problema o de la solución, empezando por embargar las armas a Israel y continuando con dejar de fabricarlas.
España entera se ha echado a las calles a gritar por los derechos del pueblo palestino. Se ha abierto una ventana de oportunidad con la tregua acordada entre las partes. Hay esperanza. Frente a la deshumanización del otro, el diálogo y la justicia son las únicas vías de alcanzar la paz, el entendimiento, aunque nos cueste. En Gaza y en cualquier parte. En cualquier situación.
Esta entrada forma parte de una iniciativa en la Blogotsfera consistente en tratar, de vez en cuando, un tema común, en este caso, Gaza.
¿Tú que opinas?