5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
4 de noviembre de 2024 / 8 Comentarios
El otro día, mientras escribía la entrada Non take up, recordé la expresión máster en servicios sociales. Voy a explicar a las pocas personas ajenas al sector que me leen lo que significa. Con la expresión máster en servicios sociales algunas profesionales del sistema designan a personas empobrecidas que hacen uso de una supuesta picaresca para recibir ayudas económicas.
El fenómeno del non take up contrasta con la creencia de ciertas profesionales (y de cada vez más gente) acerca de la supuesta facilidad de algunas familias para vivir de papá estado. Un prejuicio sorprendente en las profesionales habida cuenta de que conocemos sobradamente el laberinto burocrático que supone solicitar cualquier prestación para pobres.
Me propongo, pues, ofrecer mi punto de vista sobre esto de ser máster en servicios sociales. En primer lugar, tengo la sensación de que la etiqueta tiene bastante que ver con la actitud con la que las personas demandan ayuda económica. Si se trata de una familia que lo hace en tono amable no suele ser tachada de máster... Observo que se suele aplicar a personas o familias que demandan en un estilo relacional que la profesional considera inadecuado.
Que quede claro: La ciudadanía no tiene ningún derecho a agredir, verbal o físicamente. Del mismo modo, considero que la ciudadanía tiene todo el derecho a no hacernos la pelota para conseguir ayudas. Pero lo más importante a mi entender es tomar conciencia de que las interacciones con las personas que atendemos son en gran parte responsabilidad nuestra. En este sentido, disclaimer: El trato hacia nosotras va a ir empeorando cada vez más, como explicaré en una próxima entrada.
En segundo lugar, no me parece justa la queja acerca de la supuesta picaresca de estas personas o familias. Y no me lo parece por dos razones: la primera, porque la picaresca está instalada en este país, protagonizada por las clases pudientes. Si hay alguien que merece el señalamiento son ellos, los ricos. Mientras les permitimos que nos roben a diario, ellos nos observan, inmaculados y displicentes, incluso reverenciados por quienes decimos ser clase media.
La segunda razón: Esta supuesta picaresca es el producto de procedimientos opacos, arbitrarios y basados en una filosofía del merecimiento que la fomenta. Que intenten conocer los entresijos e incluso los subterfugios de prestaciones cuasi arbitrarias es lógico.
La tercera y última razón tiene que ver con las economías de estas familias. La mayoría de familias empobrecidas sobrevive con economías de subsistencia. Yo suelo denominar estas economías de subsistencia economías de recolección. Las familias no llegan a final de mes y hacen malabares.
Más o menos es así: Con los cuatro jornales comemos, con los puntos de los niños les compro zapatos y con la ayuda económica arreglo el coche o pago el seguro. Y si me falta para el recibo de la luz, le pido a mi suegra. Para muchas familias es la única manera de sobrevivir en este país. Me sorprende que haya compañeras a las que les parezca una falta de previsión. Es otra previsión: Organizar el empleo de las migajas que el sistema les deja recoger.
Es una economía de aquí y de allá que conocemos bien en Andalucía porque ha sido (y es) la manera de sobrevivir de mucha gente. Por desgracia los andaluces hemos padecido el mismo sambenito que las familias solicitantes de ayudas, por eso me molesta tanto la expresión máster en servicios sociales.
Un día del verano pasado regresaba en mi coche de un centro comercial de la comarca. Eran las tres de la tarde de Almería. A mi paso por la carretera nacional 340 me crucé con un gitano que caminaba por el arcén tirando pesadamente de un carro de mano de construcción casera atiborrado de chatarra. Mira, otro vago, me dije...
¡Con lo fácil que sería poner en marcha una renta básica que brindara a ese gitano y a tantas otras personas la oportunidad de cursar el máster en vivir dignamente...! Como siempre dice mi amiga Berta Lago, no lo veremos... pero lo lucharemos ¿Verdad, Berta? ¡Vaya que si lo lucharemos!
Quiero enviar mis condolencias a las familias de las personas fallecidas por culpa de la DANA, pero sobre todo por culpa de la incompetencia de quienes no han sabido poner los medios para evitar muchas muertes. Vaya también un mensaje de cariño para quienes lo han perdido todo. No es el pueblo quien debe salvar al pueblo, sino las administraciones valenciana, española y europea.
8 Comentarios
Gracias nuevamente por estos espacios de reflexión. Me sorprendo al conocer, de mano de mi hijo de 12 años, tantos videos y tiktoker que ponen tanto empeño en desacreditar los servicios sociales, para además, generar otra pobreza, la que va de manos de las redes sociales y en contra de aquellas familias empobrecidas y más vulnerables.
Y me declaro «culpable» de utilizar el témino «master en servicios sociales» no en el sentido estricto del artículo, pero para eso estamos, para aprender y cambiar.
Hola, compañera. Me alegra mucho que hayas comentado, primero, por que confirmas lo que ya venía detectando, que es la campaña de la ultraderecha contra los servicios sociales. Hablaré de ello próximamente.
Lo segundo, porque hay que ser muy honesta y muy valiente para reconocer públicamente errores y tratar de mejorar. Ese es precisamente el camino hacia la excelencia.
Te lo agradezco.
Gracias por la entrada Belén. Es de las cuestiones que me resultan mas dolorosas lo diga quien lo diga, pero si son colegas no les encuentro calificativo, pero sí; desgraciadamente, en nuestra profesión también hay personas que consideran que «los pobres lo son porque quieren», que hay trabajo y pueden trabajar, etc… A esa personas, de dentro y fuera de la profesión, siempre les pregunto a qué día del mes llegan con 500€.
Una ciudadanía, la misma que aplaude al emérito en Sanxenxo, increíble pero cierto!! considera un abuso que una familia sin recursos cobre una ayuda pública. La……………….no tiene límites.
Antes de llegar al final de tu entrada, ya había bautizado el Master en Subsistencia, que es el verdadero master que van estudiando casi todas las personas usuarias de los Servicios Sociales desde que tienen uso de razón, y en el que han seguido estudios desde la primaria hasta el doctorado.
Llevo muchos años fuera de la profesión, pero no, fuera de la realidad y lo que pienso es que a muchas profesionales les molesta que «los clientes», sean más listos que ellas, que les cojan la vuelta, les compliquen la vida y que les hablen de tú a tú, defendiendo sus derechos y «mintiéndoles». O sea, la aparofobia; les tienen rabia. Fijan su labor en someterles a un tercer grado y les molesta que «se la peguen». En mi tierra siempre ha existido eso : con los gitanos, con los andaluces, especialmente ( porque en aquellos años eran los diferentes) y ahora con los rumanos : «Te quieren engañar».
Me adhiero a todo lo que dices de Valencia y me pregunto qué respuesta va a dar el Trabajo Social Comunitario, a esta ecatombe. NI está, ni se le espera.
Así, es, Mª Antonia, suscribo tus palabras y te agradezco el comentario…
Querida Belén, gracias por esta entrada. Yo si conozco la terrible etiqueta de «master en servicios sociales» que siempre me han indignado. Desde mi experiencia en la gestión de rentas condicionadas y desde ahí mi defensa de la Renta Básica Universal, Incondicional, Individual y Suficiente como la única medida que nos permitiría a todos vivir libre y dignamente, comparto al 100% toda tu entrada y tu texto me ha emocionado y me da fuerzas para seguir difundiendo y defendiendo la renta básica como derecho humano básico.
Y me sumo a tus palabras sentidas de condolencia y crítica a la situación durísima que vice el pueblo valenciano.
Queridas Belen y mi admirada Berta(eres ejemplo de militancia) gracias por estos espacios/momentos-parada de y para la reflexión respecto a lo que tristemente acontece (cada vez más) en nuestra profesión. Desde hace unos años observo y constato la desviación hacia la pura y brutal gestión de prestaciones y demas . Lo que provoca cosificar-desviar la mirada y gran sesgo de deshumanización. Mal vamos si nosotros mismos no empoderamos esta profesión donde los derechos son nuestro principal instrumento y herramienta.
mi solidaridad con el pueblo Valenciano
Querida Belén, tu texto me ha emocionado, también entristecido… No conocía la terrible etiqueta de «master en servicios sociales» con ese significado.
Creo que tus palabras son claras, críticas y, como siempre lo haces, enseñan la cara b del disco.
Gracias y me sumo a tus palabras sentidas de condolencia y crítica a la situación durísima que vice el pueblo valenciano y otros pueblos de este país ingobernado.