5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
11 de noviembre de 2024 / 5 Comentarios
La revista digital Sin permiso acaba de publicar un interesante artículo de Lluís Torrens un economista miembro de la Red renta básica. Se titula Repensando el futuro económico y social: hacia un modelo de tres techos para la sostenibilidad y el bienestar. Trata sobre economía y tiene mucho que ver con la catástrofe de la DANA. Escuché en la radio que la cifra de personas fallecidas se eleva a doscientas veinte. Qué horror. Es una tragedia que cambiará para siempre las vidas de las personas afectadas, especialmente la de quienes han perdido a sus seres queridos. Nada puede compensar ese drama.
Volviendo al texto, Torrens parte de la idea de que solo mediante una transformación estructural podremos alcanzar un modelo económico y social que garantice el bienestar de todos sin comprometer la capacidad del planeta para sostenernos en el largo plazo.
Esa transformación estructural se basa en la tesis de la Economía del dónut. Es un modelo ideado por la también economista Kate Raworth. Voy a resumirlo, pero, como siempre, te recomiendo que acudas a las fuentes originales, enlazadas a lo largo de la entrada.
Kate Raworth trazó un círculo donde definía y situaba las necesidades básicas de cada persona y alrededor de este, otro más grande donde establecía el techo ecológico de nuestro planeta. De este modo lo que queda entre un círculo y otro es el espacio seguro y justo para la humanidad.
Lluís Torrent va más allá. En su artículo hace una crítica al techo de gasto público tal y como se ha definido en la Unión Europea; el objetivo de evitar un déficit excesivo y un endeudamiento insostenible carece de evidencia científica que avale unos resultados positivos. Así, el techo de gasto debería establecerse atendiendo a otros parámetros que podríamos resumir en transitar de la contención a la responsabilidad.
Torrens además propone añadir dos techos más como prioridad en la planificación de la economía: El techo de sostenibilidad —el que establece Kate Raworth como techo ecológico— y el techo de dolor. Representa un límite social mínimo por debajo del cual ninguna persona debería caer.
Como era de esperar, Torrens critica las actuales políticas de rentas mínimas, que han generado lo que él denomina, con razón, como demanda del fracaso. Porque hemos fracasado, es evidente. Las políticas de garantía de rentas lejos de paliar el dolor lo provocan. Es nuestro pan de cada día.
Sin ir más lejos el viernes tuve que apoyar a una compañera trabajadora social. Una señora en situación de pobreza severa había perdido su pensión no contributiva por culpa de un trámite tan injusto que la mujer no paró de llorar en toda la entrevista. Fue desgarrador. Tuve que hacer uso de mi posición como directora levantando el teléfono, presionando y mediando entre administraciones para conseguir que el problema tenga visos de resolverse. No debería tener que hacerlo.
El techo de dolor garantizaría un mínimo digno para subsistir. Digo yo ¿Qué menos deberíamos exigir en sociedades avanzadas? Aunque pensándolo bien, lo de sociedades avanzadas es un chiste teniendo en cuenta el auge electoral de negacionistas climáticos como Donald Trump. O como VOX, que co-gobierna en Valencia. Ellos bloquean políticas que tanto a corto como a largo plazo aminorarían los efectos de catástrofes medioambientales como la DANA. Hemos de señalarlos con el dedo porque con sus políticas, matan.
Hago mías las palabras de Lluís Torrens: El triple techo —gasto, sostenibilidad y dolor— es más que una propuesta económica; es una llamada a la acción para reestructurar nuestros valores y prioridades.
El techo de gasto, en lugar de ser una limitación contable, debe condicionar las inversiones públicas a la consecución de los techos de sostenibilidad y dolor. Esto implica destinar recursos a garantizar un mínimo de bienestar y a evitar la degradación ambiental, y no simplemente limitar el déficit.
Es imperativa la puesta en marcha de políticas que sostengan lo más importante: La vida. Que aminoren los efectos del antropoceno, que prioricen el bien común y que acaben con la lucha diaria por la subsistencia de millones de personas en nuestro país. Establecer un techo de dolor es urgente. ¿Y qué estupenda iniciativa serviría para ello? Exacto, la renta básica, universal e incondicional. Si quieres saber más, pide a tu asociación o colegio profesional que contacte conmigo. Doy charlas informativas sobre la RBUI a colectivos sin coste alguno.
Dedico esta entrada a todas las trabajadoras sociales que caminan por el infierno de barro con un chaleco reflectante y unas botas de agua como únicos escudos contra el dolor y la desolación.
Cuidaos mucho.
5 Comentarios
Que bien que te hayas hecho eco del estupendo artículo de Lluis Torrens, gracias Belén.
Estuve en el Simposio de RBU en Las Palmas, donde participo en una mesa en la que expuso lo publicado en Sin Permiso. Cuando oí aquello del «techo del dolor» me pareció algo tan evidente, tan lógico, que no se como no se había planteado antes. Como civilización, nos deberíamos de plantar en la tolerancia cero ante el sufrimiento, con generosidad, audacia, ambición, solidaridad y confianza entre nosotras y nosotros, eso es la RBU.
Gracias. Tus palabras son bálsamo
Gracias a ti… Un abrazo.
Hace unos dias se celebraba en Gran Canaria el XXIII Simposio de la Red de Renta Basica. Se puede acceder a los videos de las distintas mesas a travès del canal ATTACTV en Youtube. Temas interesantes que permiten profundizar en la RBU.
Gracias por la info… Un abrazo.