5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
16 de octubre de 2023 / 12 Comentarios
Esta es la historia de Belén. Es solo una de las miles de personas que ejercen como trabajadoras sociales en nuestro país. Belén soy yo, claro, y este es un fragmento de mi vida. Empecé a ejercer en 1996 como trabajadora social de la ONG Almería Acoge en su sede de El Ejido. Anteriormente había sido voluntaria dando clases de español a personas inmigrantes, mayoritariamente magrebíes.
Soy de El Ejido y he vivido la mayor parte de mi vida allí. Tanto mi familia paterna como materna viven de la agricultura. Tenemos agricultores, envasadoras, alambradores, compradores, cortadores, pesadores, camioneros, incluso un primo mío es locutor en Agro Radio. No se entiende nuestra vida sin la agricultura. Se podría decir que hemos nacido y crecido bajo plástico.
Mi primer empleo en Almería Acoge me dio la oportunidad de adquirir una perspectiva privilegiada sobre la inmigración y además me encantaba; aún me acuerdo de las regañetas de mi madre cuando le robaba mantas para llevárselas a los recién llegados en patera. En Ramadán aprovechaba para ponerme como el quico en las casas de las personas que atendíamos.
Guardo un recuerdo muy bonito de esa época a pesar de los errores que cometí, que fueron muchos. Era joven e imprudente, pero ¡tenía tantas ganas de trabajar...! Por todo esto la inmigración forma parte de mi paisaje sentimental y es un asunto que me conmueve y me moviliza.
Cuando asumí la dirección de Alpujarra en diciembre de 2020 me encontré con un grave problema relativo a los informes de arraigo social: Durante la pandemia se siguieron emitiendo informes, con el matiz de que no se podía realizar visita domiciliaria ni entrevista presencial. Me dí cuenta de que estábamos asumiendo la emisión de informes de medio poniente almeriense ya que en nuestra zona se podían conseguir de una manera más ágil que en los municipios vecinos de Adra, El Ejido o Roquetas de Mar donde no se estaban haciendo con la misma diligencia.
Eso suponía por una parte una sobrecarga de trabajo inasumible y por otra la proliferación en el municipio cabecera de prácticas tristemente conocidas tales como cobrar por empadronar, por emitir contrato de alquiler, etc. Se creó una red que se aprovechaba de la incuestionable necesidad de las personas inmigrantes de regularizar su situación. Llegamos a detectar empadronamientos falsificados. De todo... Era horroroso.
Esto me obligó a tomar medidas; tenía que solucionar la papeleta tratando de hacer el menor daño posible a quienes solicitaban el informe. Mis ideas eliminaban el problema, sin embargo perjudicaban a quienes realmente vivían en el municipio porque ralentizaban el trámite por más vueltas que yo le daba al procedimiento.
Yo, Belén Navarro, que acababa de recoger firmas para la iniciativa Regulación ya, yo, la progre en contra de la Ley de extranjería, controlando la emisión de informes para detener el efecto llamada. Lo pasé mal. Las profesionales del centro me espetaban ¡No somos policías! Y en cierto modo tenían razón.
Afortunadamente la trabajadora social que se ha encargado de la emisión de la mayoría de estos informes ha hecho un gran trabajo y el problema se ha resuelto satisfactoriamente para todas las partes. Gracias a ella por fin volvemos a ser rápidas.
En plena vorágine de arraigos descontrolados aparecieron Ousmane y Pepe. La trabajadora social entrevistó a Ousmane y al acabar vino a mi despacho a contarme que las únicas pruebas que Ousmane tenía de arraigo en el municipio eran el empadronamiento y la palabra de Pepe, su jefe. Nadie lo conocía. ¿Qué hacer con Ousmane según tus medidas? me planteó. Ahí lo llevas, Belén Navarro... pensé.
Pepe juraba y perjuraba que Ousmane había vivido todo el período en el cortijo. Que era una persona solitaria y muy trabajadora que no se había ocupado de recopilar pruebas de su estancia en España. Hasta había tirado los resguardos de envío de dinero. ¡Qué hombre, por dios! ¿Cómo se le ocurrió no ir al hospital, cómo no se hizo la tarjeta sanitaria? ¿En qué cabeza cabe lo de este hombre? se lamentaba la trabajadora social.
Le pregunté si tras la entrevista creía a Ousmane. Me contestó que sí. Ahí tienes la respuesta, concluí. A la porra la instrucción de Belén Navarro. La trabajadora social emitió el informe positivo con los datos que tenía y extranjería denegó su solicitud por carecer de pruebas de estancia en España.
A los seis meses Ousmane volvió a solicitar arraigo social y extranjería lo volvió a denegar. Hace un mes lo solicitó por tercera vez y extranjería le sigue pidiendo pruebas de permanencia en España, ojo, teniendo en cuenta que los dos informes de arraigo anteriores ya son por sí mismos una prueba de permanencia en España. Es demencial.
Como también es demencial que se exijan pruebas como la asistencia al médico ya que genera un efecto perverso, que es la asistencia sistemática de personas inmigrantes al hospital comarcal con dolores inexistentes, matrículas en el gimnasio municipal, en educación de adultos, envíos absurdos en Correos... Yo también lo haría si de ello dependiese la regularización de mi situación. Y depende, Ousmane y muchos otros son la prueba.
Paralelamente la población autóctona está enfadadísima porque cada vez que acuden, acudimos a Correos o a urgencias hay tropecientos mil inmigrantes saturando la atención con dolores sobradamente inexistentes o envíos absurdos. Normal el enfado. Es de una torpeza alucinante lo de extranjería.
Y así actúa no solo extranjería sino el resto de instituciones en Almería, una provincia donde jamás se ha elaborado ningún plan de integración ni se han planificado infraestructuras. En definitiva, donde se ha abandonado a agricultores, agricultoras y jornaleros, jornaleras a su suerte. Aquí solo hemos recibido desembarcos de inmigrantes y de prensa sensacionalista. La conclusión es que somos todos unos racistas. Asunto cerrado.
A día de hoy no sabemos si Ousmane conseguirá sus papeles; la trabajadora social acaba de emitir el tercer informe. El problema general con el arraigo se ha solucionado aunque con coste emocional para las profesionales que tuvieron que asumir mis medidas y para las personas que han visto ralentizado un procedimiento que era ágil. Yo también he sufrido en este proceso, pero no importa. Lo que importa es que por fin vemos la luz al final del túnel, esa luz que esperamos que Ousmane pueda ver pronto también.
Mientras escribo esta entrada continúa la masacre de Israel sobre Gaza, un territorio condenado a vivir en la oscuridad. El infierno en la tierra. Qué dolor, qué rabia. Yo, Belén Navarro os maldigo.
¡Malditos seáis los responsables!
PD. Helena Maleno, representante de Caminando fronteras también es ejidense.
12 Comentarios
Belén, Muy interesante tu esfuerzo y tu trayectoria profesional en la lucha por derechos.
En otro orden de cosas te quería preguntar por tu parecer sobre el interés por el trabajo social clinico y sanitario.
Ahora en Granada hay un simposio de trabajo social clínico, quizá estés por ahí. Pregunta por el instituto español clínico seguro que estaran encantados de conocerte. Saludos
Hola, Luis. No he acudido al simposio porque participé en las jornadas de servicios sociales de Burgos, que coincidieron. Sobre el trabajo social sanitario tengo el convencimiento de que mejora el sistema de salud y es muy necesario. Sobre el trabajo social clínico aún no me he formado ninguna opinión, estoy en ello. Gracias por comentar.
Hace mucho tiempo que los sinsentidos te rodean (como a los demás) y los intentas manejar para el mejor bien común. No común por normal o habitual, que no lo es, tristemente, sino para la comunidad. Espero que pronto veas llegar otra manera de tratar a las personas que llegan buscando lo que todos: vivir. En paz. Fin.
No sé si la Administración ayudará, pero los demás podemos ir haciéndolo…
Bueno, de eso se trata, de ir intentándolo. Un besote.
La lógico en la administración esa gran desconocida.
Que «faltica» tenemos en las administraciones de filósofos especializados en lógica y teoría de sistemas ocupando puestos en toma de decisiones.
Ya si la Administración es la Junta de Andalucía, apaga y vámonos. No he conocido nada más torpe.
Del Administrativo y del mulo, cuanto más lejos, más seguro.
«Que «faltica» tenemos en las administraciones de filósofos especializados en lógica y teoría de sistemas ocupando puestos en toma de decisiones».
Completamente, cuñao…
Hola Belén. Tocas otro de los innumerables disparates de nuestro sistema. Los informes de arraigo, ni son informes, ni son de arraigo. Son meras certificaciones de permanencia en el territorio que podrían (deberían) hacerse sin la participación de nuestra profesión ni de nuestro sistema. Las consecuencias son las que señalas: saturación de servicios, zarandeos varios a los usuarios, desprestigio profesional… Otra dinámica, otra más, para la que no estamos encontrando respuesta y que ahonda en el deterioro de nuestra profesión y del sistema de servicios sociales. En fin…
Totalmente, yo es que no me he querido meter ahí porque la entrada no tendría fin. Suscribo todas y cada una de tus palabras. Un abrazo.
Buenos dias, de los «ochocientos mil» informes sin sentido que tengo que hacer dentro de los servicios sociales. Este sin duda es de los más absurdos y mas me cabrean. Por que? porque No es vinculante. Si fuera vinculante ese primer informe le hubiera valido a Ousmane. delegacion de gobierno decide poner una piedra en el camino para regularizar situaciones a costa de otro sistema…..en fin.
Hola, guapísima. Efectivamente. En estas condiciones la emisión del informe no tiene ningún sentido ¡Ni como prueba de residencia en España sirve! En fin, lo de siempre, palos en las ruedas de las personas vulnerables y trabajo absurdo para las profesionales. Necropolíticas al fin y al cabo.
Un abrazote.
Lo he seguido con intriga profesional dado mi alejamiento de estos mundos de la vida por mi jubilación. me parece surrealista, se sale fuera de mi comprensión de la vida cotidiana que debería ser más fácil para las personas y para las profesionales. Es la jaula de hierro de Max Weber. Cuanta más racionalización de la burocracia, más perdida de libertad y autonomía.
gracias por seguir dándonos tus palabras.
No te lo puedes imaginar, Teresa, es un disparate detrás de otro…
Un abrazo.