5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
24 de octubre de 2022 / 19 Comentarios
Tal y como te conté en la entrada anterior, el otro día me llamó una amiga. Es psicóloga en una residencia de personas mayores de la zona. Sabedora de mi tiempo al frente de una entidad tutelar, quería pedirme consejo por dos residentes que lo están pasando muy mal y no tenía del todo claro como proceder. Total, que quedé con el equipo técnico de la resi. Después resultó que no necesitaban ayuda ni consejo, sino apoyo.
La historia es la siguiente: Se trata de dos hermanos, ambos solteros. Uno tiene 67 años y el otro 56. El pequeño tiene discapacidad intelectual y está tutelado por una entidad. El mayor no. Se trata de dos hermanos con un estilo de vida caracterizado por el escaso autocuidado. Básicamente comen alimentos nocivos para su salud, no van al médico y no respetan los tratamientos que les han prescrito para mejorar su precaria salud. Resumiendo: Hacen lo que les da la gana y no se cuidan.
Su estilo de relación es, asimismo, poco convencional: Se adoran y no soportan vivir separados el uno del otro, sin embargo cuando discuten llegan en algunas ocasiones a darse algún toquetazo tipo colleja, pero nada más. Frente a las instituciones son una piña. El pequeño se sabe tonto.
Esta familia constituye el típico caso que despierta la alarma vecinal, máxime desde los últimos ingresos hospitalarios del mayor, insulino dependiente ¡Como es posible que los servicios sociales no hagan nada con estos hombres, por dios!
Los servicios sociales de su municipio sí estaban haciendo algo, al parecer no lo suficiente a juicio de la entidad tutelar, de los vecinos y de los propios servicios sociales comunitarios, cansados del desfile de auxiliares de ayuda a domicilio y sus repetidas claudicaciones. Así las cosas, todos los equipos implicados también claudicaron y decidieron llevar a estos hermanos a una residencia, donde estarían bien atendidos y su vida no peligraría. Asunto resuelto.
El problema es que estos hermanos se sienten secuestrados. Desde que llegaron a la residencia no paran de gritar pidiendo que los saquen de allí. Que los lleven a su casa. Que no soportan vivir en la residencia. Quieren su casa, sus sillas al fresco y sus comidas y sus vecinos. Sus vecinos... Gritan, ruegan, lloran e incluso han ofrecido dinero a las profesionales de la residencia a cambio de sacarlos de allí. El mayor ha perdido 15 kg. ya que se niega a comer. Han tenido varios episodios de agitación y no cejan en el empeño de salir de allí a pesar de que llevan un mes ingresados.
Mi amiga está muy angustiada porque todos los días tiene que intervenir para calmarlos. Dicen que los han secuestrado y que ellas los retienen allí. Que sí, que en la casa no respetarían el tratamiento médico, que posiblemente su salud física empeoraría. Que incluso puede que murieran antes de tiempo ¿Y aquí? Me decía mi amiga ¿Qué vida tienen aquí? Si es que los tenemos secuestrados, Belén.
Después de escuchar atentamente lo que el equipo relató con mucha angustia, les dije que la Convención de Nueva York es muy clara al respecto:
Los Estados Partes reconocerán el derecho de las personas con discapacidad a la libertad de desplazamiento, a la libertad para elegir su residencia (art.18). A que tengan la oportunidad de elegir su lugar de residencia y dónde y con quién vivir (Art. 19).
Y también les expliqué que la Ley 8/2021 dice en su exposición de motivos que El propósito de la convención es promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, así como promover el respeto de su dignidad inherente.
Por último, apunté que el hermano mayor no está sujeto a ninguna medida de modificación de la capacidad por lo que, al menos en su caso, no es que se sienta secuestrado es que está secuestrado. En realidad ambos están secuestrados.
Los servicios sociales del municipios les han rogado que los mantengan allí, la entidad tutelar les ha rogado que los mantengan allí y a todo el mundo le parece estupendo que permanezcan allí. Todo el mundo está cómodo pues se han quitado un marrón de enmedio. Aunque estén secuestrados.
Claro que ni los servicios sociales del municipio ni la entidad tutelar ni la Junta de Andalucía tienen que soportar los gritos, llantos, ruegos, brotes de agitación y negativas a comer de estos hermanos. No son testigos, por lo tanto, del indescriptible sufrimiento de estas personas, pero el personal de la residencia sí. Ellas también están sufriendo. Por eso me llamaron. En realidad no necesitaban ayuda, necesitaban apoyo emocional y es que ellas son conscientes de que estas personas no tendrían que estar ingresadas en la residencia.
Les han endosado un problema del que nadie parece querer o poder ocuparse. El asunto es que son personas, PER-SO-NAS. Y tienen razón: están secuestrados. SE-CUES-TRA-DOS. Que cada palo aguante su vela: La entidad tutelar, los servicios sociales y los vecinos. Es lo que toca ¿O es que estas instituciones no se han enterado del cambio normativo, hombre? ¿Hola? ¿Hay alguien?
Si son molestos para las instituciones en su medio, agua y ajos. Y cuando se mueran, pronto o tarde, habrá sido viviendo como ellos querían. Y punto.
19 Comentarios
Interesante el tema, Belén. Y cuanta razón llevas. La de veces que he escuchado a profesionales de todo tipo decidir sobre cómo deben vivir las personas a las que visitan o demandan su ayuda. Creo que falta aún mucha conciencia de respeto a las decisiones de vida de las personas y cuando estas se escapan a lo socialmente establecido (peor aún si coincide en un municipio pequeño), se cede rápidamente a los efectos de la «alarma social» que genera.
Gracias por plantearlo.
Buenas tardes a todas. Lo primero darte las gracias sinceras Belén Navarro, por sacar este asunto sobre la institucionalización. Estoy de acuerdo en el apunte de Pedro Celimendiz en referencia a su adecuada denominación (no podemos contemplarlo como secuestro), también en consonancia absoluta con Joaquina Boceta en relación a que «En este nuestro país, somos muy dados a institucionalizarlo todo, excepto lo que es necesario». A colación acertadísima con lo que nos señala nuestra compañera Belén Novillo García, ya que la Ley 08/2021 de 2 de junio, reforma nuestra legislación civil y procesal para apoyo de las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, en mi opinión merece revisar la resolución de incapacitación judicial (la ley marca obligatorio revisar en el plazo de 3 años todas las resoluciones de incapacitación anteriores); paralelamente la ley recoge la figura del defensor judicial (desconozco si es solo para menores) para situaciones en las que exista conflicto de intereses, quizá sea este el caso, aunque como a Pedro, falta información para establecer un diagnóstico social más extenso. Por último, propongo consultar con el colegio profesional correspondiente si este fuera un caso de dilema ético (desde luego el adulto-mayor que no se encuentra en situación de incapacidad, no se comprende como ha podido ser internado…), o de error en su praxis técnica, por lo que igualmente habría que comunicar por escrito al colegio profesional correspondiente, según nuestro Código Deontológico (cap.IIIB, art.33). Espero y deseo que se resuelva hacia el interés superior de las personas afectadas, en movimiento de su domicilio y residencia habitual. Saludos y agradecimiento por permitirme reflexionar, compartir.
¡Hola, Iván! Como siempre, planteas reflexiones bien interesantes. Con respecto a lo del término «secuestro», responde a dos motivos: Uno, subrayar como se sienten estos dos hermanos y dos, permitirme una licencia «literaria». Evidentemente cuando los equipos se sienten a hablar no se trata de realizar acusaciones mutuas, pero en mi opinión merece la pena que en esas reuniones se ponga encima de la mesa como se sienten ellos. Claro que no hay mala fe, sin embargo hay «comodidad». Sea como fuere hay, en mi opinión, mala praxis, como tú también señalas.
Y con respecto a lo que planteas «la ley marca obligatorio revisar en el plazo de 3 años todas las resoluciones de incapacitación anteriores», imagínate la que se va a liar en los juzgados. Los jueces están para tirarse de los pelos, según creo.
Un abrazo.
continuación ………
Hoy me ha hecho llegar su trabajo, que presentó en el Congreso Cristina Lopes, sobre su tesis doctoral «Personas cuidadoras de personas con demencia en domicilios» y su propuesta posterior, » Equipos multidisciplinares de intervención en hogares con personas dependientes»
Creo que merece la pena, pensar y plantear alternativas para que los loables principios rectores de la ley 8 /21 , puedan llevarse adelante, pero ante todo y sobre todo hacen falta recursos nuevos y creativos para llevarla adelante.
Totalmente. Totalmente.
No se puede pasar del régimen de sustitución al de apoyo en la toma de decisiones SIN DINERO PARA FINANCIAR SEMEJANTE EMPRESA.
¡Un abrazo!
¡¡¡Vaya tema me has puesto sobre la mesa!!!
Estoy a nivel personal super implicada en dos casos de un amigo por un lado y una amiga, trabajadora social con alzheimer por otro. No hay manera que entre todos los servicios hagan un plan global de intervención, para que siga viviendo en su domicilio, con una calidad de vida, como ella quiere por encima de todo.
El otro día otra colega hizo un comentario que me pareció interesante y es que no partimos de las necesidades de las `personas, sino de la cartera de servicios y recetamos lo que hay. Es la fundación tutelar la que decide. ……… sigo
Completamente. El modelo de atención integral centrado en la persona brilla por su ausencia. Como he dicho en el otro comentario, sin dinero esto es imposible.
En este nuestro país, somos muy dados a institucionalizarlo todo, excepto lo que es necesario. Humildemente opino que vamos a la cola, como siempre, en eso poco hemos evolucionado y poco miramos a las sociedades avanzadas en materia de cuidados, tanto a mayores como a otras personas con necesidades concretas de cuidados y atención. Este caso me recuerda al de varias personas que han permanecido o permanecen aún, en un centro psiquiátrico, no ya por necesidad de tratamiento específico, sino por falta de cuidados en su entorno. Esos cuidados en el entorno, no siempre los puede prestar la familia, como en la mayoría de casos se viene haciendo, mayoritariamente por mujeres, pero para las administraciones locales o regionales resulta complejo prestar ese servicio. De cifras económicas no puedo hablar, pero quizás con un adecuado aprovechamiento de los profesionales ya existentes no resulte más costoso que una plaza institucional. Estoy contigo en pensar que se trabaja con PER SO NAS, yo insisto mucho en ello siempre, pero a veces se olvida.
Un saludo Belén y resto del personal.
«Este caso me recuerda al de varias personas que han permanecido o permanecen aún, en un centro psiquiátrico, no ya por necesidad de tratamiento específico, sino por falta de cuidados en su entorno».
Efectivamente. Gracias por tu amplia y certera reflexión, amiga Joaquina.
Lo que me ha gustado leerte hoy!!
Me preocupa, y mucho, cuando inconsciente o conscientemente anteponemos la comodidad de lo profesional (venga hecho! Uno menos! Ya no molesta) a las necesidades y expectativas reales de nuestros/as usuarias.
En la residencia donde trabajo, es un punto fuerte de debate(y discusiones)!
No podemos seguir con la dicotomia obsoleta de problema – solución…Hablamos de personas y ese sentimiento de «estar encerrado» y no tener en cuenta su opinión NO ES NADA BUENO! El tema es como unos y otros, seguro q buenos profesionales, lo dejamos pasar…
Y pienso: Si fue importante para las compañeras sentirse escuchadas y apoyadas por ti! Pues segura estoy de que la misma estrategia seria adecuada a esos dos hermanos 🙂
Atendemos con rigor técnico pero nos alejamos de lo humano y ético.
Mucho ánimo !
¡Esa es la cuestión! No podemos seguir trabajando con estos parámetros, ya es que ni la ética, es que es la ley la que lo prohíbe…
Un fuerte abrazo.
Por no hablar de que …a más medidas extremas, posibles consecuencias más extremas, quiero decir; aumenta el riesgo de que estas personas actúen en consecuencia a cómo se sienten, fácil de entender si se tiene lo que dice Adela Cortina, que en ambos casos es lo mismo estoy segura, ya que tener otras necesidades de apoyo no lo impiden. Luego sí nos echaremos las manos a la cabeza. En Trabajo Social creo que actuamos en zonas grises que a veces son peligrosas, quizá no de inmediato pero a posteriori suelen venir «las rebajas». Hace falta a veces más determinación y responsabilizarnos de lo que SOMOS.
¡Claro, es que ya les está afectando a su salud! ¡El mayor se niega a comer!
«Hace falta a veces más determinación y responsabilizarnos de lo que SOMOS».
Sí, señora.
Vaya caso complejo, en el que faltan datos para comprender. Sólo una apreciación, desde el desconocimiento como digo: creo que hablar de secuestro ayuda poco a la resolución del caso. Creo que los profesionales y entidades implicadas actuaron de buena fe, pensando que la institucionalización (involuntaria para el menor, voluntaria para el mayor, interpreto…) mejoraría la vida de estos hermanos. Si tras un periodo se comprueba que no es así, hay que dar otro paso, y la red de profesionales tiene que valorar alternativas y explorar otras posibilidades. Saludos.
¡Hola, Pedro! Sí, una vez que los equipos se sienten tiene poco sentido hablar de secuestro puesto que no es, qué duda cabe, el propósito del ingreso. En este caso ha sido una licencia mía para expresar las consecuencias de una intervención que no tiene en cuenta los deseos y preferencias de los interesados.
¡Besos!
Opino como tú, deben respetarse sus decisiones. También habría que pensar que mas se puede hacer para atenderlos en su domicilio, que es donde quieren estar. Supongo que tendrá que ser una alternativa creativa ,dada la dificultad que presenta el caso, posiblemente desde los estándares habituales sea muy difícil. Gracias por ser siempre tan sugerente.
Efectivamente, desde los estándares habituales poco se puede hacer. En estos casos hay que echar mano de la creatividad ¡Muchas gracias por comentar!
Estupenda la entrada de esta semana. La ley 8/21 nos obliga a cambiar los antiguos conceptos de incapacidad y tutela, ya obsoletos. Instaurar los apoyos y los deseos, preferencias y voluntades de las personas que no siempre serán los mismos de los profesionales y de la propia comunidad.
El derecho a decidir el lugar de la residencia de esta pareja es absoluto y soberano. Habrá que trabajar con ellos qué apoyos son necesarios. Es obvio que la institucionalización para ellos no lo es.
Gracias por hacernos reflexionar…
Hay mucha gente que no parece haberse enterado, tocaya. Y sí, aquí hay que hablar de apoyos ¡Apoyos!
Muchas gracias por comentar. Es un placer tenerte por aquí.