No hay que hacer caso de la gente. Bueno, de lo que dice la gente. España es un país experto en Gentología. La gente es muy importante en todos los órdenes de la vida. Desde que yo era un comino, mi madre me repetía ¿Qué va a decir la gente si haces tal cosa? Cuando no quería que fuese a un determinado lugar, como la arena blanca, me espetaba ¡Dice la gente que vas con Isidoro a la arena blanca! y así, con todo. La arena blanca era una antigua fábrica de yeso, creo (tendré que preguntarle a mi hermana, yo era muy pequeña y no lo recuerdo bien).
Cuando crecí, el dice la gente pasó de mis travesuras (bastante frecuentes) a mi inclinación por toquetearme con chicas. Claro que me gustaban las chicas, pero la gente le ponía tanto aderezo a sus narraciones que yo acababa lamentándome de la falsedad de los tórridos encuentros que le contaban a mi madre con pelos y señales. Confieso que de adulta también me han atribuido relaciones con mujeres que igualmente han sido un bulo. Digo yo que ya podía alguna ser cierta.
Ahora lo que dice la gente es: Es mejor que te toque con la asistenta X porque la asistenta Y tiene mu mala follá. Cuando ejercía, algunas personas me decían directamente ¡Eres buena asistenta! y yo siempre les contestaba según a quien le preguntes porque las que somos viejas en este oficio sabemos que el juicio popular es veleidoso, nuestras luces cortas y, por lo tanto, una será buena asistenta social —si procede— el día que se jubile.
También dice la gente que el COVID ahora es como un resfriado, sí, sí, un resfriado... Cogí la puñetera enfermedad por primera vez hace una semana y llevo desde entonces fuera de combate (y lo que te rondaré, morena). Yo vivo con mis tres perros en un pueblo que no es el mío, Berja, mi familia está en El Ejido. Pues aún así, el coronavirus ha decidido venir a visitarme, el muy impertinente.
Cuando la gente supo del tema, de entre la gente emergieron personas, amigas y también conocidas del pueblo que me ofrecieron su ayuda sincera: Las compañeras del trabajo se ofrecieron gentilmente a hacerme recados, a traerme comida; una amiga ha ido a la farmacia, otra a recoger la baja, una tercera me trajo caldo y otros amigos han venido a verme desde la calle; te llevo al hospital..., si te hace falta algún recado dímelo, en serio..., me quedo con tus perros... (se los ha quedado mi familia), y así sucesivamente. Me he dado cuenta con todo esto de lo afortunada que soy y, por supuesto, he experimentado en carne propia lo que todo el mundo sabe: que la red de cuidados no profesionales sostiene este país.
La gente es una suerte de masa abstracta, sin embargo las personas son concretas, tienen cara, nombre, apellidos, sentimientos —nobles, la mayoría de ellas—. La gente puede dañar hasta límites indescriptibles, que se lo pregunten a Dolores Vázquez. En cambio casi todas las personas que conozco tratan de sobrevivir cada día como mínimo sin pisarle el callo al vecino. La gente daña, las personas cuidan. He aprendido del COVID, por ello, una valiosa lección: Ser menos gente y más persona.
Hola Belén, siento mucho. Espantosa enfermedad por la que estás pasando, te lo dice una persona concreta, con nombre y apellidos, que la sufrió aquel fatídico día 8 de abril de 2020. Espero que tú recuperes del todo, y tan solo te quede el amargo recuerdo de la enfermedad sufrida, y el grato recuerdo de las personas amigas que te brindaron ayuda sincera, aquel apoyo que Kropotkin (1913) denomina Mutuo, y que no es más que la denostada relación de ayuda comunitaria. En homenaje al recientemente fallecido Don Julián Marías, y con animo de salir de la tendencia al solipsismo, extraigo unas sentidas palabras de su obra Persona: «la vida personal se hace necesariamente interpersonal, es decir, convivencia. […] en nuestra vida como tal, descubrimos nuestra persona, el quién somos, como reflejo de ese otro quién que se impone a nuestra evidencia como un tú […] la persona es, podríamos decir inevitable, pero a la vez se presenta como algo arcano, como algo que es interrogante, problema, y que hay que SALVAR» (Marías, 1997, p.39, 61-62). Un abrazo afectuoso Belén.
¿Y cuando «lo que dice la gente» sobrevuela en los equipos de servicios sociales? y oyes a compañeras/os comentarios como que las personas les gusta vivir de las ayudas, o se gastan en buenos móviles, ropa de marca o no han hecho lo suficiente por salir de esa situación… Se que es un tema recurrente y parece que estuviese superado pero de vez en cuando sumerge en una conversación informal o incluso en una reunión interna. Y eso me ha pasado recientemente. Qué cansancio y enfado me produce!!!
Por otra parte recupérate pronto. No nos libramos nadie de este virus. Un abrazo
Tienes mucha razón en lo que comentas. La gente es una masa maleable que puede pasar por encima de lo que sea y de quien sea. Las personas son cercanas, sienten y razonan. Alguna diferencia hay.
Recupérate pronto, compañera.
Lo primero, espero que ya vayas reponiéndote pronto.
Las personas, siempre las personas. Como dices, cuidan en los momentos complicados y celebran contigo los buenos momentos. La gente es como «la masa» (el de la peli), una fuerza descontrolada.
14 Comentarios
Hola Belén, siento mucho. Espantosa enfermedad por la que estás pasando, te lo dice una persona concreta, con nombre y apellidos, que la sufrió aquel fatídico día 8 de abril de 2020. Espero que tú recuperes del todo, y tan solo te quede el amargo recuerdo de la enfermedad sufrida, y el grato recuerdo de las personas amigas que te brindaron ayuda sincera, aquel apoyo que Kropotkin (1913) denomina Mutuo, y que no es más que la denostada relación de ayuda comunitaria. En homenaje al recientemente fallecido Don Julián Marías, y con animo de salir de la tendencia al solipsismo, extraigo unas sentidas palabras de su obra Persona: «la vida personal se hace necesariamente interpersonal, es decir, convivencia. […] en nuestra vida como tal, descubrimos nuestra persona, el quién somos, como reflejo de ese otro quién que se impone a nuestra evidencia como un tú […] la persona es, podríamos decir inevitable, pero a la vez se presenta como algo arcano, como algo que es interrogante, problema, y que hay que SALVAR» (Marías, 1997, p.39, 61-62). Un abrazo afectuoso Belén.
Tu comentario me ha llegado al alma, compañero. Muchas gracias por expresarlo y por los deseos de recuperación.
Besos y abrazos personalizados, no masificados . A mí me gusta la gente, pero no el genérico.
¡Besos de vuelta!
¿Y cuando «lo que dice la gente» sobrevuela en los equipos de servicios sociales? y oyes a compañeras/os comentarios como que las personas les gusta vivir de las ayudas, o se gastan en buenos móviles, ropa de marca o no han hecho lo suficiente por salir de esa situación… Se que es un tema recurrente y parece que estuviese superado pero de vez en cuando sumerge en una conversación informal o incluso en una reunión interna. Y eso me ha pasado recientemente. Qué cansancio y enfado me produce!!!
Por otra parte recupérate pronto. No nos libramos nadie de este virus. Un abrazo
Menudo temaaaaaaa. A mí me pasa exactamente igual, me enfada mucho.
Mucha gracias. Un abrazo.
Tienes mucha razón en lo que comentas. La gente es una masa maleable que puede pasar por encima de lo que sea y de quien sea. Las personas son cercanas, sienten y razonan. Alguna diferencia hay.
Recupérate pronto, compañera.
¡Gracias, falta me hace!
La enfermedad nos recoloca muchas cosas, teóricas y prácticas. Cuídate y recupérate pronto. Abrazo
¡Gracias, Trini!
Lo primero, espero que ya vayas reponiéndote pronto.
Las personas, siempre las personas. Como dices, cuidan en los momentos complicados y celebran contigo los buenos momentos. La gente es como «la masa» (el de la peli), una fuerza descontrolada.
«Una fueza descontrolada…». Exactamente, compañera.
Ahí vamos lidiando con el jodío COVID. Un abrazo.
Me parece perfecto compañera!! Un gran post! y, por cierto, recupérate …yo arrastré el cansancio varias semanas ,😅
¡Muchas gracias! Un abrazo