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15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
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El blog de Belén Navarro
16 de diciembre de 2024 / 10 Comentarios
Una de las primeras cosas que te enseñan del inglés es que no existe diferencia entre el verbo ser y el verbo estar. Nos suelen explicar que a los angloparlantes les cuesta entender la diferencia porque ellos se apañan con el archiconocido to be.
Yo, que me defino como una exhibicionista emocional, dudaba sobre si escribir esta entrada, pero mi indignación ha podido con mi inseguridad. Así finalmente he decidido escribir sobre la polémica generada a raíz de la decisión de RTVE de contratar a la humorista Lalachús para dar las campanadas. Me corrijo a mi misma: No ha sido una polémica. Ha sido un ataque gordófobo y misógino.
Podría escribir muchos argumentos defendiendo la decisión de RTVE y a la propia Lalachús. También podría denunciar la maldad de los haters y su asquerosa combinación de gordofobia y misoginia, pero eso ya lo ha hecho mucha gente con mayor tino que yo. En cambio sí puedo hacerme una idea de lo que ha debido de sentir su protagonista y es lo que voy a explicar hoy aquí.
He titulado esta entrada ser y estar porque es lo primero que quienes viven en un cuerpo normativo deben saber: Las mujeres gordas vivimos en una dolorosa disyuntiva entre el ser y el estar. Nos debatimos entre el ser gordas y el estar gordas.
Vivimos instaladas en un odio eterno a nuestro cuerpo. El odio llega hasta el punto de que la mayoría de las gordas que conozco (entre las que me incluyo) odian los espejos. Odiamos los espejos porque nos devuelven una imagen de la que llevamos toda la vida renegando. Y para convivir con ese odio a nuestro propio cuerpo nos disociamos. Separamos mente y cuerpo tratando de ignorar este último como si en realidad no nos perteneciera o simplemente fuese un envoltorio temporal.
Porque las gordas nos debatimos cada día de nuestra vida entre el ser y el estar. Si estamos gordas hay una posibilidad de cambio, de alcanzar el cuerpo deseado, ese que nos traerá la felicidad que tanto ansiamos. El estar abre esperanza, sin embargo también nos produce mucho dolor porque condiciona nuestra felicidad a una delgadez que puede que nunca llegue a menos que pasemos años matándonos de hambre y ejercicio.
Ser gorda nos libera de responsabilidad. Es como ser alta, baja, rubia o morena. Diría que hasta como ser lesbiana o de izquierdas. Es una cruz que hemos de sobrellevar como otras personas sobrellevan las suyas. El viernes por la noche, de vinos con unos amigos, hablábamos de esto. Yo les decía que a lo largo de mi vida he podido defenderme como lesbiana, sin embargo no he sido capaz de defender mi condición de gorda. Ser lesbiana es algo que te viene dado y que puedes disimular (en el peor de los casos) o defender (como hago yo), incluso puedes vivirlo en comunidad con orgullo. Orgullo... ¿Quién podría sentirse orgullosa de ser o estar gorda?
Instalarse en el ser requiere una fortaleza de la que yo carezco. Exige aceptar un cuerpo que llevas toda la vida aborreciendo porque no hay un solo momento de tu día a día en que no se te recuerde que deberías hacer algo con tu cuerpo.
Yo les contaba el viernes a mis amigos que lo paso mal cuando viajo en avión. Todas y cada una de las veces he de soportar las miradas del resto de pasajeros, temerosos de caer a mi lado. Cuando por fin ocupo mi lugar me paso el viaje encogida no solo por el tamaño de los asientos sino por el terror a invadir el espacio del otro. Si la aerolínea me pierde la maleta es un drama porque encontrar ropa de talla grande en tiendas físicas es una misión casi imposible. Esa es otra. Me refiero, de nuevo, a las mujeres gordas.
Todas las mujeres gordas tenemos que soportar la típica frase hay que ver que pena, con lo ________________ que es y claro, con tantos kilos de más..., o la archiconocida es por tu salud. Porque ser o estar gorda otorga automáticamente al resto del mundo el derecho a opinar sobre tu cuerpo como el que opina sobre la climatología en una conversación de ascensor.
Seguramente estarás pensando que ser o estar gorda es un problema como muchos otros. Te digo que no. Porque las personas gordas, y especialmente las mujeres gordas nos lo hemos buscado: Somos perezosas, negligentes, ansiosas e indisciplinadas.
Es por eso que a muy pocas gordas se nos ocurre abrirnos un perfil en tinder o cualquier otra aplicación de citas porque la mayoría de las personas no buscan alguien que les haga reír, aunque lo digan. Tampoco buscan a alguien con quien mirar el atardecer, aunque lo digan. Y desde luego nadie busca a alguien de quien avergonzarse en público. Incluso yo ¿Cómo podría culpar a las demás?
Ser o estar gorda es vivir cada día pensando como sería tu vida si no fueses gorda. Ser o estar gorda es vivir una existencia en condicional mientras los años van pasando a una velocidad de vértigo. Y esa implacable cuenta atrás te dice a gritos que quizá deberías dejarlo ya y aprender a vivir con tu cuerpo, pero es tan difícil...
A pesar de todo, hay esperanza. La decisión de RTVE es una llama de esperanza para las mujeres gordas. La aparición de mujeres con cuerpos no normativos exigiendo respeto es una llama de esperanza. Y el papo de Lalachús no es una llama de esperanza, es una bandera. Por eso esta nochevieja me tomaré las uvas con Lalachús y Broncano ¿Y sabes lo que te digo, compañera?
¡Olé tu papo gordo!
10 Comentarios
Gracias, siempre es inspirador leerte y vivan tantas Lalachus.
Gracias de corazón, Baeza…
Bravo brava!!!!
Gracias, compañera…
Brava Lalachús!! Brava tú!! Brava está entrada!!
Esos cuerpos normativos, que no lo son muchas veces porque NO SALUDABLES nos esclavizan a las mujeres y niñas así q por supuesto que se necesitan TODO TIPO DE MODELOS!
Compartiremos canal para las uvas 🍇.
Felices Fiestas! Bo Nadal!❤️
Exactamente, hay muchos cuerpos normativos en los que detrás no hay nada saludable y eso pasa desapercibido.
Muchas gracias por comentar ¡Feliz navidad!
ole, ole, y ole Tu.
Que importante es tener referentes. Ver cuerpos no normativos en televisión, en redes, en los congresos….. una vez más. Gracias por SER y ESTAR
De vez en cuando hay que ponerse la cresta punk… dice una mujer sabia.
Un abrazo, preciosa.
Belén… qué valiente esta entrada… te has abierto en canal… 🥹😪 qué difícil es convivir con muchas cosas que todas y todos tenemos dentro, en lo más profundo de cada una de nosotras… encima la observación y juicio al que estamos sometidas las mujeres… es absolutamente demencial… te mando un fuerte abrazo! ♥️
Bueno, Lidia, en realidad escribir es abrirse en canal. Y sí, el juicio al que se nos somete es demencial, demencial.
Un abrazo!