Hola de nuevo:
Por fin (y digo por fin) la pesadilla se ha hecho realidad. Me voy a reprimir una vez más y voy a dedicar la entrada de esta semana a hablar de otra cosa que no sean las elecciones, pero no me he podido resistir a insertar esta viñeta del genial Manel Fontdevila, publicada en el diario Público, que ilustra muy bien cuál es mi sensación en estos momentos.
Esta semana estoy haciendo un curso de formación de formadores con la idea de poder compaginar el trabajo con temas docentes, imagino que los que seáis funcionarios, mileuristas y demás ya estaréis barajando, al igual que yo, el pluriempleo, que es lo que vamos a terminar haciendo muchos al paso que lleva la nómina, que tienen los del PP una fijación con el tema con más peligro que un bautizo de Gremlims, omá...
Durante un descanso del mentado curso estuvimos hablando sobre el movimiento 15-M y vino el tema a cuento porque en ese momento estábamos tratando el consenso en los grupos, yo aproveché y le pregunté al "maestro" (me encanta esa palabra) que si era recomendable, en un grupo, intentar llegar por todos los medios al consenso o quedarse en las mayorías; tengo que decir que el resto de alumnos me miró con cara de "asesinos-psicópatas-cuidao-con-la-tía-repelente" porque querían irse a fumar.
Me contestó que el consenso era, en grupos numerosos, un error, y puso al 15 M como ejemplo; básicamente él vino a decir que el consenso es alcanzable (y deseable) en grupos pequeños con unos objetivos muy claros y concisos. En grandes organizaciones se requiere el juego de mayorías-minorías porque es la única manera de que exista eficacia y operatividad en sus acciones. Este asunto, además, es una de las razones que él esgrimía para vaticinarles un futuro más bien negro.
Es interesante reflexionar sobre esto de las mayorías y las minorías y los consensos y estaba yo tan feliz divagando sobre el tema con el docente cuando el asunto tomó un giro que no me gustó nada: el 15-M en sí.
Me preocupó que algunos compañeros del curso afirmaran que el movimiento no tiene validez porque no se consigue nada saliendo a la calle y haciendo asambleas esperpénticas. Al margen del "folklore" de las asambleas y demás, el simple hecho de que la ciudadanía salga a la calle a opinar, debatir y protestar me parece un avance importantísimo en una sociedad abotargada y preocupada por el "furgol" y el "sálvame deluxe", y creo además que al movimiento se le están exigiendo unos niveles, por decirlo así, que no se le han exigido ni de lejos a los distintos partidos políticos en toda la democracia.
Ignoro cuál será el futuro de estas organizaciones, pero desde mi pequeño ciberespacio les deseo lo mejor. Les necesitamos (y mucho).
Hasta la semana que viene
PD.: Por favor, llegad al final de la página que todas las semanas inserto "buena publicidad".
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