Mi gente

El yogur es excelente para el estómago, los riñones, el apéndice y la apoteosis. Eso es lo que me dijo el doctor Mackenzie-King, que atiende a los niños de nuestros vecinos, los Johns. Es un buen médico. Se puede tener confianza en él. Nunca recomienda más medicamentos que los que ha experimentado él mismo. Antes de operar a Parker se hizo operar el hígado sin estar enfermo.

Fragmento de La cantante calva, obra de Eugène Ionesco.

Pues ya tenemos gobierno. Y ministerios. Veintidós...

La buena noticia es que por fin ha salido Escrivá del Ministerio de seguridad social. Qué gestión, Cristo bendito... La mala es que los servicios sociales seguimos en el armario con esta gente. Esta gente es la que ha sido y sigue siendo, mal que me pese, mi gente. Me refiero a la izquierda que está a la izquierda del PSOE (para lo que no hace falta escorarse mucho). He vivido once años en el interior de esa cosa que es la izquierda del cambio y conozco bastante bien sus tripas.

Es por eso que hoy me he decidido a explicarte mi hipótesis acerca de la manía que tiene mi gente de huir del término servicios sociales como del ébola. Sí. Cualquier cosa vale para nombrar un ministerio, una consejería o una concejalía excepto el término servicios sociales ¿Por qué? Veámoslo.

En primer lugar, estas organizaciones y partidos, sobre todo las organizaciones más antiguas como izquierda unida, no cuentan con grupos de personas expertas (conocidos en inglés como think tank) ni fundaciones para generar de ideas ni nada parecido, como sí sucede en el PSOE y el PP.

Quiero decir con ello que sus prioridades y sus posicionamientos van a depender —aparte de la las líneas ideológicas generales que sustenten el partido— de los grupos de interés que se vayan formando en su seno. Pondré un ejemplo: Si hay un gran número de militantes activos con intereses en el medio ambiente estas personas empujarán para que sea una cuestión prioritaria. Habrá comisiones relativas al tema, formaciones internas y asesoramiento a cargos públicos, debates y posicionamientos de la organización. Si no hay militancia organizada con intereses en servicios sociales el sector continuará relegado al ostracismo porque no hay nadie, digamos, bregando por él. Esta es la razón por la que es tan importante que la profesión y el sector se implique en partidos. Es así. Te lo aseguro.

En segundo lugar, estas organizaciones tienen una visión muy sesgada de los servicios sociales y lo digo con conocimiento de causa. De hecho durante mi etapa en IU me dediqué a formar a cargos públicos con responsabilidades en servicios sociales. Aproveché uno de los materiales para escribir una entrada ya antigua en el blog.

La izquierda del cambio no tiene ni idea de servicios sociales y, lo que es peor, escasas ganas de averiguarlo. Mi gente equivale servicios sociales a beneficencia. Además, siguiendo tesis pseudomarxistas piensan que en un mundo ideal los servicios sociales no serían necesarios porque se habrían acabado las desigualdades. Tienden a pensar que los derechos sociales son algo parecido, pero más avanzado que los servicios sociales (recordemos, beneficencia...) y por ello prefieren denominar así a las áreas de gobierno de gestión en la materia.

Imagina mi sensación cuando militaba en IU. Quería matar a mis camaradas con mis propias manos. A pesar de todo siguen siendo mi gente y por eso en lugar de dar rienda suelta a mi instinto criminal trato de explicarles donde, como y cuando puedo en qué consiste esto de los servicios sociales.

A pesar de todo, mi gente por regla general hace cosas buenas. Una de ellas ha sido nombrar ministro a Pablo Bustinduy, un tipo por lo pronto listo. Necesitamos gente espabilada, aunque no tenga ni idea de servicios sociales; la gente lista se entera rápido.

Hablando de gente lista, quiero finalizar esta entrada haciéndote una recomendación: Si quieres colaborar con una causa de las que valen la pena o hacer un regalo de navidad solidario, por favor, apoya a las chicas de AIRES. El trabajo que están haciendo con mujeres en situación de calle merece tanto, tanto, tanto la pena que todo el apoyo que reciban es poco.