5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
2 de abril de 2023 / 12 Comentarios
Han sido unos días intensos. Mucho. Cojo la libreta que uso para organizar cada entrada y me doy cuenta de que hacer un relato de todo lo vivido y aprendido en los dos días mundiales del trabajo social en los que he participado es imposible. Son muchos contenidos que merecen cada uno su propio espacio. Se lo iré dando paulatinamente de aquí a junio. Así pues, esta no es una crónica sobre el día mundial del trabajo social. Esta es la historia de una pregunta.
Barakaldo, uno de los lugares a los que he tenido la oportunidad de ir este año, es un municipio que tiene sus dificultades. Situado en la margen izquierda de la ría del Nervión, se formó con la población que migró desde otras comunidades autónomas para trabajar en los altos hornos. La crisis de la siderurgia desembocó en desempleo y los consiguientes problemas asociados, sobre todo en la zona de Cruces. Allí hay un centro de servicios sociales en el que trabajan las chechenas.
Las chechenas fueron así apodadas por ser protestonas, cañeras, reivindicativas... Y ellas llevan el alias con orgullo. En esta jornada a mí me presentó una de esas chechenas, Mamen. Ella introdujo mi intervención sobre trabajo social y poder (que te detallaré en otra entrada).
La jornada de Barakaldo contó también con Pedro Celiméndiz, Miren Ariño y Fernando Fantova. Entre bambalinas, Fernando me hizo una pregunta que me dejó descolocada. Me preguntó (más o menos) que quién me había hecho ser como soy, que quienes eran mis referentes. Supongo que se refería a mentores o algo así.
Al principio no supe qué contestar. Confieso que me divirtió la pregunta porque para mis adentros la traduje como ¿de dónde ha salido el animalillo este? Lo entiendo. Verdaderamente yo no he estudiado en ninguna universidad famosa, tampoco he tenido profesoras famosas, ni por supuesto he tenido mentoras. No he hecho ningún doctorado ni de joven me relacionaba con colegas insignes ni académicas de renombre. Me dan envidia las compañeras que han tenido de profesoras a Teresa Zamanillo, Miren Ariño, Alfonsa Rodríguez, Josefa Fombuena, Enma Sobremonte... Soy de Almería para bien y para mal, pero a pesar de todo no renuncio a mi propia historia como tampoco renuncio a mi propio acento.
Tuve que ponerme a pensar detenidamente para contestar a Fernando. Y me dí cuenta de que mis dos grandes influencias son, en primer lugar, mi madre, una mujer semi analfabeta que quiso que sus hijas volaran alto. Hoy vive con un orgullo indescriptible nuestros logros, de hecho aún no acaba de creer que me llamen de un sitio tan lejano como Barakaldo.
La segunda influencia es, o mejor dicho, son un puñado de trabajadoras sociales de Almería, algunas hoy amigas. Ellas me enseñaron con sus conversaciones o con su ejemplo a hacer trabajo social. Son Ana Cristina, Toñi, Pilar de la Torre, Lola Guiard, Reme Liria... y tantas otras compañeras mayores que yo. Estas mujeres también son, por derecho propio, chechenas, aunque no lo saben. Han desplegado a lo largo de su carrera un ejercicio profesional magnífico conjugado con una actitud reivindicativa de la que la mayoría de trabajadoras sociales jóvenes debiera tomar buena nota. Muchas ya lo hacen, afortunadamente. Bendito sea.
Durante todo estos años en los que he tenido la oportunidad de recorrer España he conocido a muchas chechenas. En Euskadi, Asturias, en Lleida, Barcelona, Canarias, en Granada, Extremadura, Galicia, La Rioja, Cantabria, Madrid, no sé... en cada uno de los rincones de este país tan maravilloso como puñetero encuentras chechenas. Mujeres (y algún hombre) que hacen un trabajo social digno en medio de toda esta mugre neoliberal, patriarcal y represora que empercude los sistemas públicos de servicios sociales y la protección social en general. Y hay quienes, aún jubiladas, siguen en la brecha como Berta o María Antonia.
A todas estas chechenas, unas al borde del colapso, otras al borde de la jubilación y muchas al borde de las dos cosas les profeso mi más rendida admiración y les pido que trasmitan su saber anónimo, hereje, proscrito a las nuevas generaciones de trabajadoras sociales. Que lo escriban, que lo cuenten, que no se lo queden dentro. Porque ellas fueron, nosotras somos y otras serán.
¡Aúpa, chechenas!
12 Comentarios
Personas como tú y las chechenas que he encontrado en mi camino me han dado fuerza para afrontar mi trabajo día a día. ¡Qué gusto leerte en cada entrada de tu blog! Gracias
¡Muchísimas gracias! Me alegra tanto…
un gran artículo
Donde los títulos, no son el único camino del conocimiento.
Dar un lugar a la experiencia con mayúsculas , donde siempre es un lugar de saber, que ahora solo se reconoce el tener un título
Gracias por el reconocimiento
Gracias a ti por comentar ¡Un abrazo!
Llevo como trabajadora social muchos, muchos años, durante bastante tiempo no conseguí «conectar» con mis colegas de profesión (trabajo social criticón), yo soy de las afortunadas que tuvieron de maestra a Teresa Zamanillo y tuvo una gran influencia en mi. Hace unos años, a través de Foro Servsocial, tuve la oportunidad de conocer a trabajadoras sociales «chechenas» que a su vez me conectaron con otras T.S. (trabajo social crítico) de las que he aprendido y disfrutado muchísimo. Tu, por descontado, eres una de ellas. Cuando tengo un mal día laboral, un desencuentro ideológico con compañeras, me nutro de vuestros conocimientos con los que contraargumentar. Mil gracias.
Marisa, hemos de partir del hecho de que tú eres la primera chechena. Conozco a pocas profesionales tan comprometidas como tú, así que las demás también aprendemos de tu ejemplo.
Un abrazo.
hola Belén. sigo tu blog desde el congreso de año pasado en la Mancha soy trabajadora social de ssb de Cruces desde hace pocos años y tengo suerte de trabajar día día y con este linaje de chechenas que me acogieron con los brazos abiertos a pesar de mi neófito experiencia en base .
Gran artículo y espero poder coincidir contigo en próximos eventos ya que nos une a pesar de la distancia grandes pasiones el trabajo social y la literatura .
Hola, Rosa ¡Gracias por acercarte a comentar! Me alegra mucho saber que compartimos pasiones y espero que podamos coincidir ¡Un abrazo!
me ha encantado la entrada
Gracias, chechenilla…
Bonito homenaje, compañera, al que me sumo. También a animarlas a escribir y compartir tanta sabiduría y experiencia, que nos ayuden a salir de los atolladeros donde a veces perdemos el norte. Gracias.
¡Mira por dónde! ¡Un checheno!