Lo confieso: He roto el confinamiento. No, no me he marchado a la playa ni he huido a la alpujarra almeriense, que no será por falta de ganas. Soy una ciudadana responsable (más o menos). He roto mi confinamiento habitual detrás de la pantalla y he realizado un video que he colgado en mi canal de Instagram. En este vídeo, además de darme a conocer físicamente, recomiendo una herramienta básica en el desempeño profesional: los diccionarios de trabajo social.
Espero que las recomendaciones sean de tu interés y te pido comprensión, mejor dicho, te imploro piedad. Los vídeos no son lo mío. Hace años escribí una entrada sobre los diccionarios, por si quieres echarle un vistazo.
También el blog ha roto el confinamiento y ha salido a pasear. La entrada de hoy se titula Una reflexión sobre ciencia e intervención social al hilo del coronavirus y se publica en el recomendable blog colectivo de los chicos de Llei D´Engel. Es uno de los mejores blogs sobre servicios sociales y política social del territorio. Sí, está en catalán, pero ellos están en todo y han incorporado un botón en la página para traducir al español las entradas. Espero también que te aporte ideas, sea para incorporarlas o debatirlas, eso es lo de menos.
Aprovecho también esta entrada para recordar que he abierto un canal de telegram. En este canal comparto todo aquello que me interesa en materia de trabajo social. No suelo dar la vara con muchos mensajes y trato de circunscribirlos al trabajo social por lo que te animo a que te unas. Puedes hacerlo aquí. Prometo no ser pesada.
Este tiempo de reclusión me está permitiendo hacer cosas diferentes. Por desgracia encontrar el lado bueno de esta situación es un privilegio del que miles, millones de personas carecen en nuestro país: Personas sin hogar, familias sin recursos económicos o con carencias que les impiden una vida digna, niñas y niños que no pueden acceder a la educación en las mismas condiciones que otros, personas solas que dependen de la solidaridad vecinal, inmigrantes en situación administrativa irregular, mujeres confinadas con sus verdugos, trabajadoras y trabajadores precarios poniendo en riesgo su salud y tanta gente que padece este sistema infame que parece no tener fin.
Maldito sea el capitalismo y malditos sean quienes lo sostienen. Acabar con el capitalismo es, en mi opinión la única salida. Acabemos el capitalismo o no, cosa difícil, algo habrá que hacer: Es el fin de un mundo: Necesitamos una renta básica de cuarentena. Empujemos todos en esa dirección. Por favor.
¿Tú que opinas?