Hace tiempo un compañero me recomendó leer Instrumental, de James Rhodes. Como sabrás, James Rhodes es un pianista inglés que sufrió abusos sexuales de pequeño. Tras una dura infancia ha dedicado su vida a la música, que le salvó del suicidio, y a la denuncia de este odioso delito. Él es el protagonista de la Ley Rhodes de protección a la infancia.
Rhodes, que se afincó en España, ha trabajado con ahínco para conseguir mejoras legales y administrativas para las víctimas. Pide que los menores declaren una sola vez, que los delitos no prescriban y alargar los plazos de denuncia, entre otras cosas. Debido a su notoriedad y, por supuesto, a su lucha esforzada ha conseguido que el gobierno impulse una nueva ley de protección de la infancia y la adolescencia frente a la violencia. Pablo Iglesias ha propuesto que esta ley sea conocida como la Ley Rhodes.
El otro día escuché en La Ventana la entrevista que Francino hizo a Miguel Hurtado. Él fue una las víctimas de los abusos en la Abadía de Montserrat. Al igual que Rhodes, Miguel Hurtado ha escrito un libro titulado Manual del silencio, en el que narra su particular infierno. En esa entrevista Hurtado dijo: Me alegro mucho de que el gobierno escuche a @JRhodesPianist, pero manda narices que tenga que venir un famoso de fuera para decirnos lo que tenemos que hacer porque los políticos no escuchan a los activistas españoles.
También se lamentó de que la ley Rhodes de protección a la infancia no fuese conocida como la Ley Bernadet pues fue Vicki Bernadet la única que le ayudó cuando nadie le escuchaba. Yo no conocía aVicki Bernadet, he tenido que buscar en internet para saber quien es y me parece triste. Me parece triste no saber quien es esta mujer. Una trabajadora social no sabe, no sabía, quien es Vicki Bernadet.
Es triste asimismo que las mejoras legislativas en asuntos sociales tengan que llegar en España o de una persona famosa que las impulsa o de un escandalazo previo. Lo es que Pablo Iglesias no haya tenido la sensibilidad de destacar el trabajo de otras activistas. Gente, española o no, que lleva décadas luchando por ser escuchada. Llamar a la ley la Ley Rhodes no parece la mejor idea. No es precisamente el proceder de la izquierda clásica, ahora rebautizada la izquierda tricornio o la izquierda rancia. Una izquierda en la que me siento cómoda. Debo de ser otra rancia, me temo.
Lo peor de todo ¿Cuántos casos de niñas y niños abusados se me habrán escapado como profesional, se nos habrán escapado al equipo? ¿Cuántos servicios de protección de menores están colapsados? ¿Tiene que ser el tercer sector quien impulse medidas? ¿Cuántas niñas, cuántos niños viviran aterrorizados mientras su entorno vive en la ignorancia más vergonzosa? ¿Cuántos adultos miran para otro lado? Yo no fui capaz de leer Instrumental. Tampoco leeré Manual del Silencio. En cierto modo, también es mirar hacia otro lado. La realidad es demasiado cruel. Es demasiado perversa. Quizá por eso no somos capaces de mirarla de frente.
Bien traído, Belén. Es triste que lo que deberían ser políticas prioritarias sólo se activen cuando algún personaje público llama la atencion sobre el problema, mientras se hacen oídos sordos a las denuncias de multitud de profesionales, activistas y víctimas que llevan muchos años reivindicando las mismas.
Por otro lado, nunca me ha gustado que este tipo de políticas se personalicen en nadie, pero que la ley que parece que se impulsa se la esté denominando como Ley Rhodes me parece una pérdida de respeto hacia mucha otra gente anónima y comprometida con el problema tanto o más que él.
Para mí, una muestra más de lo desnortado que está este gobierno en materia de política social.
Es que es sorprendente, Pedro, una de las señas de identidad de la izquierda siempre ha sido la creación de complicidades y alianzas con los movimientos sociales, aquello que siempre nos han dicho y requetedicho desde los cuadros «construir unidad popular desde abajo». En fin, gracias por comentar.
Pues sí, es además sorprendente que sea Pablo Iglesias quien haya hecho la propuesta pues la izquierda siempre ha tratado de construir poder popular tejiendo alianzas con los colectivos sociales. No le pega nada. O sí…
Hola Belen!
Comparto tus reflexiones. Yo si conocía hace años a Vicki Bernadet y se de su trabajo y lucha para apoyar a personas que han sufrido abusos en la infancia. Supongo que el hecho que esté en Barcelona nos lo ha facilitado a algunos y se lo ha dificultado a otros. Yo también creo que la ley no debería llevar el nombre de Rodhes, y no porque no le reconozca el mérito, sino porque hay mucha gente trabajando en la discreción y el anonimato en la ayuda a las personas que han vivido una situación tan brutal como los abusos sexuales. Deberíamos preguntarnos porque tiene más “cancha” un tipo inglés pianista que ha escrito un libro que una mujer que hace muchos años creó una fundación desde la que ayudan y sensibilizan. Quizás que sea una mujer ha afectado? Pues seguramente! Fijémonos que se ha dado mucha más publicidad a los abusos sobre niños que sobre niñas! Al final el sesgo de género afecta a todos los ámbitos. Te felicito por la reflexión. Gracias por el esfuerzo (doy fe de lo que cuesta escribir).
6 Comentarios
Bien traído, Belén. Es triste que lo que deberían ser políticas prioritarias sólo se activen cuando algún personaje público llama la atencion sobre el problema, mientras se hacen oídos sordos a las denuncias de multitud de profesionales, activistas y víctimas que llevan muchos años reivindicando las mismas.
Por otro lado, nunca me ha gustado que este tipo de políticas se personalicen en nadie, pero que la ley que parece que se impulsa se la esté denominando como Ley Rhodes me parece una pérdida de respeto hacia mucha otra gente anónima y comprometida con el problema tanto o más que él.
Para mí, una muestra más de lo desnortado que está este gobierno en materia de política social.
Es que es sorprendente, Pedro, una de las señas de identidad de la izquierda siempre ha sido la creación de complicidades y alianzas con los movimientos sociales, aquello que siempre nos han dicho y requetedicho desde los cuadros «construir unidad popular desde abajo». En fin, gracias por comentar.
Me encanta, Belén, pues he puesto lo de la ley Rohdes estos días como ejemplo de una de las tantas superficialidades que nos rodean.
Pues sí, es además sorprendente que sea Pablo Iglesias quien haya hecho la propuesta pues la izquierda siempre ha tratado de construir poder popular tejiendo alianzas con los colectivos sociales. No le pega nada. O sí…
Hola Belen!
Comparto tus reflexiones. Yo si conocía hace años a Vicki Bernadet y se de su trabajo y lucha para apoyar a personas que han sufrido abusos en la infancia. Supongo que el hecho que esté en Barcelona nos lo ha facilitado a algunos y se lo ha dificultado a otros. Yo también creo que la ley no debería llevar el nombre de Rodhes, y no porque no le reconozca el mérito, sino porque hay mucha gente trabajando en la discreción y el anonimato en la ayuda a las personas que han vivido una situación tan brutal como los abusos sexuales. Deberíamos preguntarnos porque tiene más “cancha” un tipo inglés pianista que ha escrito un libro que una mujer que hace muchos años creó una fundación desde la que ayudan y sensibilizan. Quizás que sea una mujer ha afectado? Pues seguramente! Fijémonos que se ha dado mucha más publicidad a los abusos sobre niños que sobre niñas! Al final el sesgo de género afecta a todos los ámbitos. Te felicito por la reflexión. Gracias por el esfuerzo (doy fe de lo que cuesta escribir).
Me encanta tu refelxión, Nuria. Abrir el asunto del género da para una entrada entera. Gracias por comentar.