Es muy difícil hacer una llamada a la esperanza con todo lo que nos ha deparado este año que acaba en unas horas: Crisis mal llamadas humanitarias, familias vagando bajo la nieve en Lesbos, haciendo cola para recoger alimentos en Pontevedra, Almería, Gijón, Valencia, Badajoz o Santander, otras muchas rotas por culpa del terrorismo machista y miles de personas que no es que carezcan de familia, es que ni siquiera tienen un hogar donde guarecerse del implacable frío de diciembre.
Los jóvenes no pueden formar una familia porque el sistema los condena a la precariedad a la vez que tolera la muerte lenta de personas ancianas solas, en sus desvencijadas viviendas, abandonadas ante la indiferencia de la sociedad. El fascismo por su parte avanza con paso firme y mirada larga. Los académicos ponen nombres a la barbarie: aporofobia y posverdad, signos de este tiempo. Ahora que me acuerdo me sigue faltando el artista anteriormente conocido como Prince. No le tocaba aún, como a tanta gente, lejana y cercana, pero la vida continúa, inexorable. Como Rajoy y Susana, perennes. Qué hartazgo ¿No?
Escribe Václav Havel la esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte. La verdad es que no estoy de acuerdo. De hecho no creo en la esperanza, me parece un camelo, una milonga propia de Paulo Coelho o de Jodorowski. Cuando me ponen la esperanza por delante me acuerdo de la canción de Kiko Veneno Esperanza, yo quisiera encontrarte y soñar sin tener que sufrir siempre. En cambio, como creo en la rabia, a ella me aferro. Y desde la rabia hago una lista de exigencias.
Exijo que hoy la gente empobrecida coma percebes, y turrón, y beba champán. Que la noche de reyes todos los niños y niñas encuentren juguetes en sus zapatos y que puedan degustar el roscón que sus padres han comprado sin pensar en las consecuencias. Deseo que todo este invierno las estufas permanezcan encendidas como si no hubiera un mañana. Pido que las personas sin hogar tengan un techo, pero ya. Que las odiosas barreras que padecen las personas con discapacidad desaparezcan sin más dilación. Ordeno a la Unión Europea que acabe con las penurias de las personas refugiadas. Conmino al Ministro del Interior a liberar a personas que no han hecho nada y permanecen presas en Archidona, a retirar las concertinas y a bajar a las criaturas encaramadas a las vallas fronterizas. Solicito a la Ministra de Servicios Sociales e Igualdad la detención de la sangría de asesinatos machistas y las muertes sin respuesta de las personas dependientes. Detesto la nefasta política de Susana Díaz que perpetúa la pobreza de mi comunidad y exijo un giro de 180 grados, como lo exijo acerca de la gestión inmisericorde de mi ayuntamiento, gobernado por la peor cara del PP, si es que es posible.
Estoy furiosa y eso me da fuerzas para seguir trabajando y para seguir escribiendo. La ola feminista, cada vez más grande, cada vez más alta, me da fuerzas. La marea creciente por una renta básica me da fuerzas, las miles de profesionales que se levantan con la determinación de dar lo mejor de sí mismas me dan fuerzas, la ciudadanía que se rebela porque sí contra el individualismo feroz me da fuerzas, así como las vecinas que aporrean la puerta de María si hoy no la han visto en la calle, compartir la vida con mi pareja, la amiga que me llama para saber cómo estoy o mi padre, anciano, sacando sonriente a mi perra porque mi pierna fracturada me condena al encierro.
También me da fuerzas saber que tú, al otro lado de la pantalla, sientes lo mismo que yo, así que me despido dándote las gracias y deseándote un rabioso, feliz y ¡qué demonios! esperanzador 2018.
Sign of the times (Cover Prince)
6 Comentarios
Esa es la clave, amiga, no guardar silencio y sobre todo, como muy bien apuntas, no normalizar lo que no es. Un abrazo.
¡Jjajjaja! Bueno, las leyes mordaza son tremendas… Muchas gracias por tus palabras. Afortunadamente estamos muchas personas aún que temblamos de indignación como seguro es tu caso. Un afectuoso saludo.
¡Hola, luciérnaga! Bonito nick. Verás, yo siempre escribo con un punto de incorrección, trato de incomodar, pero estoy de acuerdo contigo, por eso acabo la entrada con un "esperanzador" 2018 porque como bien dices la rabia por sí sola no produce proactividad, como tampoco la esperanza desde una perspectiva naif. Ambas son necesarias. Gracias a ti por comentar.
Olé, olé y olé…… Que el 2018 sigamos gritando lo que nos parezca injusto. Compañera yo ya no sé si va de Esperanzas de optimismoS o de que. Yo solo espero que el silencio cada vez sea menor y que todo esto Me siga pareciendo NO "normal"
África
Por fin,un ser humano con sentimientos y raciocinio,ahh perdón,que está prohibido pensar
Hola, Belén.
Ánimo con este nuevo año. La rabia está muy bien porque nos moviliza, pero creo que no es suficiente. Al igual que no es suficiente únicamente la esperanza en que 'irá bien', confiando en que algo cambiará sin que hagamos algo para que así sea.
La esperanza también ayuda a avanzar, nos da el sentido. La rabia sin esperanza resultaría vivir enfadados con el mundo, viendo cómo sucede todo desde nuestro sillón. La esperanza mueve a cambiar, porque encontramos sentido a ese cambio. Porque, seguro, no podemos permitir que tanto dolor siga siendo causado.
Gracias por compartir tus reflexiones.
Un saludo.