Esta no es una entrada sobre la problemática de la pobreza energética. Hay
gente bastante más ducha en la materia que yo abordando el tema con mucho acierto. No es una entrada sobre
la tragedia de la anciana de Reus (Tarragona), calcinada hace unos días en su vivienda por el fuego que ocasionaron las velas con las que se iluminaba.
No voy a profundizar en una tragedia vergonzosa. No voy a buscar culpables, tengo muy claro quiénes son: los sucesivos gobiernos que han entregado a las garras del capital, sí, a las garras del capital un servicio esencial que debería continuar nacionalizado y permiten (¡cómo no lo van a permitir!) que empresas inhumanas con beneficios indecentes, inmorales e indignos corten el suministro a una anciana de ochenta y tantos o a un chico de treinta y pocos, me da lo mismo.
No voy a hacer el juego a los poderes fácticos repartiendo responsabilidades entre las profesionales de servicios sociales, y es que la emoción que me invade en estos momentos es un gran alivio por no estar en la piel de estas profesionales. Y añado: Si su trabajo ha sido negligente, que se les abra un expediente y asuman sus responsabilidades, pero que no cuenten conmigo para juicios paralelos.
Tampoco creo en el concepto pobreza energética per se; simplemente no responde a la realidad. La gente no es pobre energética, es pobre, o si se prefiere, está en situación de pobreza, aunque pensándolo bien me quedo con la afirmación de que la gente es pobre porque, como escribe Martín Caparrós en su libro El Hambre: La pobreza es la imposibilidad de pensarte distinto.
La gente es pobre. Yo solo abarco dos categorías y reniego de Amartya Sen: pobre de solemnidad, es decir, cero euros o pobre disyuntiva, es decir, o como o pago la luz, o como o visto a los críos, o como o pago la hipoteca, y así sucesivamente; días y días de disyuntivas que en algunas ocasiones acaban con la decisión de tirar por la calle de enmedio y comprar una tele de plasma, total... pero entonces ya dejas de ser pobre, para convertirte en un / una irresponsable, cuánto más si esperas la visita de algún alma caritativa que venga a ayudarte ¡Qué falta les hace a muchas almas caritativas leer a Daniel Kahneman!
La gente que no puede pagar la luz es porque es pobre, punto. Esta es la perspectiva desde la que parto para exponer con rabia contenida que las medidas para combatir la pobreza energética no tienen sentido y lo peor, que estigmatizan a quienes se benefician de las mismas. Que sí, que igual hay un 0,000001% de personas que no pagan la luz porque no quieren. Que yo no haya conocido a ninguna no significa que no existan. Que vale. Me referiré, por tanto, al 99,999999% restante y obviaré las soluciones de verdad para evitar la pobreza energética, habitacional, alimenticia y todos los aborrecible subtipos postmodernos de pobreza:
A) Nacionalización de los servicios esenciales (energía, transportes y telecomunicaciones)
B) Implantación de un un sistema de ingresos mínimos (ya discutiríamos cuál)
Pobreza y exclusión social son dos conceptos parecidos, pero no iguales. La pobreza es desde mi punto de vista, monetaria, en cambio el concepto
exclusión social es multifactorial, o dicho de otro modo, en este proceso intervienen, como es sabido, otras variables. La exclusión social no debería ser el criterio que determine la aprobación de ayudas económicas para pagar la luz (o el agua) sino la pobreza ¿O qué pasa, que si eres pobre pero no estas excluido socialmente no tienes derecho a que se te ayude?
Elaborado por José Félix Tezanos, un referente de la exclusión
social en España desde la sociología.
Por lo tanto, si el criterio de aprobación de ayudas fuese exclusivamente económico (como sostengo) ¿Qué sentido tendría emitir un informe por los servicios sociales? En mi opinión ninguno. Para acreditar la carencia de ingresos no es necesaria una valoración (y por valoración entiendo diagnóstico) por parte de los servicios sociales, basta con acreditar la carencia de ingresos documentalmente como sucede con tantas otras cosas como las becas, bonos sociales, teleasistencia, etc. Asuntos estos en los que afortunadamente no intervenimos desde el trabajo social en particular y los servicios sociales en general.
Resumiendo: Aunque carecer de ingresos es comprar muchas papeletas para la rifa de la exclusión social, la pobreza, en este caso, la pobreza energética nada tiene que ver con la exclusión social, sino que es algo mucho más simple y sádico: vivimos en una sociedad perversa que no garantiza la mera supervivencia, por lo que genera cohortes de pobres.
En estos momentos realizar informes acreditando exclusiones forma parte del juego torticero del sistema, que reparte carnés de excluidos, es decir, de gente que se encuentra fuera del sistema, en forma de informes con nuestra complicidad ¿Debemos seguir haciendo los informes? Claro que sí. Es función nuestra, por desgracia y, lo más importante, hagámoslo todo, todo y todo antes de permitir que las criaturas mueran calcinadas por unas jodidas velas (el paso corto) pero con conciencia de lo que hacemos (la mirada larga), tal y como lo explicaba
Galeano cuando hablaba de la utopía...
Nuestro horizonte: Derechos y dejar de gestionar miseria, que ya está bien. Hacer informes para pagar la luz es beneficencia, seamos francos, y por supuesto no es hacer trabajo social ni debería ser cometido de los servicios sociales, acompañar a las personas en procesos de fortalecimiento de sus relaciones con el entorno y la emancipación, sí.
PD. Si a la anciana de Reus le hubiese tocado la
lotería tampoco habría podido pagar la luz ya que igual el décimo se lo había regalado previamente al hijo. Ya me entiendes.
Qué mejor canción para esta entrada que
Fragile, de Sting, tema con el que
abrió su
concierto de apertura de la sala Bataclan
de París, tras el atentado terrorista.
Fragilidad, una hermosa y aterradora palabra
para describir la condición humana en la actualidad.
11 Comentarios
Lo urgente y lo importante, muy buen aporte…Gracias a tí por leerme. Me ilusiona mucho, de verdad. Un abrazo.
Para cuando el fin de lo urgente en favor de lo importante???
Donde está el límite entre el riesgo de exclusión y la exclusión para un contrato en un asqueroso plan de inclusión social para el que ya se precisa ser pobre???
Gracias por tus aportaciones, soy fiel seguidora
Muchas gracias, Berta, es todo un honor viniendo de una profesional con tu prestigio ¡Un abrazo!
Enhorabuena por tu comentario, creia que ya te lo había dicho!!! Lo comparto totalmente. Lo difundo.
Sonrojada, te doy las gracias…
Muy grande Belén, un saludo.
¡Cueste lo que Cueste! Gracias y un cálido abrazo desde Marruecos Norte…
Muy buena entrada Belén. Y, en lo que me toca profesionalmente sigo luchando para no quedarnos solo es ser "certificadoras de pobreza" y….. empiezan las campañas de alimentos en estas fechas taaaaan señaladas…. Ahora que estoy viviendo en el norte y te leo, me viene a la cabeza eso de "de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue….."
Muchas gracias Unknown, digo Virginia…
No sé por qué sale "Unknown" si yo soy lo menos "unknown". Me gusta dar la cara siempre. Virginia Tovar
AMEN