Hola, de nuevo:
El pasado 8 de febrero describí tres casos de personas mayores con las que vengo trabajando, en una entrada titulada
No es Andalucía para viejos. Dos meses después, me ha parecido interesante traer de nuevo a nuestros protagonistas para dar a conocer la evolución de sus vidas.
El caso número 1, que titulé Fast and furious trataba sobre Pedro, un anciano que padece demencia y que deambula por Laujar poniendo en peligro su integridad física. El caso ha tomado un rumbo administrativo kafkiano: la Junta de Andalucía me ha pedido un informe sobre este caso (desconozco por qué, puesto que en teoría no tienen noticias del mismo al no haber sido derivado a esa administración). He emitido un informe explicando que no se ha realizado ninguna derivación a la Junta porque Pedro se niega siquiera a hablar con nosotros por lo que no se ha podido tramitar reconocimiento de grado de dependencia, que, como sabemos, no puede iniciarse de oficio. Todo depende, pues, de la actuación judicial en estos momentos. Si finalmente el Juez decreta el internamiento, es posible que la respuesta de la Junta es que no pueda ingresar porque no tiene reconocimiento de dependencia. Bonito bucle, ¿verdad? Pedro sigue deambulando y los vecinos están convencidos de que desde servicios sociales no estamos haciendo nada.
El caso número 2, que titulé Los lunes al sol, ha tenido un mejor desenlace. La familia, a instancia nuestra, presentó solicitud de incapacitación y la adopción de medidas cautelares, y Gádor, que ya padecía una desnutrición importante, ingresó en residencia hace unas semanas; sorprendentemente, se ha adaptado muy bien. Come mejor, ha permitido que la duchen y está tranquila e interactúa con el resto de residentes con normalidad.
El caso número 3, Atraco a las tres, me ha dejado completamente agotada y desesperanzada. Ha habido reuniones con juzgado, con guardia civil, se presentó informe tanto en juzgado como en fiscalía... El juez ha archivado la instrucción porque no considera que exista delito alguno ya que los hermanos no presentan déficits cognitivos, a pesar de lo expuesto en la Ley 6/99y la Ley de Enjuiciamiento Civil, que vienen a decir todo lo contrario. El sobrino, ante este giro de los acontecimientos, ha agravado su conducta. Para colmo, hace poco asistí a un congreso sobre personas mayores en riesgo y tuve que soportar la bronca de un juez que aprovechó su ponencia para acusar a los servicios sociales de negligencia en la denuncia de situaciones de riesgo ¡aaarrghhh!
En fin, así son las cosas y así se las hemos contado. Si alguna de las situaciones descritas tuviese algún desenlace inesperado, la traeré de nuevo al blog, con la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal muy presente. Como siempre, los datos han sido modificados hasta hacer irreconocible el caso.
Hasta la semana que viene
Gnals Barkley
Who,s gonna save my soul?
8 Comentarios
Sí, sí, es que es lo único que nos queda, la profesionalidad con dosis de testarudez… ¡Gracias a tí por comentar!
Como dicen por mi tierra, lo más importante en estos casos es no reblar. Si no podemos evitar la desprotección, al menos no hacernos cómplices de ella. Saludos Belén y gracias por compartir estas "intrahistorias" de los Servicios Sociales.
Bueno, eso es parte del lío que supone trabajar en servicios sociales de atención primaria ¡muchas gracias!
Madre mía Belen, que follón!!!! ánimo compañera!!!!
Gracias Marci por tus palabras. Efectivamente estos casos crean muchos dilemas. Un abrazo!
Es terrible Belén, y sobre todo me asusta los dilemas eticos-morales que te tiene que estar creando estos casos.( seguramente los de arriba se creen que los TS tienen piedras en el corazon y serrin en el cerebro…seran!!!) Pero por lo menos el caso nº 2 te habrá dado la pequeña gratificacion y pensaras, bueno Belen, algo es algo, menos da una piedra. Animo guapa y a seguir trabajando….
Muy cierto, en fin, me han dado ganas de colgar la canción Resistiré, del Dúo Dinámico. Un abrazote.
Qué tremendo Belén. Estas y otras cuestione me preocupan mucho últimamente, sobre todo por la sensación que se transmite a la ciudadanía de inactividad/pasividad en Servicios Sociales, cuando estamos muy atados por procedimientos y normativas que no facilitan las cosas precisamente. Mucho ánimo, compañera, seguimos en primera línea de batalla!!!