Hola, Juana:
Comienzo esta carta con fastidio por no poder utilizar tu nombre real. Son tantos años los que hemos vivido en el centro de servicios sociales que me cuesta pensar en ti con el nombre de Juana, aún así trataré de fijar tu nombre y tu cara en mi mente mientras escribo esta carta que posiblemente nunca leerás.
Aunque me encanta mi nuevo trabajo me acuerdo mucho de ti, y también de otros usuarios (¡No te enfades, que nos conocemos!) ¿Recuerdas cuando te expliqué que tú eras una usuaria? Aún me río cuando lo cuento. Tú me contestaste medio sorprendida medio ofendida ¿Y eso qué es? Yo soy Juana y soy tu amiga. Y en verdad llegaste a ser una amiga pues compartíamos preocupaciones, tuyas y mías, y tú te interesabas de verdad, como te interesas por todo el mundo, hasta por los dos perroflautas que te encontraste en la calle comiendo gusanitos del suelo. Entraste al centro con los dos ¡Qué imagen imborrable! Una gitana de taitantos años acompañada de dos jóvenes punk con perro gritando ¡Belén, dales un bocadillo o algo que están ermayaos! (cuando se marcharon me susurraste qué lástima, pero qué peste echan ¡Con lo que tú eres para la limpieza!)
Podría escribir párrafos y párrafos recordando las mil anécdotas que he vivido contigo y tus graciosísimas ocurrencias, sin embargo estoy preocupada por ti y ese es el motivo por el que te escribo. He preguntado y las compañeras dicen que ya no eres la misma. Me cuentan que no bromeas, que se te está cayendo el pelo y que ya no te cuidas tanto porque te van a echar del piso. Que esta vez va en serio. Que el asunto está en el juzgado. Que ahora no es el abuelo sino los nietos los dueños del edificio y estos no se andan con contemplaciones. Que no sabéis que vais a hacer tu Ana y tú. Que tampoco te dan la nueva renta activa por no sé qué historia de tu hija. Madre de Dios.
Me dice la compañera que me sustituye contigo que está muy pendiente de ti porque teme que hagas cualquier idiotez. Que no ves salida. Y es para estarlo, Juana. Este mundo es una mierda, muchas veces lo hemos hablado en el despacho, es verdad ¿Pero sabes una cosa? Tú haces del mundo un lugar mejor, Juana. Tú haces que el mundo sea menos mierda. El mundo te necesita y la compañera que te atiende ahora te necesita también, porque tú haces mejores a los profesionales, Juana. Que no se te olvide nunca. Por mi parte, esta que dice ser tu amiga te debe un café. Más pronto que tarde.
Un beso fuerte.
(Versión de Javier Ruibal)
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