Escuchaba el domingo a la escritora Mariana Enríquez. Decía en el programa La hora extra:Nos dicen que tenemos que reconciliarnos con el climaterio. Teóricamente, lo estás. Dices sí a las arrugas de la vida pero después te miras y ves una arruga y te vas a llorar al baño. A mi me interesa que eso sea visible entre las mujeres, que podamos hablar de esto sin la sanción de otras mujeres que te digan que no te tiene que importar tu apariencia. ¿Soy entonces una mala feminista? Tenemos que lidiar entre los diferentes tipos de mujeres que somos.
Después de la entrevista me quedé pensando en que cada día me toca lidiar con la edad y el sobrepeso. Quienes convivimos con la obesidad lo hacemos transitando cada día entre una vida real y la expectativa de una vida imaginaria en un cuerpo normativo ¿Como sería mi vida si...? Pero el hecho es que la vida real es esta y mi cuerpo es este y me toca lidiar con él.
El otro día participé junto con otras compañeras en el día mundial del trabajo social que organizó la Universidad de Almería. Al final del acto se nos pidieron consejos para el alumnado y varias compañeras aconsejaron no juzgar. Yo no me pude reprimir ―tendría que haberlo hecho― y maticé el consejo ya que opino que es uno de los mantras profesionales que va tocando desterrar. Yo pienso que es imposible no juzgar así que recomendé reconocer nuestros sesgos y lidiar con ellos. No es lo mismo.
Después del día mundial he viajado a Jaén para formar a profesionales de la Diputación. Se trata de un itinerario formativo que el Área de igualdad, políticas sociales y juventud ha puesto en marcha por segundo año. Me ha encantado participar a pesar de las limitaciones: 50 participantes y dos días de duración.
He encontrado un colectivo de profesionales con veteranía y vocación profesional que han de lidiar con unas condiciones laborales difíciles. Más o menos como yo. Por eso he tratado de ofrecer algunas ideas para lidiar con el trabajo en este contexto tan feo en el que nos desenvolvemos y transmitir una máxima: A pesar de todo, debemos intentar ser felices en nuestro trabajo.
Y es que en el fondo no se trata de lidiar con nuestro cuerpo, sino de habitarlo. Tampoco se trata de lidiar con el trabajo sino de, en la medida de nuestras posibilidades, fluir dentro de esta vorágine neoliberal porque solo nosotras, nosotros, podemos salvarnos del desánimo, del hastío. Solo nosotras podemos descubrir, mantener o recuperar la ilusión por nuestro desempeño profesional. Porque nosotros lo elegimos, porque la ciudadanía lo necesita y porque lo hacemos bien. ¡Qué coño demonios! ¡Lo hacemos muy bien!
Pues si, lo hacemos muy bien. Algo que nos sustenta creo, o por lo menos a mi me sustenta, es la Esperanza, es la capacidad de denuncia, es la capacidad de escuchar y la capacidad de intervenir en un contexto tan difícil como el que nos ha tocado y aún así, ahí seguimos estando irreductibles en las intervenciones con las personas como protagonistas. Nos lamentamos pero ¿Quién no se alegra cuando en la intervención con la persona ves como se amplia su sonrisa en medio de sus dificultades?. Yo lo viví el otro día y ahora no estoy en activo, pero ser capaz de hacer sonreir en medio de las circunstancias difíciles de una chica joven que ha experimentado lo peor de la vida, me lleno de esperanza. ¡¡ Seguimos compañeras!!
4 Comentarios
Belén,
¡Qué bonitos son los olivos! y que paciencia tienen. Cuánto saber y sabor ponen en nuestras vidas… como tú, gracias!!!
Un abrazo, amiga!
¡Gracias, preciosa!
Pues si, lo hacemos muy bien. Algo que nos sustenta creo, o por lo menos a mi me sustenta, es la Esperanza, es la capacidad de denuncia, es la capacidad de escuchar y la capacidad de intervenir en un contexto tan difícil como el que nos ha tocado y aún así, ahí seguimos estando irreductibles en las intervenciones con las personas como protagonistas. Nos lamentamos pero ¿Quién no se alegra cuando en la intervención con la persona ves como se amplia su sonrisa en medio de sus dificultades?. Yo lo viví el otro día y ahora no estoy en activo, pero ser capaz de hacer sonreir en medio de las circunstancias difíciles de una chica joven que ha experimentado lo peor de la vida, me lleno de esperanza. ¡¡ Seguimos compañeras!!
¡Claro que sí, amiga!