5 diferencias entre el trabajo social y los servicios sociales
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
15 de octubre de 2016 / 15 Comentarios
El blog de Belén Navarro
29 de diciembre de 2022 / 4 Comentarios
La Navidad nos ha traído un regalo en forma de entrevista nada más y nada menos que a Teresa Zamanillo. Es la primera de una serie documental titulada Esenciales; una iniciativa preciosa, de agradecer a sus impulsores, los chicos del Canal de lo social, porque es de justicia reconocer y preservar el testimonio de las mujeres artífices del trabajo social de este país. Ellos, junto con otros colectivos, contribuirán a hacerlo.
Teresa Zamanillo es una mujer tan importante para el trabajo social español que toda reivindicación de su figura es poca. Creo que su altura intelectual no ha sido lo suficientemente valorada en el seno de la profesión. Y como tenemos la grandísima suerte de poder disfrutarla (y por muchos años más) he aprovechado la entrevista para escribir una trilogía de entradas al hilo de sus reflexiones. He elegido para ello el famoso Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Como sabrás, Dickens narra la visita de tres fantasmas al domicilio del señor Scrooge, un rico y avariento empresario que vive obsesionado por acumular dinero. El fantasma de las navidades pasadas, el primero que se le aparece, transporta a Scroodge a su infancia.
Cuenta Teresa en la entrevista que a muchas de sus compañeras de promoción las echaron de la escuela de trabajo social por rebeldes. Las primeras mujeres estaban muy dispuestas a todo, con la familia, en la calle... Son necesarias, afirma, la rebeldía y la indignación. Esas trabajadoras sociales, al igual que el fantasma de las navidades pasadas, nos retrotraen al espíritu que nunca debió abandonar esta profesión.
Escribo estas líneas consciente de que cada época es única y que el mundo que le ha tocado vivir a las generaciones jóvenes es inhóspito. Es por ello mi única intención contribuir a trazar un camino por el que transitar y para hacerlo vienen muy a cuento las palabras de Emi Vicente en la clausura del congreso de Ciudad Real, celebrado este año. En ellas Emi hace una apasionada y valiente llamada al compromiso (puedes leer la *intervención completa aquí). Y es que sin autocrítica no es posible el avance de la profesión.
En este congreso también pudimos escuchar la volcánica intervención de Izaskun Ormaetxea y el alegato de Pedro Celiméndiz por un trabajo social irreverente. Decía Pedro:
La irreverencia como postura imprescindible para sobrevivir haciendo Trabajo Social. Ser irreverente no tiene nada que ver con ser un revolucionario o con luchar contra la opresión en la familia o las instituciones. Todo ello puede ser necesario, pero no es a eso a lo que nos referimos.
La irreverencia es más una postura derivada de un estado mental del profesional que le permite actuar liberándolo de la ilusión de control. Se trata de promover la incertidumbre, de cuestionar lo incuestionable, de atreverse a poner palabras, aclarar los silencios, no dar nada por supuesto.
Señalar las contradicciones, no ceder a las creencias compartidas, no fiarse de lo que se le pide que haga por parte del Estado, las instituciones o la entidad para la que trabaja. Vivir siempre al filo del abismo, abiertos a nuevas formas de ver e intervenir; siempre capaces de decir: «Sí, así es, pero hay otras formas de verlo».
Ser irreverentes por tanto con las normas opresoras, lo cual no significa incumplirlas, pero sí desafiarlas. Flexibilizarlas y retorcerlas para que protejan al débil.
Hago mías las palabras de Pedro (que pronto estarán disponibles en abierto) y, como homenaje a todas las trabajadoras sociales rebeldes del franquismo, envío al universo mi primer deseo para 2023: Que el trabajo social nunca deje de temblar de indignación...
¡Feliz año nuevo!
Continuará...
* Lila Damas Plasencia fue quien transcribió la intervención de Emi Vicente. Gracias, Lila.
4 Comentarios
Pues que vaya este 2023 por aquellas compañeras, las que ya no están y por las estáis contribuyendo a nuestra profesión, entre las que te incluyo Belén. Me encanta esta entrada y lo que nos inspira. Ese caminar por el borde entre lo que debe hacerse y .. lo que «debe ser» y lo que hacemos día a día para conseguirlo. En lo profesional y en lo personal. Qué ya sabemos que en Trabajo Social es una actitud y una postura ante la vida en general. Gracias una vez más Belén. Deseando leerte otra vez
Indignación, irreverencia, rebeldía contra las injusticias y la opresión … palabras que deberíamos tener siempre presentes, llevemos 5,10,15 o casi 30 años trabajando como es mi caso, aprovechando el conocimiento, la experiencia y la (supuesta) sensatez que nos dan los años para mover los marcos que limitan y oprimen. Como decia Adela Cortina ya en 1998 al hablarnos de la Etica de las profesiones «…Frente al «ethos burocrático» de quien se atiene al mínimo legal pide el «ethos profesional» la excelencia, porque su compromiso fundamental no es el que le liga a la burocracia, sino a las personas concretas, a las personas de carne y hueso, cuyo beneficio da sentido a cualquier actividad e institución social «. Que tengas un muy buen año y sigamos disfrutando de tu magnifico Blog. Apertas Belen
Ante semejante reflexión solo puedo decir amén. Qué maravilla de lectoras tengo, madreeee…
Un fuerte abrazo.
Suscribo Belén, gracias María Xose