Échame Bailey que cuando venga mi Antonio que yo me lo “via beber”
que cuando venga mi Antonio que yo me lo “via beber”
que cuando venga mi Antonio que yo me lo “via beber”
Le como la cara
te como la cara
le como su cara
le como su cara...
La cara de mi Antonio. Chiqui de Jerez
¡Qué cabeza tengo! En la entrada titulada Ética cordial dije que escribiría sobre las ganas irrefrenables que nos provocan los dos peludos del vídeo de achucharlos, de ¡Ayyyy, apretarlos hasta ahogarlos de lo adorables que son! Tan entregada estoy a la lectura del libro de Rendueles que lo olvidé. Esta entrada arregla el despiste.
Escuché en Deforme semanal ideal total, el programa que todo el mundo debería seguir, un avance científico muy curioso. Concretamente lo contaron en el episodio que dedicaron a El mal. La cosa es la siguiente: Dos psicólogas de la Universidad de Yale, Rebecca Dyer y Oriana Aragón, investigaron estos impulsos tipo apretujar a un bebé hasta ahogarlo y los denominaron agresión tierna (cute aggression).
Pero no solo investigaron la denominada agresión tierna sino el hecho de llorar de alegría, las clásicas risas en el funeral de un ser querido y un largo etcétera de emociones contradictorias a las que denominaron emociones dimorfas. Estas emociones dimorfas son un mensaje de nuestro cerebro, que busca equilibrar emociones tan intensas y abrumadora que puedan colapsarnos.
De ahí frases del tipo te como la cara, que da titulo a esta entrada. Entrada que he iniciado con un fragmento de la rumba caníbal de Chiqui de Jerez. No contenta con comerse a su Antonio pretende bebérselo también después del Baileys. Así somos los andaluces de arrebataos.
Traigo este descubrimiento científico al blog porque, como vengo repitiendo desde tiempos inmemoriales, opino que es fundamental para la profesión conocer los avances que van apareciendo en el estudio del comportamiento humano. Dichos descubrimientos ayudan, sin duda alguna, a modelar nuestras intervenciones y nuestros posicionamientos profesionales.
Posicionamientos que son producto del prejuicio en más ocasiones de las que me gustaría reconocer. En esa línea tengo pendiente la compra del libro Ruido de Daniel Kahneman y Olivier Sibony. Como siempre, lo comentaré aquí. Por el momento animo a la lectura de este tipo de ensayos, cada vez más divulgativos y me despido con Rigoberta Bandini, quien, con permiso de las achuchables y comestibles Tanxugueiras, era mi preferida para ganar el Benidorm Fest ¡Que viva el feminismo y que vivan las chicas jóvenes que pisan fuerte! ¡Rigoberta y Tanxugueiras, os como la cara!
4 Comentarios
¡Genial, Belén!
Tomamos nota! 😊.
Y que viva la terra galega… eh, jjjjaaaa
¡Gracias, maestra!