Por fin he conseguido sentarme y escribir. Sonada, como el boxeador que se tambalea en el ring, me he sentido estos días incapaz de articular palabra, de generar una reflexión, una opinión. Después, ya recuperada del mazazo, una ola de rabia me ha invadido imposibilitando, de nuevo, cualquier pensamiento racional.
¿Qué decir? Sólo me salen exabruptos, insultos, patadas. El blog no es para eso. Mejor Facebook. Aunque realmente lo que me pide el cuerpo es coger una mochila, llenarla de adoquines y darme una vuelta por los escaparates de Bankia, Mercadona y demás sociedades mafiosas disfrazadas de empresas. Pero debería reservarme algunos para la nueva y reluciente sede del PP de mi ciudad. Qué a gusto me quedaba, Virgen santa…
El blog no es para esto. Debo centrarme, enfriarme. Tú estás tan cabreada-barra-o, como yo y te sientes tan mal como yo. Tú ya sabes, como yo, las consecuencias de la sangría a la que este gobierno de vampiros está sometiendo a este país. Lo sabes igual que yo. Y sabes que esta política no es más que un saqueo, sin más.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo transformar este dolor de estómago, de tripas, de entrañas, de alma, en algo productivo? Conviviendo con compañeros de fatigas que van a ser despedidos y que ya se sienten nominados en este Gran Hermano de la existencia, con ancianas que van a perder su único apoyo o que mantienen a ocho personas, con familias que se van a la puta calle, lanzadas al vacío de la marginalidad, con personas con discapacidad condenadas a la exclusión, con inmigrantes sin derecho a atención sanitaria...
Van a acabar con todo. ¿Para qué la rabia si solo se queda en eso? ¿Qué hacer entonces?
No, no, no. Hay que ser estratega. Hay que plantar cara. Voy a calmarme (introducimos música oriental tipo película Tigre y Dragón para ponernos en situación):
Sun Tzu, venerable escritor de
El Arte de la Guerra sabiamente aconseja: Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede. Muchas menos oportunidades de victoria tendrá aquel que no realiza cálculos en absoluto. Resumiendo, conocer al enemigo.
Pero yo, Belén san, añado: "Primero, pequeño saltamontes, has de IDENTIFICAR al enemigo. Y yo te pregunto, pequeño saltamontes ¿Quién es el enemigo? ¿Los sindicatos, los funcionarios, los autónomos, los parados? No, pequeño saltamontes, el enemigo lo constituye esa humareda difusa que llamamos el Poder, o si lo prefieres (yo sí): el Capital. ¡Tranquilo, pequeño saltamontes, si te acercas lo suficiente los puedes identificar, realmente son muy pocos y ya les estamos poniendo caras!"
Una vez que los tenemos debidamente identificados, lo que procede es conocer cómo actúan.
Noam Chomsky (hay que leer cosas de este hombre, eh)
, nos puede ayudar en esto. Él, consciente de cómo el capital nos maneja a través de los medios, elaboró una lista de las
“10 Estrategias de Manipulación”,
pincha aquí para analizarlas detenidamente, aunque también se encuentran en el gráfico adjunto:
Fuente:
http://disenosocial.org/las-10-estrategias-de-manipulacion-mediatica/
A mí este gráfico me resulta muy ilustrativo y se me ha ocurrido sugerir las
diez estrategias contra la manipulación mediática. Aquí van (en cursiva entrecomilladas las citas textuales del enlace web):
1. La estrategia de la concentración VS la estrategia de la distracción: La estrategia de la distracción, según el artículo citado, consiste en "desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes".
La estrategia de la concentración persigue, en primer lugar, centrar nuestra atención hacia los problemas que son realmente importantes. Para tener una opinión distinta a la impuesta debemos buscar medios de comunicación alternativos a las grandes corporaciones de comunicación. Una vez que estamos adecuadamente informados, los ciudadanos debemos generar corrientes de opínión alternativa.
Y un detalle. Prestar atención a lo realmente importante no significa que no podamos involucrarnos en asuntos insignificantes. No es incompatible estar indignada y movilizada contra los recortes y alegrarse por el triunfo de la selección española; es más, creo que posicionarse contra este tipo de cosas es perjudicial porque divide a la ciudadanía.
2. La estrategia de la solución alternativa VS crear problemas y después ofrecer soluciones. O el llamado "problema-reacción-solución".
Por ejemplo, crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. Los profesionales gozamos de la autoridad académica suficiente como para producir un discurso alternativo en los diferentes foros sociales, políticos, en la calle, en la red...Un ejemplo de ello son las propuestas de la Asociación de Gerentes, todo un referente.
3. Mantener los ojos abiertos VS la estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Por eso es tan importante no dejar pasar sin más los primeros atisbos de retroceso social; me viene a la cabeza la primera huelga que se le ha hecho a este gobierno en la que compañeros míos argumentaban no ir "por ser demasiado pronto". Debemos, por tanto, estar atentos a las medidas para responder con argumentos y con movilización, en este sentido también es fundamental estar organizados para salir a la calle.
4. Anticipar las consecuencias VS la estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura.Pues bien, habrá que anticipar las consecuencias futuras de la medida, por ejemplo, ¿qué consecuencias futuras tiene para la salud pública dejar a miles de personas sin atención sanitaria?
5. Apelar al sentido común VS dirigirse al público como criaturas de poca edad. Esta "técnica" es muy utilizada por la clase política y también en publicidad. Apelar al sentido común del ciudadano es una buena herramienta para devolverlo a su estado "natural", yo lo hago con mucha frecuencia tanto con mis clientes como en mi vida fuera del trabajo.
6. Devolver el sentido crítico VS utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.Como profesionales es nuestro deber ofrecer una visión crítica y transformadora. Como ciudadanos tenemos el deber moral de trasladar los debates a la racionalidad y no a las "tripas". Hay que tener siempre el empoderamiento en el horizonte.
7. Promover procesos de empoderamiento VS mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores”. No voy a descubrir la importancia de la formación académica, esto es evidente. También lo es que si los ciudadanos conocen la realidad actual y los derechos que los protegen tendrán una mayor capacidad de crítica.
8. Fomentar una cultura sin esnobismos VS estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
Y si, además, los autodenominados "culturetas" nos dedicamos a reirnos del "yo soy español español español", la brecha entre grupos sociales se agiganta (ver estrategia 1). Me parece fundamental el acceso a la cultura gradual y sin esnobismos (recuerdo con nostalgia mi etapa de enganche a la telenovela Topacio y las caras de mis amigos...). Es preferible que la gente lea El Código Da Vinci a que no lea un solo libro al año. La cuestión no está en prohibir los programas basura, la cuestión es ofrecer productos culturales alternativos y atractivos.
9. Ofrecer una visión "macro" VS reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!
Esta maniobra rastrera, por desgracia, es muy común observarla en el ámbito de los servicios sociales. Y peor aún es escucharla de boca de profesionales, esto me parece intolerable. Debemos, por tanto, ampliar la mirada y analizar desde criterios "macro" las causas de la desigualdad y de la exclusión.
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Nosotros deberíamos incorporar los ingentes conocimientos que han producido otras ciencias a la nuestra para analizar los cambios sociales y mejorar (otra vez) los procesos de empoderamiento de la ciudadanía.
Estas ideas sólo son eso, ideas en formato borrador que te pueden servir como elemento de reflexión. Pero tras la reflexión no puede venir el sillón, tiene que venir la movilización, la marea naranja te espera, a ver si somos millón y paramos los pies a este c...
Hasta la semana que viene.
PD. Servicios Sociales Comunitarios de Diputación de Almería: Ayudas Económicas + SAD prestación básica PARALIZADAS. Continuamos para bingo...
¿Tú que opinas?