En esta entrada, mi número cien, quería tratar un tema del que se habla mucho en el ámbito de lo social pero sobre el que en mi opinión se profundiza poco:
¿de qué hablamos cuando hablamos de exclusión social?
Pero teniendo en cuenta el calor que se ha metido, que es mi entrada número 100 y lo jarticos que estamos todos de soportar malas noticias, he decidido posponer este tema y abordar otro tema que me apetecía mucho tratar desde hace tiempo:
las anécdotas en los servicios sociales. ¿Qué profesional de los servicios sociales no tiene anécdotas que contar?
En otra entrada, que puedes leer
aquí, hablaba de lo importante que es el humor en el desempeño profesional, al menos en mi caso.
La sonrisa e incluso la carcajada son magníficos lubricantes de la relación de ayuda; es más, sin esos momentos tipo: "haced algo con mi madre, que tiene hidrógenes", yo habría fenecido hace muchos años abrasada por el fuego demoníaco del burn out, cual ninot fallero.
Aunque suene a topicazo, suelo reirme muchísimo en las intervenciones con los clientes, pero no de los clientes. La prueba de ello es que en mis quince años de ejercicio en servicios sociales comunitarios nunca he tenido ningún problema por chotearme de alguien, entre otras cosas porque
trato de fomentar que también ellos puedan reirse de alguna de mis salidas.
Aquí van algunas de las muchas anécdotas que he vivido, comenzando por una que me sucedió justo ayer:
Servicio de información.
Una anciana viene, acompañada de su vecina, a preguntar por el servicio de teleasistencia porque se lo han retirado, como todos sabemos, gracias a nuestros amigos los Gaviotos.
- Usuaria (enfurecida): ¿Por qué tengo que pagar ahora 10,80 € al mes si antes no pagaba náaa?
- Yo: ¡Paquita si ya se lo he explicado varias veces, mujer, porque el gobierno, el ministerio, ha quitado la teleasistencia y solo puede usted pedir la de la Junta de Andalucía, que hay que pagar!
- Usuaria: ¡Pues arréglamelo tú para que no pague!
- Vecina: ¡Paquita, no seas más pesá con la asistenta que ella no tiene la culpa! ¿es que no sabes que eso es por culpa de los "barómetros"? (Si no lo pillas, al final está la solución)
En mi primer contrato de servicios sociales comunitarios tuve a una compañera con la que desistí de hacer visitas conjuntas porque no podíamos contener la carcajada, como por ejemplo,
en esta visita:
Barrio de viviendas sociales, de planta baja, sin número en la puerta. Vamos preguntando por una señora cuyo nombre podría ser Carmen Fernández Martínez. Llegamos a la puerta de la que creemos que es su casa y encontramos a un hombre de mediana edad subido en una moto "mobylette" con el motor apagado. La puerta está abierta.
- Mi compañera: ¡Buen hombre ¿vive usted aquí?!
- Hombre: Sí.
- Mi compañera: ¿Vive aquí Carmen Fernández Martínez?
- Hombre: No lo sé. (Se gira hacia el interior de la vivienda y vocifera: NIÑAAAA ¿VIVE AQUÍ CARMEN FERNÁNDEZ MARTÍNEZ?
- Una voz desde el interior de la vivienda le contesta, también vociferando: ¡PAAAAAAAAAPA SI ES LA MAAAAAAAAAMA!
Verídico.
Mostrador del centro de servicios sociales. Conversación de una usuaria con la conserje: "a mis niños no les faltará de nada mientras yo esté de cuerpo presente".
Tengo una usuaria a la que quiero muchísimo y con la que me río mucho porque tiene mucha gracia y muy buena sombra, que decimos por aquí. Es una mujer gitana, de mediana edad, con muy pocos estudios pero
con una inteligencia emocional que ya quisiera Daniel Coleman. Me dice un día:
¡Belén, yo ya estoy jarta de buscar trabajo y de venir aquí! ¡Tu búscame una paga y ya verás como ya no vengo más a molestarte!
Le contesto: ¡Antonia, pero si no estás "mala"!, ¿cómo te voy a buscar una paga, jamía?
Me dice indignada: ¿que no estoy mala?¿y la celulitis que tengo, qué?
Yo, riéndome, le replico: ¡Anda ya, Antonia, yo también tengo mucha celulitis y todos los días vengo a trabajar!
Me mira muy sorprendida y me dice, con mala baba: Pues yo no te veo en invierno como a mí, con la cara hinchá que no puedo ni respirar de los mocos que tengo dentro...
(Después me dijo que también tenía "gominolas").
Esta mujer, como digo, es un punto filipino.
No se sabe su DNI por pura vagancia y a mí, en un arrebato educativo, se me ocurre increparle: ¡Antonia, no puede ser que yo me sepa tu DNI (me lo sé. Patético) y tú no!¡No te atiendo más hasta que te lo aprendas!
Al poco tiempo, pide cita y antes de nada, me mira muy seria y me dice su DNI de corrido. Yo le respondo ¡mú bien Antonia! ahí, paternalista que lo flipas, dándolo todo.. Ella continúa seria, saca un cubo de rubik del bolso, me lo pone delante y va y me suelta ¡vamos, haz el rompecabezas, venga!. Yo me quedo muy extrañada y le pregunto ¿y esto...?
Y me responde: ¿No pensarías que iba a ser yo la única que tenía que hacer un esfuerzo, eh? Hale, caliéntate tú la cabeza como me la he calentao yo...
Trabajar en servicios sociales no tiene precio. Para todo lo demás...
Hasta la semana que viene
PD:
Hidrógenes es Diógenes.
Barometro es baremo.
Celulitis es sinusitis.
Gominolas es triglicéridos.
Zofalito es sofá pequeño.
Antonia... Antonia es única.
9 Comentarios
Todos sois geniales. Felicidades Belém. Un blog estupendo para darle un poco de sentido del humor al trabajo.
Teresa
Muy buena tu entrada.
Mira esto que nos pasó ne drogas.
Tienes que ir a pedir los análisis a tu médico de cabecera.
Pero si yo de la cabeza estoy bien, yo lo que tengo es lo de las drogas.
Un besico Quique
Jo Belen, como me he reido con tu entrada, la verdad es que si no ponemos humor y más en nuestro trabajo que me maten ahora mismo.
En mi centro de trabajo, apuntabamos aquello que durante la semana nos hacía reir en nuestra intervención diaria y hasta lo comentábamos en la reunión semanal pero aquella época acabo y ahora las reuniones se traducen a 1 o 2 al mes y en un tiempo comprimido tenemos que hablar de temas urgentes sin tiempo para alguna risotada.
Por hacer algún comentario decir que hay usuarios que nos dicen que les tramitemos la "independencia" esa de la que no paran de hablar en las noticias.
O "la mariagüisa que es mi asistenta social es la que me gusta".
En fin, al mal tiempo buena cara y con humor y cariño todo será menos cuesta arriba.
Belén… tú sí que eres única.
Yo creo que todos tenemos alguna "palabreja" que nos hace mordernos la lengua para no reirnos cuando estamos atendiendo, una de las últimas que me han dicho: "…ya sabes que mi niño, el que está malo, necesita pañales porque no controla el filtro" (esfinter)..jejej
que grandeeee y que arte
¿Qué te parece pedir hablar con la asistenta solar para hablar de tu pareja semental? (con todo el cariño).
Esta entrada solo me provoca un comentario jajajajajajajajajaja, yo también tengo para completar diccionario: por estos lares el empadronamiento es "empatronamiento", y la dependencia es "independencia", y así hasta no parar
Bueno , Andalucía es única para eso…
Tener a tu madre "empotrada" en la cama.(en vez de postrada)
tener que sacar el certificado de "encabronamiento" (en vez de empadronamiento).
Mirar lo reglamentado en el BORJA (en vez del B.O.J.A)
Los "lerus" en vez de los euros…
etc,etc,etc…