Estimada Susana:
Me dirijo a tí en calidad de militante de Izquierda Unida, Los Verdes, Convocatoria por Andalucía, para darte las gracias por romper el pacto de gobierno y convocar un adelanto electoral. Me permito tutearte porque me da que te agrada y porque eres la presidenta de todas las andaluzas y de todos los andaluces, y por ende, la mía.
Es más, se podría afirmar sin pudor que tú misma eres Andalucía, a tenor de tus reacciones cuando se critica esta tierra nuestra. Bueno, realmente es más tuya que mía ya que Almería casi que ni se merece ser andaluza: votamos NO al referéndum, no bailamos sevillanas, nuestro río está seco, no comemos picos y además carecemos de ese acento andaluz ¡tan gracioso! con sus haches aspiradas. Un acento juntadeandalucía que con gran esfuerzo imitan algunos paisanos míos de tu partido. Es normal que le pongan empeño, a ver si así consiguen que alguna vez nombres para Sevilla a alguien de por aquí. Reconocerás, Susana, que te gusta tanto nombrar consejeros de Almería como que te metan un dedo en el ojo. A los hechos me remito.
Como te decía, te agradezco que hayas roto el pacto de gobierno, un pacto que ha sido lo mejor que le ha pasado a Andalucía y lo peor que le ha pasado a Izquierda Unida. El tiempo me dará la razón, aunque pensándolo bien, quizá no, y es que es imposible saber qué hubiéseis hecho en el gobierno sin nosotros, por más que le preguntemos a las miles de personas a las que hemos evitado que echen de su vivienda, a las familias que hubiesen podido sacar a sus muertos de las fosas comunes, o a las personas transgénero que han visto protegida su dignidad. Mejor habría que preguntarle a la familia Botín, que creo que estaban encantados con nuestro proyecto de banca pública.
Cuando llegó el momento de votar en referéndum sobre el pacto, yo opté por el sí. Lo hice porque por nada del mundo quería que el Partido Popular pusiese sus garras sobre esta tierra y lo hice pensando en que si se os votaba para formar gobierno en minoría, no tardaríais en pactar con el PP para seguir haciendo políticas económicas neoliberales y tapando la podredumbre, que para ello no tienen reparo estos últimos. No parece que estuviese muy equivocada teniendo en cuenta que a los cinco minutos de romper el pacto pactaste con ellos el blindaje de la cámara de cuentas, no fuese que a los rojos nos diera por continuar investigando la trama de corrupción de los cursos de formación, que, precisamente investigábamos a través de ese organismo ¡qué coincidencia!
Creía también, ilusa de mí, que nuestra organización podría forzar un giro a la izquierda de tu partido. Dios sabe que lo intentamos. En nuestras consejerías no podías frenar la acción de gobierno: desmantelamos el chiringuito de EPSA, sacamos un Plan de Construcción Sostenible (que no has dudado en presentar como propio), turismo sostenible, memoria histórica, Algarrobicos y mucho más, pero en el resto cada ley, cada decreto, cada orden, venía precedida de una ardua negociación, en muchas ocasiones, inútil. No hablo de oídas. El anteproyecto de ley de servicios sociales ha supuesto un infierno administrativo y político: 13 borradores, reuniones y más reuniones, negociaciones de nuestros parlamentarios, consultas a los colectivos implicados y trabajo nocturno (literal) elaborando enmiendas y propuestas, todo ello para encontrarnos en el punto de partida: negativa absoluta a frenar en seco la iniciativa privada, es decir, la mercantilización de los servicios sociales y negativa absoluta a desmantelar la agencia, dos líneas rojas que desde mi organización habíamos marcado.
Llegó la hora de negociar la Ley de Renta Básica: nosotros dábamos por sentado que no podríamos conseguir una renta básica pura pero luchábamos con denuedo para sacar a la calle una ley de garantía de ingresos mínimos como derecho subjetivo, una ley que es agua en el desierto. Ya sabes lo que ocurrió: negativa ante la consideración de derecho subjetivo (de tal forma que las personas pudiesen exigir este derecho en un juzgado). Para este viaje no hacían falta alforjas, te contestaron mis compañeros ante este nuevo portazo. Portazos estos que nos obligaron a darte un ultimátum: o el pacto de gobierno avanzaba a más velocidad o nos íbamos. Qué poco te gusta que te marquen el paso, Susana.
Luchábamos, entre otros muchos frentes, por sacar adelante una ley de servicios sociales y de renta básica decentes, pero había quien en la calle y en las redes sociales enarbolaba el consabido ¡casta, sillones! ¡Sillones, Susana, con tres en Almería, que han ocupado compañeros que ya tenían empleo estable! Compañeras y compañeros cuyo trabajo en las consejerías pasaba de largo mientras se nos acusaba de no conseguir el ansiado giro a la izquierda. Te confesaré que algunos días ni siquiera entraba en facebook para no soportar la bronca del troll o hater de turno.
Así las cosas, Susana, como trabajadora social y como persona me echo a temblar por esta ruptura. Como militante de IU me siento aliviada y te agradezco la patada: me has evitado muchas horas de trabajo nocturno, muchas discusiones en la red, mucha lucha en la calle y mucha reflexión en días de insomnio; tiene razón Antonio Maíllo, no eres de fiar. Me queda, eso sí, la satisfacción del trabajo bien hecho en nuestras consejerías y la certeza de habernos dejado el alma en el camino por Andalucía. Tú has hecho lo peor para Andalucía y lo mejor para tí misma. Nosotros, en cambio hemos hecho lo mejor para Andalucía, aunque no fuese lo mejor para Izquierda Unida. Muchas andaluzas y andaluces lo saben. Mis compañeros, mis compañeras y yo lo sabemos. Con eso nos basta.
PD.: La izquierda es feminista, Susana (muy mal Tsipras) pero la izquierda también es laica y republicana. No te pongas trajes que te quedan grandes.
4 Comentarios
Ni te imaginas, Eladio, Susana Díaz representa la parte del PSOE que nunca debió liderar el partido, es tremenda. Un abrazo.
Entradas así son necesarias por muchas razones, Belén, pero entre otras, supongo que te habrás quedado a gusto, y por eso te doy la enhorabuena y las gracias.
La política es muchas veces contradictoria e incomprensible, te lo digo sin militar en ningún partido pero con mi ideología de izquierdas bastante clara. En Castilla y León tenemos una ley de Renta Garantizada de Ciudadanía, que no es una renta básica pura, ni de lejos, pero que sí se reconoce como derecho subjetivo y por lo tanto, se puede reclamar en un juzgado. La parte negativa es que en la práctica se ponen muchas trabas y dificultades al disfrute de ese derecho. Esta ley es del Partido Popular, curioso ¿verdad? Más decepcionante me parece que el PSOE no sea capaz de sacar adelante una ley que como mínimo reconozca ese derecho en una comunidad en la que gobierna desde siempre.
Sí, lo de Susana es pura decepción.
Un abrazo, compañera!! Salud y república!!
¡Gracias!
Has sacado músculo, hacia tiempo que no leía algo con tanta fuerza