En esto de los servicios sociales y el trabajo social estamos tan escasos de buenas noticias que cuando se producen casi que ni reparamos en ellas. El nombramiento de trabajadores sociales como altos cargos en gobiernos locales o autonómicos es, creo, una buena noticia. En esta nueva legislatura han aterrizado en puestos de responsabilidad autonómica varios compañeros y compañeras: Joaquín Santos, Gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Mercè Martínez Llopis, Directora General de Servicios Sociales y Autonomía de la Generalitat Valenciana o Carmen Núñez Cumplido, Directora General de Políticas Sociales, Infancia y Familia en la Junta de Extremadura. En Andalucía ya fue nombrada Consejera en la anterior legislatura María José Sánchez Rubio, quien a su vez nombró Director de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia a Manuel Martínez Domene y Secretaria General de Políticas Sociales a Ana María Rey.
A estas alturas está de más explicar la importancia que tiene la presencia de trabajadores sociales en puestos de responsabilidad política, tanto para nuestro colectivo como para los propios partidos, pero sobre todo para la ciudadanía. Aunque no soy de las que creen en la tecnificación de la política, es innegable que no es lo mismo gestionar una consejería de políticas sociales siendo abogada que trabajadora social. Digo esto con tristeza porque si los partidos políticos integrasen en su ADN líneas ideológicas claras y meridianas en materia de política social que se viesen concretadas en los programas electorales, la profesión de quien tiene que hacer realidad estos programas no tendría tanta relevancia. Y líneas programáticas claras en materia de política social no las tiene ningún partido político de este país. Ninguno. Recordemos como ejemplo la perla de Zapatero: bajar impuestos es de izquierdas.
Sea como fuere, es una buena noticia la progresiva incorporación de compañeras y compañeros a la gestión pública, máxime en un momento, el actual, en que todo lo que huele a política es señal de corrupción y arribismo. Es por ello que será muy positivo que estos compañeros y compañeras cuenten con el apoyo de la profesión, independientemente de las críticas que puedan recibir por su gestión política, que, como es normal, las habrá y ellos tendrán que asumirlas con la actitud reflexiva y demócrata que seguro les avala.
En esa línea, considero fundamental que la implicación política y colegial respectivamente estén absolutamente separadas. En mi opinión, los colegios profesionales (no solo los de trabajo social) durante un tiempo han estado excesivamente politizados y esa politización ha mermado su capacidad de reivindicación, contribuyendo así a generar(se) un cierto descrédito acerca de su papel. Hay que instaurar también la separación de poderes, por así decirlo, en el ámbito del trabajo social y los presuntos implicados en política debemos mantenernos en un discreto segundo plano colegial, por ética y estética, durante nuestra etapa política activa.
Hay que decir, en descargo de quienes han desempeñado ambas responsabilidades, que no siempre hay o ha habido personas dispuestas a asumir cargas colegiales. En nuestra profesión parece no haber término medio: o estamos en veinte fregados a la vez o no se nos ve el pelo fuera del trabajo. Afortunadamente hoy día hay muchas maneras de participar en la vida pública, sea esta política, colegial o de otra índole, por lo que insisto en animar a las compañeras y compañeros a que se impliquen allá donde se encuentren más cómodos, porque hoy más que nunca es necesario (aquí he intentado por todos los medios meter uno de los chistes de Amanece que no es Poco, pero no ha habido forma).
Por último, quiero pedir disculpas si me he olvidado de alguien que también haya sido nombrado recientemente y desear a las personas que han sido nombradas la mayor de las suertes. Sois unos valientes. Seguro que vuestros territorios lo agradecerán.
3 Comentarios
Muchas Gracias!
Que buen post. Amo como escribes. Saludos desde Venezuela
Muy bueno este post amencista
¿Me respatarás cuña?
– ¿Cómo?
Dejate, dejate, que una trabajadora social en la cama, es una trabajadora social